El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (dcha.) y el primer ministro japonés, Shinzo Abe (izq.)
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (dcha.) y el primer ministro japonés, Shinzo Abe (izq.) - AFP

La UE y Japón lanzan un claro mensaje contra el cerrojazo proteccionista de Trump

La liberalización de sus intercambios comerciales, ventana de oportunidad para las empresas españolas

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El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, lo explicó con todas las letras al presentar este jueves el acuerdo de principio para liberalizar los intercambios comerciales entre la Unión Europea y Japón: "Aunque algunos están diciendo que el tiempo del aislamiento y la atomización está regresando, nosotros demostramos que este no es el caso. El mundo no necesita retroceder cien años en el tiempo. Todo lo contrario." Para la Unión Europea el acuerdo comercial con Japón, la tercera economía del mundo, representa el símbolo de que ni siquiera las reticencias y el cambio de rumbo de Estados Unidos van a poder cambiar su determinación para llevar adelante esa política de liberalización comercial en el mundo. El primer ministro de Japón Shinzo Abe dijo en Bruselas al referirse al futuro acuerdo con la UE que significará la creación de "la zona económica libre más avanzada, moderna e industrializada del mundo".

En la Dirección General de Comercio de la Comisión Europea, el español Ignacio García Bercero es el encargado de mantener la llama del que debía haber sido el mayor tratado comercial de la historia, que habría creado la zona de libre comercio que incluía a la mitad de la riqueza mundial sumando a Europa y a Estados Unidos. Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la idea de este tratado transatlantico se ha desvanecido, así que para la UE es vital mantener la inercia de la liberalización del comercio mundial, incluso en contra de la actual opinión de Washington. La estrategia política adoptada por la Comisión de Jean-Claude Juncker fue desde un principio no lamentarse por la oportunidad perdida para firmar el célebre TTIP (Asociación Transatlántica de Comercio de Inversiones) y lanzarse a la tarea de ocupar el especio que deja Estados Unidos en el mundo.

La primera etapa fue el tratado con Canadá (el CETA), que dejó un sabor agridulce porque la izquierda europea se dejó seducir por la propaganda antisistema. El acuerdo con Japón es la gran ocasión para retomar el rumbo y con mas razón anunciarlo en vísperas de la reunión del G-20 en Hamburgo.

Por ahora y aunque los detalles del acuerdo no se han acabado de perfilar por razones de tiempo, Tokio y Bruselas tenían prisa por anunciar cuanto antes que el tratado va en serio. En líneras generales, el núcleo del acuerdo afectará sobre todo a la industria del automóvil japonesa y a la agricultura europea. Está previsto que la UE elimine un arancel del 10% sobre los coches fabricados en Japón, paulatinamente a lo largo de un período de siete años, aunque las piezas y componentes se liberalizarán aún más rapidamente. Los grandes constructores de automóviles japoneses como Toyota y Honda se quejan de que ese arancel les mantiene en Europa en una cuota de mercado menor que en otros mercados importantes como Estados Unidos, pero la UE se reservará el derecho a reimplantar barreras si la industria japonesa aumentase de forma abrupta su presencia en el mercado europeo.

A cambio, se espera que los japoneses reduzcan los aranceles sobre productos alimenticios europeos, los quesos por ejemplo, aunque está por ver si podrán mantener al mismo tiempo sus intrincadas regulaciones sobre productos alimenticios de origen lácteo. Los vinos serán también un sector especialmente beneficiado por este acuerdo que servirá para extender la protección a numerosas denominaciones de origen europeas. Además, se abrirán las posibilidades de que las empresas europeas puedan pujar por los grandes contratos públicos del Gobierno japonés, una medida que podría beneficiar a los fabricantes de tren como Siemens y Alstom.

Conicidendo con el acuerdo de principio entre la UE y Japón, una delegación de la patronal nipona, Nippon Keidanren, visitaba esta semana nuestro país para participar en encuentro con su homóloga española y mantener reuniones con varias instituciones. En las conversaciones entre ambas patronales estuvo muy presente la ventana de oportunidad que el acuerdo podría abrir a las empresas españolas. "Su conclusión tendría implicaciones positivas para nuestras empresas, ya que mejoraría sus condiciones de acceso al mercado japonés. No olvidemos que este acuerdo no sólo supondrála eliminación de la mayoría de los aranceles, sino la incorporación de disposiciones relativas a las barreras no arancelarias, la cooperación regulatoria, las inversiones, los servicios y la contratación pública", asegura Joaquín Gay de Montellá, vicepresidente de CEOE.

Lo cierto es que hay mucho margen de mejora en la relacion comercial entre España y Japón. El número de empresas españolas exportadoras de mercancías a Japón en 2016 fue de 7.011. España es para Japón el sexto suministrador entre los países de la UE y nuestras ventas representaron el 0,61% de las importaciones niponas. Para España, Japón ocupó el puesto 16 como cliente, con una cuota del 0,95%.

Las barreras culturales, la sobrerregulación y la distancia geográfica han provocado que Japón nunca haya sido un destino preferente para nuestras empresas. La situación puede cambiar ahora. "Debemos destacar que nuestra presencia limitada en Japón puede extrapolarse al resto de los países asiáticos. En todo caso, es nuestro segundo socio comercial más importante en Asia, excluyendo a Oriente Medio. La conclusión de un acuerdo mejoraría las condiciones de acceso de nuestras empresas a Japón e incrementaría las posibilidades de realizar proyectos conjuntos en terceros países. Por otro lado, el país, por su avanzada infraestructura científica y tecnológica así como el alto nivel de formación de su población, representa un buen destino para la implantación de centros de I+D y la cooperación científica y tecnológica", explica Gay de Montellá

España solo ocupa el puesto 30 en términos de stock entre los destinos de la IED japonesa. Parece una posición muy lejana del potencial entre ambos países. El vicepresidente de la CEOE encuentra razones de diversa naturaleza para explicar esta realidad. "Entre ellas, podríamos destacar las geográficas, tecnológicas, de formación y los costes. Por otro lado, la imagen de nuestro país se ha deteriorado como resultado de la crisis acaecida en los últimos años. No obstante ello, las inversiones parecen recuperarse desde 2013 y 2014 y los inversores japoneses empiezan de nuevo a percibir las ventajas competitivas de nuestro país"·

Gay de Montellá cree que la decisión estadounidense de no ratificar el TTP puede considerarse como uno de los aspectos que ha acelerado la negociación entre la UE y Japón. A falta de numerosos detalles técnicos, la declaración política anunciando la conclusión de las negociaciones "es un claro mensaje a favor del libre comercio, basado en reglas compartidas y en contra del proteccionismo".

El acuerdo UE-Japón todavía tiene un largo camino hacia su ratificación, pero está diseñado para marcar el diseño del futuro de la economía mundial. Con o sin Estados Unidos.

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