Bruselas investiga a Google por su servicio de empleo en plena guerra comercial

La Comisión analiza si la firma ha incurrido en prácticas anticompetitivas

La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager Reuters

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La Comisión Europea reconoce que investiga si el gigante tecnológico norteamericano Google también favorece su propio servicio de búsqueda de empleo, «Google for Jobs», frente a sus posibles competidores más pequeños. El anuncio hecho por la comisaria de Competencia, la danesa Margrethe Vestager podría llegar a convertirse en un nuevo caso de sanciones por abuso de posición dominante que se abre contra la empresa estadounidense, justo al día siguiente de que se hubiera anunciado un principio de acuerdo para que se imponga en el futuro una tasa específica a la actividad de las grandes multinacionales que basan su actividad a través de internet en el mercado europeo.

La comisaria Vestager, confirmó en una conferencia en Berlín que la Comisión analiza la rama de la empresa estadounidense que se dedica a comparar las ofertas de trabajo, al recordar que ya fue multada por dar un trato de favor a su negocio de comparación de precios «Google Shopping» y ahora «estamos estudiando ahora si ha sucedido lo mismo con otras partes del negocio de Google, como el sector de búsqueda de empleo conocido como Google for Jobs».

Desde el inicio de esta legislatura, el 1 de noviembre de 2014, Margrethe Vestager ha impuesto tres multas a Google por un valor total de 8.400 millones de euros (en torno a 9.300 millones de dólares). Ahora, Vestager esboza el que podría ser su cuarto castigo a la multinacional estadounidense, aunque la Comisión Europea ha matizado que la posible investigación aún se encuentra en una etapa preliminar.

Habitualmente, este tipo de investigaciones se emprenden a solicitud de los competidores que se consideran perjudicados por la actividad de una empresa que puede considerarse que actúa con tendencias monopolísticas. Como los propios servicios jurídicos de Google saben muy bien, el inicio de una investigación no prejuzga automáticamente su resultado, pero en lo que respecta a Google existen muchas posibilidades de que así sea, como se ha demostrado con la imposición de sanciones record.

La primera sanción se impuso en 2017 por favorecer a Google Shopping y ascendió a 2.424 millones de euros; la segunda, en 2018 fue por utilizar su sistema operativo Android en los teléfonos móviles para reforzar la posición de dominio de su buscador y alcanzó el récord de 4.343 millones de euros por una sanción europea. La tercera, de 1.490 millones, fue impuesta el pasado mes de marzo por abusar de su dominio en el mercado de publicidad en línea con su servicio AdSense for Search.

«Conflicto de interés»

La comisaria Vestager afirmó en Berlín que existe un «obvio conflicto de interés» en el hecho de que muchos negocios de Google actúen al mismo tiempo «como jugador y árbitro» al gestionar plataformas digitales que, al mismo tiempo, compiten con otras empresas cuya actividad también depende de esa plataforma, de forma que trabajan con una «tendencia obvia de ajustar el modo en que trabajan todos para favorecer a sus propios servicios».

En resumen, la cuestión es si «pensamos que es correcto que compañías como Google y otros tengan tanto control sobre el éxito o fracaso de otras empresas, y sean libres de usar ese poder como quieran. Si creemos que no, entonces podríamos pensar que necesitamos cierta regulación para garantizar que estas plataformas usan su poder de un modo justo y no discriminatorio».

La actual Comisión Europea termina su mandato el primero de noviembre próximo y no es seguro que Vestager siga siendo la responsable de Competencia cuando la alemana Ursula Van der Leyer haya conformado su equipo . También es posible que Google recurra la sanción, como ya ha hecho anteriormente. Por esta y otras acciones, Vestager se ha convertido en la bestia negra de la Administración de Estados Unidos. Sus servicios no solo han investigado y multado a Google sino que ha extendido su control y sanciones a otras empresas americanas como Facebook y Apple, por lo que el presidente estadounidense le atacó públicamente por «odiar a los Estados Unidos más que cualquier otra persona que he conocido».

El anuncio de esta última investigación se produce al día siguiente de que se hubiera anunciado al margen de la cumbre del G7 de Biarritz (Francia) una tregua entre Estados Unidos y Francia por la imposición en Europa de un nuevo impuesto que le haga más complicado a este tipo de grandes tecnológicas eludir los impuestos en los países donde ejercen su actividad.

Tratamiento fiscal pactado

El acuerdo entre Francia y Estados Unidos se basa en el reconocimiento de que la actividad de estas compañías multinacionales debe ser sometido a un tratamiento fiscal pactado a la escala de la OCDE y que cuando se llegue a ese consenso prácticamente mundial, Francia deberá devolver a Google y a otras «GAFA» (acrónimo formado con las iniciales de Google, Apple, Facebook y Amazon) la diferencia -si existe- con el impuesto actual.

Que la negociación de ese acuerdo se traslade a la OCDE supone que pondrá de acuerdo a todos los países de la UE que hasta ahora eran reticentes, pero también implica que Estados Unidos tendrá un papel clave en la tramitación de esta nueva tasa y podrá hacer valer sus intereses. España había decidido imponer esta «tasa Google» pero el actual Gobierno no pudo llevarlo a cabo porque no logró aprobar los presupuestos de este año.

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