Imagen de la sede de Caixa Geral en Lisboa
Imagen de la sede de Caixa Geral en Lisboa - REUTERS

Terremoto en Caixa Geral de Depósitos: dimiten el presidente y seis administradores

Tan sólo tres meses después de acceder al cargo, António Domingues deja su cargo con la entidad envuelta en la polémica

LISBOA Actualizado: Guardar
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La crisis de Caixa Geral de Depósitos (CGD), primer banco portugués, se ha convertido en una olla a presión que ha terminado por estallar. El nuevo presidente de la entidad pública, que precisa una recapitalización de 4.600 millones de euros, ha dimitido sólo tres meses después de acceder al cargo.

La salida de António Domingues ha arrastrado a otros seis administradores, incluido el único español presente, Ángel Corcóstegui, un histórico de la época del BBV y el Central Hispanoamericano, además de fundador del fondo lusoespañol de capital riesgo Magnum Capital.

Los acontecimientos se precipitaron el pasado viernes, cuando la Asamblea de la República aprobó una ley que obligará desde el 1 de enero a que todos los integrantes del Consejo de Administración de Caixa Geral presenten ante el Tribunal Constitucional sus declaraciones a Hacienda.

Domingues asumió las riendas de la maltrecha firma tras ejercer la misma posición en el privado Banco Portugués de Inversiones (BPI) y ser elegido por el Gobierno socialista de António Costa y el presidente de la República, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, para reflotar la antigua caja de ahorros bandera al otro lado de la frontera.

Se da la circunstancia de que la alteración de la normativa que ha desembocado en su marcha fue aprobada con los votos de los socialdemócratas, el CDS y el Bloco de Esquerda, mientras que el Partido Socialista y los comunistas se pronunciaron en contra. Por tanto, el hecho se interpreta como una victoria del líder de la oposición, el ex primer ministro Pedro Passos Coelho, al tiempo que el ex presidente de la entidad reconoce que dejó de sentirse respaldado por el Ejecutivo.

La situación de António Domingues comenzó a tornarse muy difícil desde que se hizo público, a finales de octubre, el alto sueldo que iba a percibir: 30.000 euros al mes, el doble de lo que cobraba su antecesor. La ola de polémica e indignación no tardó en explotar en Portugal, y de ahí se pasó a la ofensiva para aclarar sus emolumentos.

Además, ha trascendido que Domingues inició las negociaciones con Bruselas para la recapitalización de CGD cuando todavía encabezaba la cúpula del BPI. Con este panorama, no resulta nada extraño que el proceso de recapitalización de Caixa Geral se encuentre en vía muerta. Se trata de un asunto clave para el futuro económico del país vecino.

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