Los agricultores alemanes pierden mil millones de euros por la sequía

El Consejo de Ministros prepara medidas extraordinarias para aliviar la falta de alimento de los animales.

Un granjero ara un campo de trigo en Rommerskirchen, Alemania, EFE

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Estadísticamente, durante el verano alemán llueve uno de cada tres días. Pero este año la lluvia no aparece y la federación de agricultores de Alemania cifra ya en más de 1.000 millones de euros las pérdidas derivadas de la sequía. El Consejo de Ministros está preparando medidas extraordinarias para aliviar la falta de alimento de los animales.

La ministra de Agricultura Julia Klöckner ha explicado que «en un primer momento, a los ganaderos no les ayuda el dinero, lo que ellos necesitan más urgentemente es forraje para el ganado», y se ha comprometido a informar a los gobiernos de los Bundesländer sobre futuras ayudas asesoradas por un grupo de expertos del Gobierno central y de las administraciones regionales para hacer un informe de situación, después de haber hecho un balance provisional a finales de julio.

Klöckner se ha mostrado partidaria de tomar una decisión sobre posibles indemnizaciones una vez concluya la cosecha y se pueda disponer de cifras definitivas, a finales de agosto. «No puedo proclamar el estado de emergencia sin cifras, datos o hechos representativos», ha dicho, recordando que en Alemania se registró por última vez en 2003 una gran sequía y fueron concedidas ayudas económicas a los agricultores por valor de 72 millones de euros . Son los gobiernos regionales los responsables de las indemnizaciones, pero solo pueden abrir el proceso administrativo pertinente si el gobierno central ha declarado la situación de «pérdida de proporciones nacionales».

Joachim Rukwied, presidente de la Asociación de Agricultores en Alemania y propietario de una granja en Baden-Wurtemberg, insiste en esas pérdidas «de proporciones nacionales». En Brandeburgo, por ejemplo, las plantas de maíz tendrían que haber alcanzado una altura aproximada de dos metros y medio, pero apenas llegan a los 30 centímetros, asegura. Como consecuencia, la Asociación de Agricultores espera que este año se coseche un 20% menos de cereales . La colza podría menguar incluso en un 30%. Especialmente afectados se hallan el norte y este del país, donde los termómetros siguen alcanzando los inusuales 36 grados. Y también está alcanzando altas temperaturas el debate político suscitado por la solicitud de las indemnizaciones.

Rainer Spiering, portavoz parlamentario de los socialdemócratas (SPD) para asuntos agrarios, rechaza las ayudas y recuerda que «la agricultura moderna, en nuestro país, se percibe a sí misma como empresa, de manera que a esa agricultura le toca asumir por sí misma el riesgo de una mala cosecha». Anton Hofreiter, líder del grupo parlamentario de Los Verdes, que en principio rechaza la agricultura intensiva, llama a ver la sequía como una oportunidad para un cambio. «La agricultura industrial no puede continuar como hasta ahora. Las granjas ecológicas deben ser especialmente protegidas», ha sentenciado.

Los liberales del FDP, por su parte, se muestran más dispuestos a escuchar a los agricultores: quieren que los afectados puedan deducir fiscalmente sus propias reservas de emergencia y fortalecer así la propia prevención, una vieja demanda de las organizaciones de agricultores. Y claramente a favor de las ayudas están los gobiernos de las egiones más afectadas. Till Backhaus, desde Mecklenburgo-Pomerania Occidental, contradice la línea de su propio partido en el Parlamento y considera que el Gobierno Federal debería implicarse financieramente en las consecuencias de lo que ya es la tercera mala cosecha sucesiva en el país.

Mientras los responsables políticos debaten, se estima que el trigo se ha encarecido entre un 1 0% y un 15% , los vinicultores esperan por el mosto más temprano de todos los tiempos y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) insiste en que donde deben centrarse los esfuerzos es en un programa de emergencia para combatir las causas del calentamiento global.

«Lo que vivimos este verano es el cambio climático en vivo», dice Gerald Dohme, vicesecretario de la Asociación alemana de Agricultores. Como consecuencia, explica, Alemania espera una cosecha de granos de 41 millones de toneladas, 4,5 millones menos que en 2017 , donde el promedio en los últimos cinco años es de 47,9 millones de toneladas.

También se están percibiendo irregularidades en el mercado de la fruta, donde la cosecha alemana se está produciendo excepcionalmente temprano y en desacostumbrada competencia con los agricultores del Mediterráneo. Las autoridades insisten en que el suministro está garantizado y garantizan que las consecuencias sobre el pan de los precios de los cereales «serán solo cuestión de céntimos».

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