Empresarios ejemplares

Debemos reivindicar, y hacerlo con contundencia, la función que trabajadores y enpresas están desempeñando en esta crisis

Amancio Ortega EFE/Cabalar

Miguel Garrido de la Cierva

En unos días tan dramáticos como los que atraviesa nuestra sociedad, es importante que cada uno cumpla con su responsabilidad y se comporte, tanto en público como en privado, de manera ejemplar.

Ejemplar es, desde luego, el comportamiento de tantos profesionales de la sanidad española que están dando una lección de generosidad y profesionalidad , supliendo la carencia de medios con una entrega que excede de largo lo exigible y esperable. Este reconocimiento se debe extender a los profesionales de las residencias de mayores, tanto públicas como privadas, a los que les ha tocado realizar unas funciones que van mucho más allá de las que les corresponden.

Ejemplar es también la labor de los trabajadores de los servicios públicos indispensables para continuar con el bienestar y la atención a las necesidades de los demás. Me refiero a empleados de limpieza, transportes, funcionarios que siguen operando y un largo etcétera que sale cada mañana a ocupar su responsabilidad, conscientes del riesgo que ello conlleva.

Especialmente ejemplares son los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que mantienen el orden y la seguridad en estos días y que colaboran con los sanitarios en cuestiones de logística, transporte y abastecimiento de enfermos y necesitados. Y, en este sentido, capítulo especial merecen los militares , desde los mandos a las tropas que, una vez más, acuden a la llamada de su país para hacer las tareas que nadie quiere o puede hacer en estos momentos. Y lo hacen sin dudar ni escatimar esfuerzos ni sacrificios.

Ejemplar es la actitud de muchos políticos y responsables de diversas administraciones que, en esta crisis, se están mostrando eficaces para resolver problemas, resolutivos para superar barreras, valientes para adoptar decisiones difíciles y, cercanos para consolar y animar a su pueblo.

Pero no solo no debemos olvidar, sino que debemos reivindicar, y hacerlo con contundencia, alto y claro, la función que empresas, es decir, trabajadores y empresarios están desempeñando en esta crisis. Las empresas españolas han demostrado ser capaces de garantizar el abastecimiento de la población, seguir produciendo, transportando y sirviendo bienes necesarios para los ciudadanos o las administraciones. Y lo están haciendo desde grandes industrias a pequeños comercios, desde empresas de distribución y transporte a instaladores o talleres.

Ejemplo de esto lo vemos en Amancio Ortega , que en menos de una semana ha adquirido y transportado a un aeropuerto español la misma cantidad de material sanitario que los responsables públicos competentes para ello habían conseguido desde que, hace un mes, se activó la alerta. O lo vemos en el Banco Santander , con Ana Botín al frente, o en El Corte Inglés , con Marta Álvarez , que han dado ejemplares lecciones de comportamiento cuando su país lo requería. Pero también lo vemos en el panadero que ofrece hogazas desinteresadamente a los que trabajan en Ifema o en el pequeño empresario de Pinto que desinfecta cada día los coches patrulla o los taxis que, altruistamente, transportan al personal de los hospitales. Son muchos los que están ahí, y todos ellos son héroes sin capa.

Pero este esfuerzo ejemplar no va a acabar cuando logremos torcerle el brazo a esta maldita pandemia y tendrá que seguir para frenar la posterior epidemia del desempleo. En ese momento vamos a necesitar mucha ayuda en forma de aplazamientos de impuestos, liquidez real a la economía productiva o flexibilidad laboral. Desde ya, los empresarios pedimos ayuda.

Miguel Garrido de la Cierva es presidente de CEIM

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