Hijos de Alberto Gutiérrez, cuarta generación de una bodega con más de 350 años de historia

Exporta sus vinos a 23 países fundamentalmente del entorno europeo y su objetivo prioritario es Estados Unidos

Bodega subterránea del siglo XVII ABC
Susana Alcelay

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Más de 350 años de historia avalan a Hijos de Alberto Gutiérrez, una de las bodegas más antiguas y representativas de la D. O. Rueda . Fundada en 1657 por la orden de los dominicos tras la desamortización de Mendizábal, su propiedad pasó a manos privadas, y tras sucesivas ventas, fue adquirida en 1949 por Alberto Gutiérrez. Hoy, la bodega está en su cuarta generación y es Carmen San Martín, biznieta del fundador, la que lleva desde hace más de cinco años las riendas de una moderna empresa que ya exporta a 23 países y cuenta con un amplio palmarés de premios. Recientemente ha recibido la máxima puntuación obtenida por los vinos de D. O. Rueda que otorga la Guía Peñín 2018.

Cuando en 2012 Carmen San Martín recibió la propuesta de asumir la gerencia de la bodega tardó en decidirse. Suponía, relata, un cambio de vida radical y una responsabilidad enorme ya que la empresa se encontraba en una situación delicada tras unos años de fuerte crisis que empezaba a superar con grandes dificultades. Actualmente, la situación de la compañía es muy distinta: en 2016 facturó 6,86 millones de euros. «Esto no es fruto de una labor individual, es el resultado del esfuerzo de todo el equipo, el apoyo de los socios, la confianza de nuestros clientes y proveedores, etc... Sin todos ellos no habría sido posible», explica.

Las bodegas De Alberto son unas de las de mayor producción de la región. Con capacidad de almacenamiento para 15 millones de litros , dispone de la tecnología más avanzada para la producción de vinos de alta calidad y cuenta con las certificaciones BRC, IFS y Ecológica. Y todo esto lo ha logrado siendo una empresa familiar que ya está en cuarta generación. 26 son sus accionistas, todos de la familia, aunque solo dos miembros de esta, de un total de 25, trabajan en la bodega. La cifra aumenta hasta 32 en época de vendimia.

Carmen San Martín Gutiérrez (Valladolid, 1978) es licenciada en Derecho y cuando le llegó la llamada de la familia contaba ya con diez años de experiencia laboral, fundamentalmente en banca. Llevaba, sin embargo, varios años vinculada con el negocio familiar como miembro del consejo de administración de esta bodega situada en Serrada, una pequeña localidad castellana a 25 kms de Valladolid. Desde que cogió las riendas del negocio esta empresaria ha realizado fuertes inversiones en la renovación de las instalaciones, ha incorporar nuevas categorías de vinos («frizzantes» y verdejo ecológico) y ha realizado también cambios de imagen y diseño de la marca –nuevas etiquetas, actualizar la página web...– «Buscamos modernizar y adaptar la bodega a los nuevos tiempos y a los consumidores, mejorar en eficiencia y productividad, pero sin perder nuestras raíces», asegura.

El principal mercado para Hijos de Alberto Gutiérrez sigue siendo el nacional, el canal Horeca, principalmente. Exporta sus vinos a 23 países fundamentalmente del entorno europeo (Reino Unido, Holanda, Alemania y Suecia) y su objetivo prioritario para los próximos ejercicios es Estados Unidos.

Entre los principales retos que tiene Carmen San Martín figura la exportación y el enoturismo. «Hemos realizado una rehabilitación de nuestra bodega subterránea del siglo XVII. Son galerías excavadas a mano en roca de peña, con grandes bóvedas de cañón hechas de ladrillo y con más de kilómetro y medio de longitud, un verdadero laberinto que recorre el subsuelo de Serrada. Una auténtica joya», explica San Martín.

Explica que «apostamos por el enoturismo como una forma de acercarnos a nuestros consumidores y, por qué no, en un futuro como una nueva vía de negocio. Para ello hemos adaptado nuestras instalaciones, formado al personal y nos hemos certificado para formar parte de la ruta del vino de Rueda», concluye.

Bodegas De Alberto tiene un amplio catálogo de vinos en el que destacan los blancos verdejos acogidos a la D. O. Rueda, pero en este catálogo también hay tintos, rosados y «frizzantes» amparados en la indicación geográfica protegida Vinos de la Tierra de Castilla y León. Han llegado a elaborar cerca de seis millones de botellas según la añada entre todas las categorías y marcas.

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