Oliver Bullough: «Si has robado 1.000 millones de dólares, se pueden gastar silenciosamente»

El periodista de investigación y excorresponsal de Reuters en Rusia acaba de presentar en España «Moneyland: Por qué los ladrones y los tramposos controlan el mundo y cómo arrebatárselo» en el que carga contra el dinero negro

Oliver Bullough, periodista de investigación y excorresponsal de Reuters en Rusia JOSÉ RAMÓN LADRA

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Prepárense para conocer cuán profunda es la madriguera del dinero negro. Como una suerte de Alicia en El País de las Maravillas, el periodista británico y excorresponal en Rusia de Reuters, Oliver Bullough, nos invita a un periplo por «Moneyland» , el «país» de los corruptos y los cleptócratas que disfrutan con seguridad de lo robado. Incisivo, irónico y, a ratos, vehemente en «Moneyland: por qué los ladrones y los tramposos controlan el mundo y cómo arrebatárselo» apunta que «el dinero es global, pero las leyes son nacionales» . Bullough ha sido nominado al premio Orwell y ya tiene en su haber dos libros sobre Rusia: «The Last Man in Russia» y «Let our Fame Be Great». ¡Pasen y vean!

¿Qué significa exactamente «Moneyland»?

Es un sistema que existe para permitir a los muy ricos romper con las normas del resto de las personas, que guardan su dinero en el banco. Se trata de una broma que me he hecho a mí mismo, para ayudarme a entender por qué en Ucrania y en Rusia hay un grupo muy reducido de personas muy poderosas que hacen otra vida: una que uno nunca vivirá y por la que jamás deberán enfrentarse a la Justicia. Ellos son «Moneyland» : una muy buena metáfora para entender qué está ocurriendo realmente en el mundo.

¿Qué opina sobre el esfuerzo de organismos como la OCDE en la lucha contra los paraísos fiscales?

Es un trabajo valioso. Ellos están haciendo algunos cosas que están bien, pero es un camino muy largo. Ya sabemos lo que sucede cuando el Gobierno desea resolver un problema: en los años noventa, los gobiernos dejaron de hablar sobre el dinero como un ideal y comenzaron a debatir sobre la necesidad de controlarlo. Está claro que afirman que tienen la intención de hacer algo al respecto, pero no saben qué quieren. Es decir, que los buenos deseos son solo eso pero nada más.

Cuando hablamos de paraísos fiscales, nos imaginamos la isla de Jersey pero usted señala que los destinos finales del dinero negro son Nueva York, Londres o Miami...

Si vas a Jersey, a Isla Nieves… no hay nada para comprar, no hay nada. Sin embargo, el dinero no para y tiene que ir a algún lugar más : va donde la gente lo necesita para comprar, que son ciudades como Nueva York, Miami, Los Ángeles, Madrid… Es obvio, si pensamos sobre ello. Los ricos desean ir donde ellos pueden hacer cosas de ricos: ellos quieren comprar yates, casas, pagarse una educación o una buena comida . Es por esto por lo que las exenciones al pago de impuestos son importantes. Ahora, si solo debatimos de esto, dejamos que «Moneyland» gane porque también hay que hablar de dónde viene el dinero (Venezuela, Nigeria, Malasia…) y hacia donde va: Nueva York, Madrid, París, Suiza,… Este sistema permite mover el dinero de unos lugares a otros.

En su libro lanza esta reflexión: el dinero negro comienza a dañar a los lugares que le abren sus puertas...

Es el problema de todos, desde luego el de Rusia porque ese dinero robado debe estar allí, en los hospitales, las escuelas, haciendo buenas cosas. Pero, por ejemplo, gran parte de Londres es propiedad de la cleptocracia. ¡Es una locura! Si quieres seguridad, vas a pagar por ella, y si adquieres una casa en Londres, el Gobierno británico te va a proteger. Es una estupidez pero es verdad: si has robado 1.000 millones de dólares se pueden gastar silenciosamente. Por ejemplo, con casas en Londres, en Nueva York, en Miami…

Ese dinero negro también está financiando a políticos...

Es un nuevo problema: la compra de políticos significa una mejor protección y menores impuestos.

En cualquier caso, apunta que las soluciones deben ser coordinadas a nivel internacional...

En la UE, si mueves el dinero desde España a Portugal es como si fuera el mismo país, pero si la Policía española pide información a Portugal esto lleva mucho tiempo. Pero el tiempo del dinero es diferente: esto quiere decir que es muy fácil ser un criminal y muy complicado pararlos porque el dinero es internacional, pero las leyes son nacionales. Este es el «problema», de donde procede «Moneyland» , y al que no hemos encontrado todavía una solución.

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