Atajar el défict no parece una prioridad de las principales formaciones políticas
Atajar el défict no parece una prioridad de las principales formaciones políticas - EFE
OPINIÓN

Hoy no cumplimos el déficit, mañana sí (¡Qué va! Tampoco)

El economista Carmelo Tajadura asegura que el único punto en común de las propuestas de los partidos políticos es su escasa disposición a ajustar el déficit público

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Si en algo se parecen las propuestas o actuaciones de nuestros principales partidos políticos, tanto los tradicionales como los nuevos, es en su escasa disposición para ajustar el déficit público.

Podemos nos ofrece una curiosa teoría según la cual deberíamos aprovechar que el BCE está comprando deuda pública y sostiene en un nivel artificialmente bajo su coste para endeudarnos aún más y gastar de manera disparatada. Así, proponen más años para ajustar el déficit, más impuestos, y suponen desmesurados e imposibles aumentos del PIB. Pero trasladar los deseos del papel a la realidad no es fácil, sobre todo cuando dependemos del entorno y de que podamos seguir financiándonos en los mercados.

El documento pactado entre el PSOE y Ciudadanos es más serio en su compromiso con la estabilidad presupuestaria a medio plazo.

Pero también retrasa la consolidación fiscal al menos un año (la agencia de rating Moody´s señala que dos o tres). La disculpa oficial que nos dan es que el anterior gobierno se ha desviado demasiado y el presupuesto para 2016, ya en ejecución, tendría un desfase en torno a 10.000 millones, imposible de ajustar. Sin embargo, establecen nuevos compromisos de gasto público, lo que no resulta muy coherente.

Por lo que se refiere al PP, en teoría se compromete con los objetivos acordados con Bruselas. Pero, en realidad, no se ha cumplido la meta de déficit en ningún año del mandato del último gobierno. Ni siquiera en un año como 2015, en que el PIB ha crecido nada menos que un 3,2%, y hubiera resultado más sencillo si no se hubieran hecho rebajas de impuestos puramente electoralistas. Nos dicen que el déficit de 2015 es del 4,5% (objetivo 4,2%), pero hay una elevada probabilidad de que acabe cerca del 5%.

«Pocos esfuerzos recientes se han llevado a cabo para minorar el déficit estructural»

En realidad, todo ello parece la consecuencia lógica de la ficción en la que vivimos. Se ha instalado desde hace tiempo la teoría de que en España hay un continuo «austericidio». Pero, lo cierto es que hemos abandonado el ajuste del gasto hace ya unos años y nos hemos limitado exclusivamente a la mejora del componente cíclico del déficit, derivado del aumento del PIB que automáticamente genera ingresos y reduce ciertos gastos. Pocos esfuerzos recientes se han llevado a cabo para minorar el déficit estructural, en unos años en los que la actuación del BCE nos ha aliviado los intereses a pagar por la deuda pública, igual que a otros países periféricos, no tanto por nuestros méritos. Como resultado, España es el único país de la Eurozona que aún tiene déficit primario, es decir, aquel que no incorpora los mencionados intereses de la deuda. Y, mientras tanto, la deuda pública española ha aumentado de una manera brutal hasta casi el 100% del PIB, casi el triple que en 2007.

Con una deuda pública tan grande, una deuda exterior pública y privada enorme, y un déficit público que no conseguimos reducir lo suficiente, España muestra una extrema vulnerabilidad al estar muy expuesta a cualquier empeoramiento del entorno. Por ejemplo, a una nueva fase de la crisis en forma de recesión −derivada de algún detonante externo− que volvería a disparar el déficit cíclico y que, sumado al estructural, nos colocaría otra vez en cotas imposibles. O, también, a un cambio en la percepción de los mercados sobre nuestro país, que podría disparar los tipos que nos exigen por la deuda y destrozarnos las cuentas públicas (porque cada año tenemos que emitir más de 200.000 millones).

Por ello, reducir la vulnerabilidad es una urgencia. Debemos hacer lo contrario de lo que dice Podemos, ganar credibilidad y completar las reformas estructurales antes de que Draghi deje de comprar títulos públicos, es decir, cuanto antes. No propongo un ajuste brutal que cercene el crecimiento del PIB a corto, pero sí mayor seriedad y rigor. Basta ya de electoralismo y clientelismo. Hay que combinar la eliminación efectiva de estructuras públicas redundantes, el aplazamiento de nuevas iniciativas de gasto hasta que las cuentas lo permitan, y también la búsqueda de ingresos fiscales, sobre todo con la imposición indirecta/medioambiental, que es donde más nos diferenciamos a la baja de los países del entorno.

En definitiva, así como la deuda privadalleva años reduciéndose, ya es hora de que empecemos a bajar el peso de la deuda pública sobre el PIB.

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