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La irrupción de Snap en Bolsa reaviva el temor a una burbuja tecnológica

La red social del fantasma amarillo ha sido valorada en 24.000 millones de dólares, pese a que vende apenas por 404 millones y pierde 514

MADRID Actualizado: Guardar
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El estreno en Bolsa esta misma semana de la compañía tecnológica Snap, la startup de Los Ángeles matriz de la red social Snapchat, famosa por su mensajería de imágenes que desaparecen al poco tiempo, ha hecho que algunos analistas piensen que podemos estar ante una nueva burbuja. Y, a la vista de las cifras, no es para menos. Snap debutó el miércoles a 17 dólares por acción, con lo que la compañía del logo del fantasma amarillo salió al mercado con una valoración de 24.000 millones de millones de dólares, una de las más altas de los últimos años. Al final de la primera jornada de cotización una acción de Snap costaba 24,48 dólares, lo que suponía una revalorización de un 44%.

La pregunta del millón es si la compañía vale realmente esa cifra. Difícil de saber, ya que hay opiniones para todos los gustos aunque, desde luego, esta salida a Bolsa viene a perpetuar el mito de la historia de éxito de las empresas de internet, lo que ha provocado de nuevo el apetito de los inversores por este tipo de compañías, al mismo tiempo que se alimenta el temor a una burbuja tecnológica.

No hay que perder de vista que Snap, que no posee ni siquiera una sede central, tiene en la actualidad una cifra de negocio de 404 millones de dólares y unas pérdidas de 514, desequilibrio que no le ha impedido lanzarse a cotizar en la Bolsa de Nueva York y, además, con éxito. Los cofundadores de Snap, Evan Spiegel y Robert Murphy, afirmaron en enero en el folleto que registraron ante la Comisión de Valores de Estados Unidos que «hemos incurrido en pérdidas de explotación en el pasado, esperamos incurrir en pérdidas en el futuro y puede que nunca logremos ser rentables». Todo un ejercicio de sinceridad que no ha sido tenido en cuenta por los inversores a tenor de su enorme apuesta por la compañía.

Muchas dudas

Algunos expertos dudan de las perspectivas de Snap en un entorno muy competitivo en el que algunos de sus rivales como Facebook o Google disponen de recursos financieros muy superiores. Michael Wade, profesor de tecnología en la Universidad de Western Ontario, asegura que «cuando se evalúan estas empresas en base a indicadores financieros tradicionales, estas sociedades no deberían haber sido jamás valoradas en los niveles en los que están. Tanto Snap como Twitter tienen una mala adaptación a los anunciantes, que precisamente son los que podrían rentabilizar la aplicación». Otro de los datos que destacan algunos analistas es que Snap, como algunas otras del sector, no tienen auditor externo que verifique la información de la compañía.

Los expertos están divididos sobre si muchas firmas del sector valen lo que se está pagando por ellas solo en base a ingresos publicitarios

Al margen del caso de esta semana de Snap, pocos se habrán olvidado del debut en Bolsa de la red social Twitter, en 2013. En ese momento, la compañía valía 40.000 millones de dólares; ahora poco más de 12.000 millones. La sensación de burbuja se alimenta con casos cmoo de Uber que, aunque no cotiza en Bolsa, tiene una valoración que ronda los 60.000 millones de dólares, pese a tener una cuenta de resultados en pérdidas.

Olivier Mathiot, copresidente de FranceDigital, aseguraba recientemente que «para muchos los licornios, las tecnológicas que no cotizan y que tienen una valoración de alrededor de 1.000 millones de euros, hacen presagiar una nueva burbuja de este tipo de empresas».

En situación similar se encuentra otra compañía que está revolucionando el sector turístico con su plataforma de alquiler de viviendas entre particulares, Airbnb, que en el segundo semestre del año pasado registró sus primeros beneficios y tiene una valoración que ronda los 30.000 millones de dólares. Esta empresa no cotiza aún en la Bolsa, pero ha hecho una serie de rondas de financiación que le han permitido captar hasta 3.000 millones de euros entre distintos inversores. Aparentemente Airbnb no tiene prisa por debutar en la Bolsa y todo apunta a que quiere consolidar su modelo de negocio, y con ello sus beneficios, antes de dar el salto al parqué.

Un precio de 30.000 millones de dólares hace que Airbnb se posicione como la segunda startup más cara en Estados Unidos sólo por detrás de Uber, que cuenta con un valor de 62.500 millones de dólares, según la consultora CB Insights. El éxito de este tipo de empresas es tal que uno de los que se ha interesado por Uber ha sido Arabia Saudí, que invirtió 3.500 millones de dólares en el servicio de coches privados norteamericano.

En materia de opiniones las hay para mútiples y variadas. Peter Bourbeau, gestor de ClearBridge (filial de Legg Mason especializada en Renta Variable EE.UU.), pone como ejemplo a la empresa Akamai Technologies, dedicada a acelerar la entrega y mejorar la seguridad de los contenidos y de las aplicaciones de internet, que ha obtenido el año pasado mejores resultados que en los anteriores. «La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y los anuncios de restricciones al talento en este sector proveniente de la emigración, hizo que empezara a correr un sentimiento negativo respecto al sector en los mercados, a lo que se unió una bajada del gasto de las empresas en tecnologías de la información. Sin embargo para nosotros el sector de la tecnología sigue siendo muy importante y, de hecho, es uno de los que tenemos más inversiones porque creemos que a largo plazo irá aumentado la demanda de servicios en la nube que ofrecen empresas como Microsoft y otras muchas, así como soluciones en materia de seguridad para las compañías, actividad esta última a la que se dedican empresas relativamente menos conocidas como Palo Alto Networks o Fortinet, entre otras», explica Peter Bourbeau.

Auge de la economía digital

Desde Baker McKenzie sus expertos en mercados de capitales y sector tecnológico aseguran que «hay pilares sólidos que explican el peso de los proyectos tecnológicos en los mercados de valores, comenzando por el fuerte componente de la digitalización en la actividad socioeconómica y el auge de la economía digital de intangibles. Claramente el petróleo de este siglo son los algoritmos, los datos, los bits».

Estos analistas creen que «buena parte de las startups tecnológicas valoradas en más de 1.000 millones de dólares han alcanzado esa valoración en los últimos dos años y la primera compañía -no cotizada- que lo superó, lo hizo en el 2009. Sin embargo, remontarse a la burbuja de las puntocom de comienzos de los 2000 y hablar de una nueva burbuja implica perder de vista la evolución del sector o la clara madurez, potencia y consolidación de un mercado como el de Internet. A diferencia de la anterior década, hoy son muy escasas las empresas con altas valoraciones pre-OPV que no han facturado todavía. Actualmente tenemos sobre la mesa fuertes modelos de negocio, rentabilidades y niveles de penetración tanto en usuarios como a servicios a empresas. Muestra de una mayor madurez de las firmas es también que la capitalización media al ejecutar sus OPV, que ha crecido más de un 100% en los últimos cinco años».

Para Baker McKenzie «el gran interés, desde grandes inversores particulares a fondos de inversión o capital riesgo por participar en sociedades del sector tecnológico tiene como consecuencia natural la elevación de las valoraciones que deben satisfacer los inversores».

Los analistas creen que la política de Trump será favorable para el sector de la tecnología

Además añaden que entienden que «habrá un acercamiento gradual entre las dispares valoraciones que vemos en los valores privados y en las acciones de las cotizadas (private equity vs publicequity markets) pues las firmas jóvenes donde entra el capital riesgo más tarde o más temprano suelen salir a Bolsa o ser adquiridas por una cotizada. Ese acercamiento podría darse por diversas OPV a precios más bajos o marcadas caídas de las valoraciones anteriores a las OPV, pues cada vez es más habitual ver levantamientos de capital menores a las expectativas sentadas por las valoraciones previas. Debe destacarse otra tendencia: de forma creciente las compañías esperan a tener beneficios contables antes de salir a bolsa».

Carmignac niega la burbuja

Desde otra de las principales gestoras de fondos de inversión internacionales, Carmignac, David Older, responsable de renta variable, asegura tajante que «no estamos en una burbuja de valoraciones de las empresas de tecnología. Hemos visto que muchas de ellas han tenido crecimientos importantes en los últimos años, además en un escenario de bajo crecimiento económico, como ha sido el caso entre otros de Apple que además tenía el problema de la sobredependencia de un producto, el iPhone. Esta empresa ha tenido en 2016 mejor comportamiento en Bolsa del que anticipaban los inversores y ahora tendrá que sumar además los beneficios de la reforma fiscal de la Administración Trump, que permitirá repatriar hasta 200.000 millones de dólares en efectivo que tiene ahora en otros países. Estos fondos podrían ser utilizados por Apple para hacer alguna compra transformadora o bien aumentar la retribución a los accionistas».

En relación con las empresas de software el analista de Carmignac cree que «son las que tienen las valoraciones de mercado más altas pero también el mayor crecimiento. A nosotros nos gusta sobre todo ServiceNow, más que nada por la posibilidad de que sea adquirida por uno de los grandes de este sector».

La facilidadpara que las empresas repatríen capital en EE.UU. puede abrir la espita a una ola de fusiones

Así, Carmignac apuesta decididamente por el sector de la tecnología dentro de cuatro áreas: comunicaciones, medios de comunicación, internet en general y tecnología de la información. El experto de esta gestora cree que «el Gobierno de Trump será favorable para el sector tecnológico en general gracias a las propuestas de reducción del impuesto de sociedades y de repatriación del capital que se encuentra en el extranjero, así como a través de la flexibilización de las normativas», punto en el que coincide con la mayoría de analistas.

Y, como no podía ser de otra manera, el sector de las tecnológicas no podía quedarse al margen de la ola de fusiones y adquisiciones, M&A en su popular acrónimo en inglés, que está llegando a todos los sectores. Así, según Older «las medidas anunciadas por Trump junto con la tendencia de convergencia en el sector generarán un contexto propicio para las fusiones y adquisiciones de gran envergadura en Estados Unidos a lo largo de todo este año».

Una prueba de que las dudas del mercado sobre las tecnológicas es el caso de Facebook, entre otros. Su precio por acción cayó drásticamente en el último trimestre de 2016 debido a las elecciones estadounidenses y a las posibles consecuencias de la salida a Bolsa de Snap, ya que no para de aumentar el número de empresas para repartir la tarta de la publicidad, una de las principales vías de ingresos de este tipo de compañías.

En relación con la valoración de Facebook, Older cree que «es muy interesante ya que es de alrededor de 24 veces su beneficio con un crecimiento de ingresos de más del 30%. En el caso de Amazon, sin embargo, hemos reducido nuestra posición, que era históricamente grande, ya que consideramos que la firma se está acercando a un nuevo ciclo de amplias inversiones en 2017 que limitará la ampliación de sus márgenes».

Opiniones al margen, lo que está claro es que los 24.000 millones en que ha sido valorada Snap es una cantidad bastante superior a muchas empresas americanas con años de historia, como se puede apreciar en el gráfico que acompaña este reportaje.

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