Peter Praet, economista jefe del BCE
Peter Praet, economista jefe del BCE - ARCHIVO

El BCE no volverá a socorrer las desbocadas primas de riesgo

«Si los diferenciales de la deuda de un determinado países aumentan, eso no será un problema de política monetaria», ha asegurado el economista jefe del banco central

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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Después de que Mario Draghi diese el primer toque de aviso de un próximo punto de inflexión en la política expansiva del BCE, el economista jefe del Banco Central Europeo matiza algunas de las consecuencias que tendrá ese cambio de política, que por otra parte evita situar en el tiempo. En una entrevista concedida al semanario alemán «Der Spiegel», advierte que el día en que termine el programa de compra de activos «si los diferenciales de la deuda de un determinado países aumentan, eso no será un problema de política monetaria», por lo que las quejas de los gobiernos de los países afectados no serán escuchados en Fránkfurt.

Actualmente la prima de riesgo española, el sobrecoste que exigen los inversores por adquirir deuda emitida por España a diez años en lugar de la alemana libre de dudas de su reembolso y con el mismo vencimiento, está alrededor de los 103 puntos básicos, nada dramático, pero cualquiera que recuerde el verano de 2012, con la dichosa prima de riesgo en torno a los 650 puntos y con España al borde de no poder seguir financiándose en los mercados, entiende el contenido de amenaza que hay en las palabras de Praet.

Apenas se publicaba el avance de la entrevista, las bolsas italianas y españolas lideraron las pérdidas de la jornada, basadas también en que el informe mensual del BCE confirma el cambio gradual hacia una posición más neutral sobre las tasas.

Praet está muy al tanto de la situación financiera de cada uno de los países del euro. No en vano, es él quien prepara mensualmente las reuniones con los 25 grandes banqueros centrales, de modo que conoce la perspectiva de cada uno de ellos. En la entrevista apunta a aumentos de tipos de interés en el horizonte y reconoce que «los alemanes se quejan porque los tipos de interés sean tan bajos», aunque también agrega que el debate sobre este asunto ha sido amistoso tanto en público como en el interior del consejo de gobierno del BCE.

El economista jefe del BCE hace hincapié además en que «hay una recuperación amplia que es probable que continúe», con Alemania ya «un poco más adelante que otros». Los precios todavía pueden ser sorprendentemente bajos, pero según Praet «eso cambiará tarde o temprano. Y eso contribuirá a provocar un cambio en la política monetaria». Praet, nacido en Bélgica y crecido en Alemania, siempre ha sido comprensivo con las diferentes posiciones monetarias de los miembros del consejo, pero esta vez deja muy claro que cuando termine el programa de estímulos cada país deberá responsabilizarse de los movimientos de su deuda en el mercado. «No estamos señalando a ningún país en concreto y tampoco estamos para asegurar unas condiciones favorables de financiación. Cuando el día llegue, nosotros estaremos pendientes únicamente de la inflación y actuaremos de acuerdo a ello, sin tener en cuenta las quejas de los gobiernos», dice.

«Ya advertimos a los gobiernos y ellos lo entendieron claramente. Acabo de leer unas declaraciones del ministro italiano de Economía y Finanza, Pier Carlo Padoan, que dice que cuando las compras de bonos lleguen a su fin, esto dependerá de nosotros mismos. Y Padoan está en lo cierto», sentencia, apuntando a que Italia tiene un problema importante, pero alegando en su favor que el gobierno está trabajando para que la economía recupere la fuerza. «La economía italiana no ha crecido en 20 años. La renta per cápita real lleva estancada todos esos años. Por lo tanto, Italia tiene un problema muy profundo. El gobierno está reconduciendo la situación, pero necesita convencer a la gente para que apoyen las reformas», enfatiza.

Praet hace un balance de beneficios y costes de la política monetaria ultra-expansiva llevada a cabo por el BCE. Los agentes endeudados tienen mayor facilidad para devolver esos pasivos ante la caída de los intereses financieros, mientras que los acreedores se ven perjudicados por esa misma situación que castiga su exceso de ahorro. «Se trata de la relación entre acreedor y deudor: antes de la crisis, Alemania era un prestamista importante para otros países.

400.000 millones desde España

Los ahorradores alemanes invirtieron, principalmente a través de sus bancos, mucho dinero en el extranjero, especialmente en aquellos países en los que las economías domésticas y las empresas se habían endeudado fuertemente, como por ejemplo España», menciona. «Cuando la crisis llegó, el dinero intentó huir de esos sitios, solamente desde España volvieron 400.000 millones de euros», cuantifica. «El BCE puso la liquidez a disposición de los bancos a cambio de garantías», justifica, eso evitó una crisis del sistema financiero, que de otro modo habría llevado a una fuerte presión deflacionaria en toda la zona del euro.

«Sí los hay», reconoce los costes de esta política, «por supuesto no todo son beneficios. Todas las decisiones de política monetaria tienen también efectos distributivos indeseables. Consideremos, por ejemplo, los mercados de renta variable, donde los precios han aumentado dramáticamente. En Alemania, las personas que sufren más los bajos tipos de interés son las personas de mediana edad que poseen una pequeña fortuna y la han invertido en grandes cantidades en cuentas de ahorro y en valores con intereses fijos, es decir, algo no muy diversificado».

Praet lamenta profundamente el Brexit y asegura que «los británicos han cometido un inmenso error», advirtiendo que «los daños económicos ya están ahí, la economía británica se está ralentizando y lo único que nos queda es minimizar los daños».

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