Saracho pidió ayuda pública para el Popular pese a su exceso de liquidez

El expresidente del banco, antes de la revisión de las cuentas, presentó el 2 de abril a su consejo un plan para afrontar una posible fuga de depósitos

Emilio Saracho, durante la junta de accionistas que presidió en abril pasado EFE
María Jesús Pérez

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Profecía, intuición, casualidad... El caso es que los peores de los augurios se cumplieron y, a la vista de un documento al que ha tenido acceso ABC, el expresidente de Banco Popular, Emilio Saracho –entre febrero y junio de 2017–, decidía ponerse la venda antes de la herida y aplicar a la entidad medicina preventiva. Así, para sorpresa posterior de accionistas y reguladores, presentaba un día antes del hecho relevante que anunciaba una reexpresión («reformulación» en las intenciones iniciales de Saracho) de las cuentas del banco, un plan de actuación con el que poder afrontar «una potencial crisis de liquidez». Precisamente en un momento en el que el Popular, a 31 de marzo, disponía en el Banco de España de cerca de 11.000 millones de euros repartidos entre deuda pública, efectivo, titulizaciones, cédulas hipotecarias y otros bonos disponibles.

En concreto, Saracho convocaba un domingo a los miembros del consejo de administración del Popular. Fue el pasado 2 de abril, en una reunión en las oficinas madrileñas del despacho de abogados Uría y Menéndez. «Tenemos exceso de liquidez, pero nos podemos quedar cortos ante el hecho relevante que vamos a lanzar mañana porque la acción y los depósitos se pueden desplomar. Necesitamos que el Banco de España nos respalde», dijo, según confirmó a este periódico uno de los consejeros allí reunidos.

El expresidente del Popular les presentó un documento (bajo el título «Liquidez: Situación y Actuaciones») con un plan urgente para el caso de que decisiones venideras pudieran acabar con los 10.750 millones de exceso de liquidez con los que contaba el banco al término del primer trimestre de 2017.

A lo largo de sus 32 páginas, el informe encargado por Saracho a la dirección financiera del banco intenta explicar el por qué de la necesidad de activar el plan de contingencia de liquidez aprobado un año antes por el propio consejo de administración.

Contactos con el supervisor

Tras reconocer contactos previos con el Banco de España –diálogos preliminares sobre la ELA(Emergency Liquidity Assistance, por sus siglas en inglés), en definitiva la ayuda de emergencia de liquidez que da el Banco de España con autorización del BCE condicionada a las garantías de las que dispone la entidad–, Saracho adelantó que en previsión de que sea necesario iniciar el proceso de ELA, se estaba enviando a Banco de España información sobre carteras de activos que podrían servir de garantía.

« Hasta el viernes 31 de marzo, se ha informado sobre 14.453 millones de euros nominales . En la próxima semana se podrían enviar 7.000 millones. El recorte a aplicar en el valor de los activos es discrecional por parte del Banco de España, dependerá de que quiera reconocer la calidad de los mismos y de las negociaciones. Con un recorte del 55%, la liquidez se aproximaría a los 9.500 millones. El rango podría ser de 6.500 a 13.000 millones por el conjunto de carteras presentadas, pero carecemos de confirmación por Banco de España», añadió.

Varios miembros del consejo del Popular recuerdan a ABC que con el documento en mano dieron por hecho que su presidente consideraba necesario activar el mecanismo del plan de contingencia de liquidez. Saracho les explicó que «las métricas que aconsejarían activarlo no se están cumpliendo a día de hoy y la publicación del hecho relevante previsto (precisamente, el día siguiente a dicha reunión de los consejeros, el lunes, 3 de abril) no parece suficiente –por sí solo– para su activación. No obstante, se valorará esta opción en función de la evolución de los depósitos».

Además, el informe aseguraba que en aquel momento, el potencial de generación de liquidez era limitado por lo que se consideraba importante tener preparada la petición de fondos de emergencia ELA antes de acudir a la restricción del crédito a la clientela (última de las medidas pendientes) si se produjeran salidas de depósitos de más de 3.000 millones de euros en una semana (50% superior a la peor semana de los últimos seis meses de entonces), o si se incumpliera la ratio de liquidez obligatoria por Europa.

En el documento, la dirección financiera del banco visualizaba posibles problemas adicionales en el horizonte con los que los consejeros presentes en el despacho de abogados no contaban. De hecho, explica que para disponer de liquidez se definieron tres escenarios, en aquel momento hipotéticos, para la entidad: escenario base, estresado y súper estresado.

Tres escenarios

En el supuesto del escenario base –definido con un periodo de hasta el pasado 15 de mayo desde la fecha del documento– supondría una pérdida de depósitos para el banco por 7.100 millones de euros y la no renovación de financiación mayorista por 1.200 millones (1.700 millones de salidas de particulares y 5.400 de empresas privadas y públicas). «Este escenario –especifica el documento– incorpora experiencia previa de salidas ante noticias negativas, extrapoladas a plazos mayores».

Asimismo, en la reunión se expusieron los otros dos escenarios adicionales : el estresado, con salidas de depósitos por valor de 14.200 millones de euros, y el súper estresado, con fugas de 21.300 millones.

Ahora bien, el documento especifica que para el escenario base no sería necesario usar la ELA, pero sí en el resto (por 7.250 millones y 14.250 millones respectivamente, si bien siempre debe existir como colchón una cantidad que no baje de 7.000 millones, según les exigió el Banco de España.

Fuentes financieras consultadas por este periódico coincidieron al afirmar que el Banco de España no tenía entonces intención de dar luz verde a la ayuda pública al Popular porque consideraba suficiente ese «colchón» de cerca de 11.000 millones de euros de liquidez.

Documento del 7 de junio

En un segundo documento , titulado «Medidas Extraordinarias de Refuerzo de Liquidez» –al que también ha tenido acceso este periódico–, del 7 de junio pasado, encargado también por Saracho al director financiero pero que no se llegó a tratar en consejo debido a la intervención del Popular y posterior venta por un euro, ese mismo día, al Santander–, analizando lo ocurrido desde el anuncio del hecho relevante del 3 de abril, se pone de relieve que esa comunicación al mercado y otras declaraciones posteriores del expresidente de la entidad financiera (apertura de negociaciones para posible fusión y posibilidad de una nueva ampliación de capital) aceleran las caídas de acción y depósitos.

El Banco de España es testigo diario de lo que ocurre y decide no involucrarse demasiado demorando su decisión sobre otorgar la ELA y recortando al máximo la liquidez que podría dar. De hecho, este último documento apunta que el Banco de España rechazó la petición de ayuda si bien recomendó a Saracho que volviera a solicitar asistencia cuando la liquidez bajara de 7.000 millones y la fuga de depósitos fuera alarmante.

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