La patronal catalana anima a Pedro Sánchez a liquidar la política fiscal de Madrid

Fomento del Trabajo destapa la caja de los truenos y pide al presidente que evite «paraísos fiscales dentro del Estado», mientras que los empresarios madrileños alertan sobre la pérdida de competitividad de la región, locomotora económica

Susana Alcelay

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Barcelona, 7 de febrero. Pedro Sánchez se reúne con los empresarios catalanes en la sede de Fomento de Trabajo, donde le reclaman más inversiones para Cataluña y menos presión fiscal. Y en este contexto, el presidente de Fomento del Trabajo, Josep Sánchez Llibre, pidió al presidente la supresión del impuesto de Patrimonio y una armonización de la fiscalidad de las autonomías para «evitar paraísos fiscales dentro del Estado español». El dirigente empresarial ha destapado con ello la caja de los truenos y se ha enfrentado de forma directa con Madrid, con CEIM, la organización que preside Miguel Garrido. «No se puede pedir que le suban los impuestos a otros. Que le bajen los impuestos a Cataluña es bueno para todos, pero que se aumenten en Madrid supondría una caída de la competitividad de las empresas, de la actividad y del empleo. No sería bueno para España», dijo a ABC.

Esta misma semana Sánchez Llibre aseguraba que «las diferencias (entre Madrid y Cataluña) son cada vez más importantes y abismales y pueden tener unas consecuencias económicas muy negativas para Cataluña». Lo argumentó con diversos ejemplos: «Los catalanes pagamos un 10,38% más de IRPF que el ciudadano de Madrid»; «los catalanes pagamos impuesto de Patrimonio, los madrileños no»; «cuando los catalanes pagamos renta y Patrimonio, pagamos un 40% más que los ciudadanos de Madrid»; «en transmisiones patrimoniales pagamos un 55% más que en Madrid»; «pagamos sucesiones y donaciones, los madrileños, no», y «en actos jurídicos documentados, un 233% más». A ello se suman, prosiguió el presidente de Fomento, los impuestos que afectan a la actividad empresarial, como la subida de la tasa turística, el impuesto sobre las viviendas vacías, el de las bebidas azucaradas y el gravamen sobre el CO2.

En las intenciones del Gobierno está acabar con la libertad fiscal que tiene Madrid. Los mensajes en este sentido se han repetido por varios miembros del Ejecutivo. Sostiene el presidente, Pedro Sánchez, que es preciso impulsar una armonización del pago de impuestos en España y acabar con «dumping» fiscales como el de Madrid que, a su entender, abren un «agujero» e influye en la despoblación de otros territorios.

Dice el Ejecutivo que la Comunidad de Madrid tiene la fiscalidad más baja porque puede permitírselo por el «efecto capitalidad» y el hecho de que en esta región se instalen las principales corporaciones. Un argumento discutible teniendo en cuenta que de los doce años en los que los socialistas gobernaron en Madrid, en diez de ellos, es decir, en el 83,3% de los años de su mandato, la Comunidad de Madrid creció menos que Cataluña y, en muchas ocasiones, que el conjunto de España. La voluntad del Gobierno existe, pero las posibilidades de que sus intenciones prosperaran son mínimas. Sería el primer caso en el que se revertiría una competencia, debería llevarse al Parlamento, cambiar una ley orgánica y necesitaría para ello mayoría absoluta. Tal y como está el reparto de fuerzas, la posibilidad de salir adelante sería remota.

El tirón de la región

Hoy, tras 25 años en manos de gobiernos del PP, Madrid es, sin duda, la región española que ha aplicado las políticas más liberales y menos intervencionistas de toda la geografía nacional. Y los madrileños son, además, los ciudadanos españoles que pagan menos impuestos. La combinación de estas políticas económicas han colocado a Madrid a la cabeza del crecimiento económico y de la riqueza nacional. Recortar la libertad fiscal sería poner en riesgo el crecimiento de la locomotora económica de España.

La economía madrileña se sitúa año tras año en los primeros puestos de los rankings de crecimiento regional y es la que cuenta con mayor PIB en España. A falta de conocer los datos oficiales de crecimiento, BBVA Research apunta que Madrid cerró 2019 con un crecimiento del 2,6%, el mayor del país, frente al 2% de la economía española.

El tirón en empleo es reflejo del crecimiento. El final de 2019 fue mucho más positivo de lo esperado y en esa sorpresa tuvo un papel predominante el empleo madrileño. Al cierre del año, de los 402.000 nuevos empleos, más de un tercio se crearon en Madrid . Si se tiene en cuenta solo el último trimestre del año, acaparó nada menos que el 85% de los nuevos puestos de trabajo ganados en España –78.400 de los 92.600 estimados–. Su tasa de paro está por debajo del 10%, frente a casi el 14% de media en España.

Libertad total de horarios

Clave en este tirón de la actividad ha sido sus políticas liberalizadoras. Con la aprobación en 2012 de la ley de dinamización de la actividad comercial, los empresarios madrileños tienen libertad para abrir sus establecimientos todos los días de la semana en el horario que ellos deseen. Es la única comunidad en España que permite libertad total de horarios comerciales. Además, a diferencia de otros gobiernos regionales, ha eliminado burocracia para abrir nuevos comercios y no se exigen segundas licencias a las aperturas de grandes superficies, como sí hace, por ejemplo, Cataluña.

La actividad y el empleo se han visto favorecidos por los bajos impuestos. Los distintos gobiernos del PP han aprovechado las cesiones de competencias sobre algunos impuestos, como el IRPF, para reducir tipos e introducir nuevas deducciones. El tipo máximo del IRPF que se paga en Madrid es del 43,5%, frente al estatal del 45%. Pero la diferencia es mucho mayor si comparamos lo que ocurre en comunidades como la valenciana y la catalana, donde no solo no se han reducido los tipos estatales, sino que se han elevado.

A diferencia de lo que ocurre en otras comunidades autónomas, en Madrid no se paga impuesto del Patrimonio y hay una exención en el impuesto de Sucesiones del 99% en las herencias de padres a hijos. El PSOE y Unidas Podemos también han planteado fijar mínimos en todas las autonomías a nivel estatal.

Esta baja fiscalidad y la facilidad para abrir nuevos negocios han convertido a la Comunidad de Madrid en la más atractiva de España a la hora de atraer inversiones. Durante años, Madrid y Cataluña se disputaron el liderazgo de este ranking, pero tras el estallido del «procés» Madrid ocupa mes tras mes la primera posición.

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