COUTOT-ROEHRIG

Genealogista sucesorio: el «Indiana Jones» de las herencias sin testamento

El valor medio de las herencias intestadas es de 350.000 euros, aunque en el 10% de los casos el patrimonio supera el millón de euros

Juan Carlos Valero

El 40% de los españoles fallece sin haber otorgado testamento, según el Consejo General del Notariado, lo que da lugar a que propiedades por valor de más de 150 millones de euros se queden anualmente en España sin adjudicar a sus legítimos herederos. Eso pasa con el 15% de las herencias intestadas que, al cabo de diez años, van a parar al Estado al no conocerse los beneficiarios, excepto en Galicia, Cataluña, Aragón, País Vasco, Navarra y Comunidad Valenciana.

El valor medio de las herencias intestadas es de 350.000 euros, aunque en el 10% de los casos el patrimonio supera el millón de euros. Pero también crece la dificultad para hallar a las personas que legítimamente tienen derecho a su propiedad. Para buscar a los herederos existen los genealogistas sucesorios, una profesión que nace en París en 1894 de la mano de la multinacional Coutot-Roehrig, líder mundial en la localización de herederos, con 46 delegaciones presentes en una veintena de países, «lo que facilita y acota los tiempos y costes de la búsqueda», asegura Marco Lamberti, su director general en España y Portugal.

Labor detectivesca

Abogados, administradores de fincas, notarios y administraciones públicas se ponen en contacto con los genealogistas para que realicen una labor detectivesca. Como si fueran Indiana Jones, estos especialistas con conocimientos jurídicos reconstruyen el pasado de las familias , rastrean datos y siguen las pistas, hasta el punto de que llegan a conocer mejor a las familias que los propios herederos. Coutot-Roehrig no es un simple bufete de abogados especializado en derecho sucesorio, sino una empresa que completa todo el ciclo de búsqueda y liquidación de la masa hereditaria, donde los letrados son sólo una parte, pero el peso recae en los genealogistas sucesorios. Siempre adelantan los gastos de localización de los herederos y solo cobran a cuenta de inventario, si los encuentran.

Lamberti comenta que una gran parte del trabajo del genealogista se desarrolla en la calle preguntando a personas, siguiendo pistas. La realidad supera la ficción y los casos se suelen complicar con dobles vidas. En España se puede heredar hasta cuarto grado (primo hermano, porque sobrino es tercer grado), mientras Francia e Italia permite a los herederos hasta el sexto grado, lo que supone un 40% más de posibilidades.

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