Vestager, esta semana en Bruselas durante el anuncio del bloqueo de la venta de O2
Vestager, esta semana en Bruselas durante el anuncio del bloqueo de la venta de O2 - REUTERS

Las «telecos», limitadas para crecer y obligadas a invertir

La experiencia de cliente y la oferta digital son los nichos de futuro de un sector que deberá medirse con gigantes como Google o Facebook

Vetos como el que Bruselas ha impuesto a la venta de 02 dificultan la concentración de una industria que necesita tamaño para innovar 

MADRID Actualizado: Guardar
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Las telecomunicaciones atraviesan una etapa complicada. La Comisión Europea, a través de la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, vigila muy de cerca que las empresas de este sector no se hagan muy grandes en ningún mercado, como hemos visto esta semana con la prohibición de la venta de O2 por parte de Telefónica a la china Hutchison en Reino Unido. Y, por otra parte, tienen que seguir invirtiendo para desarrollar la tecnología 4G y 5G, de modo que se puedan atender a medio plazo las crecientes necesidades de red de alta calidad que tiene la sociedad.

La realidad es que decisiones como la de esta semana, que es un tiro en la línea de flotación de empresas que querían unir sus fuerzas para poder competir mejor en un mercado cada vez más global, pone en riesgo las inversiones de estas compañías y, a su vez, las debilita a la hora de competir con gigantes americanos y asiáticos del sector, con legislaciones más laxas en materia de concentraciones, en un mundo cada vez más globalizado y digital.

«Habría tenido como consecuencias precios más elevados de la telefonía móvil en el Reino Unidoy menos posibilidades de elección para los consumidores»

Pese a ser consciente de los riesgos, el argumentario de Bruselas ha sido claro. Asegura que si hubiera autorizado la operación en Reino Unido los operadores de redes móviles se habrían reducido a dos (Vodafone y Everything Everywhee de British Telecom) para competir con la entidad resultante de la fusión entre Hutchison y O2, o lo que es lo mismo, de cuatro operadores se hubiera pasado a tres. Y, además, «habría tenido como consecuencia precios más elevados de la telefonía móvil en Reino Unido y menos posibilidades de elección para los consumidores, al tiempo que habría obstaculizado el desarrollo de la infraestructura de redes móviles».

Este nuevo escenario se produce además en un momento en que está inmerso en un cambio radical de su negocio, derivado del declive de los servicios de voz, el menor crecimiento de los servicios de banda ancha fija y móvil y la necesidad de ofrecer servicios adyacentes de valor así como contenidos «premium».

Concentraciones

Algunos expertos consideran que, precisamente, fruto de esta imperiosa necesidad de invertir, son más importantes que nunca concentraciones transnacionales para hacer economías de escala y compartir en cierto modo tecnología. Sin embargo, en la Unión Europea este tipo de operaciones de concentración no han tenido históricamente mucho recorrido dada la regulación de competencia, aunque es verdad que en la etapa anterior, cuando el comisario era el español Joaquín Almunia, había un poco más de manga ancha en este aspecto.

Celso García Granda, socio de telecomunicaciones de KPMG Espala, considera que «la decisión de Bruselas no ayuda a que en el mercado europeo surjan compañías de telecomunicaciones con el tamaño suficiente para abordar inversiones en infraestructuras y nuevas tecnologías a un ritmo competitivo».

Mercado digital global

Otro de los factores que añade incertidumbre a este sector es que debe pelear por el valor añadido de las cadenas de provisión de los servicios del mercado digital global con empresas tecnológicas y proveedores de contenido.

Las propias empresas defienden que sí existe competencia real en los mercados con el argumento de que los consumidores, en los últimos años, han podido acceder a mejores precios, mayor calidad y nuevos servicios. Así, según datos de KPMG, el ingreso medio por usuario cayó un 20% entre los años 2010 y 2013.

Las operaciones de características similares que estaban en marcha tendrán ahora menos probabilidades de prosperar que antes

En materia de consecuencias de la decisión tomada por la Comisión Europea, a nadie se le escapa que operaciones de características similares que estaban en marcha tendrán ahora menos probabilidades de prosperar que antes. En este caso está precisamente Hutchison, que ha hecho una oferta de 20.000 millones de euros para hacerse con Wind, su rival en el mercado italiano.

Jesús Viceira, vicepresidente de Telco de Capgemini Consulting, cree que «la decisión de la Comisión Europea parece enviar un mensaje respecto a la dureza en el escrutinio de potenciales nuevas operaciones similares a ésta. Lo que sin duda prueba es que estamos en un mercado único digital regulado a través de una estructura institucional mucho más simple».

Por su parte Paco Carvajal, managing director de Accenture, cree que «todas las empresas están obligadas a extender su perímetro de negocio original para sobrevivir en un mercado muy cambiante. Los servicios tradicionales como la voz fija o móvil se consideran productos "commodity" por lo que la batalla real se extenderá a nuevos frentes, como la experiencia cliente o una oferta digital que incluya servicios de ocio, entretenimiento, seguridad o servicios ofimáticos, entre otros».

En cuanto al tamaño de las compañías, uno de los debates de fondo, el experto de Capgemini está convencido de que «la escala es clave para la eficiencia, gracias a la cual se liberan recursos que pueden dedicarse a la inversión en el desarrollo de redes de nueva generación y por supuesto también a la innovación, e igualmente es clave para la influencia en el desarrollo tecnológico».

El regulador, fundamental

En cuanto al número ideal de operadores que tiene que haber en un mercado hay opiniones encontradas, más allá del mínimo de cuatro que plantea la Comisión Europea. El experto de KPMG cree que «la competencia puede ser igual de intensa con tres o cuatro jugadores. Resulta crucial la actuación de los organismos reguladores, que pueden por ejemplo neutralizar los efectos negativos de las operaciones de concentración de operadores, condicionándolas al cumplimiento de determinados requisitos que promuevan el mantenimiento del nivel de competencia previo, como la obligación de vender parte del espectro o permitir el acceso de terceros operadores a la infraestructura e red».

Las digitales puras deberían estar sujetas a la misma regulación

Y por si hubiera pocos nubarrones en el futuro de las empresas de telecomunicaciones ha aparecido también la poca lealtad de los clientes. Precisamente un reciente estudio de Capgemini concluye que el 57% de los encuestados en España cambiaría a empresas puramente digitales (Google, Facebook o Apple entre otras) si éstas le ofrecieran servicios de telefonía móvil. En uno de los gráficos que acompaña este reportaje se observa que, además, los españoles están entre los ciudadanos más propensos a cambiar, en concreto un 57%, frente a sólo el 2% por ejemplo de los belgas.

Jesús Viceira, de Capgemini, detecta «una importante desconexión de los operadores móviles con sus clientes, relacionada con la incapacidad de muchos de estos operadores para cumplir con las expectativas de sus clientes en el nuevo contexto digital. De ahí que sea urgente que los operadores de telecomunicaciones acometan la transformación digital».

Paco Carvajal, de Accenture, disiente con este enfoque ya que asegura que «la mayoría de los estudios destacan que los clientes están buscando una empresa con fiabilidad que les proporcione confianza especialmente en términos de seguridad y confidencialidad. Las operadoras de telecomunicaciones son las mejor valoradas en este aspecto por lo que parten de una posición preferencial».

Para Celso García, de KPMG, «las compañías de reciente creación cuentan con la ventaja de que su relación con el cliente no se encuentra condicionada por sistemas preexistentes, ni por tener que atender a carteras masivas de clientes, lo que tiende a facilitar una mejor experiencia para el cliente pero, por otro lado, las grandes operadoras tienen ventaja en cuanto al manejo de la privacidad de los datos de los clientes y la seguridad de las comunicaciones, algo que cada vez es más valorado por los usuarios».

España, mucha fibra

El panorama de las telecos en España es en general competitivo ya que cuenta con un amplio despliegue de infraestructura de fibra en términos comparativos con el resto de países europeos, y el grado de desarrollo de las ofertas convergentes de telecomunicaciones es superior al de muchos mercados de nuestro entorno.

Según KPMG, «las ofertas de servicios de telecomunicaciones empaquetados 4 play (voz fija y móvil, banda ancha fija y móvil) han dado paso a ofertas 5 play que adicionalmente incorporan la TV de pago y 6 play, que añaden servicios de seguridad física y ciberseguridad. La cuestión es que el cliente tiene que asumir que estos nuevos servicios requieren adaptar las tarifas a unos precios que permitan a los proveedores una rentabilidad compatible con la inversión».

Desde Capgemini se asegura que «el mercado español es dinámico y con oportunidades de crecimiento en áreas como el internet de las cosas, que sólo está naciendo y que en un mercado como el español dará lugar a cientos de millones de dispositivos conectados. Con la digitalización de la actividad económica y de casi cualquier actividad humana aparecerán nuevas formas de uso de las redes».

El fenómeno de la «uberización»

Lo que ha supuesto Uber al mundo del taxi en todo el mundo no es exclusivo de ese sector, sino que cada día aparecen otros que están siendo atacados en el corazón de su negocio, como es el caso de la compañías de telecomunicaciones y el servicio que tiene WhatsApp de llamadas telefónicas gratis entre usuarios de su red que estén conectados a una red wifi de internet. Es lo que ya se denomina el fenómeno de la «uberización». Jesús Viceira, experto en telecomunicaciones de Capgemini, asegura que «uno de los grandes retos es la lucha contra las empresas puramente digitales ya que antes la cadena de valor integraba verticalmente conectividad, dispositivos y servicios y ahora está todo disociado». Celso García, socio de telecos de KPMG, cree que «los reguladores tienen que establecer un mismo campo de juego legal para todas las empresas que prestan servicio en un mismo territorio».

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