Pensionistas hacen cola para retirar dinero a la entrada de una sucursal bancaria en Salónica, Grecia
Pensionistas hacen cola para retirar dinero a la entrada de una sucursal bancaria en Salónica, Grecia - ABC

El «corralito» dispara la compra de iPhone y videoconsolas en medio del caos griego

Aunque el consumo ha caído con fuerza en el país, el miedo de los ciudadanos a perder definitivamente sus ahorros ha incrementado la compra de artículos electrónicos y de productos de primera necesidad a través de tarjetas bancarias

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La decisión del gobierno heleno de ampliar los controles de capital y mantener los bancos cerrados al menos hasta el jueves ha impulsado a muchos griegos a gastar el dinero de sus cuentas bancarias en productos tecnológicos a través de sus tarjetas de crédito y débito.

Desde diciembre, los Griegos han retirado unos 40.000 millones de euros de los bancos. Ahora, el miedo de los ciudadanos a perder definitivamente sus ahorros –quienes se ven restringidos a sacar solo 60 euros diarios– ha aumentado el uso de las tarjetas de crédito en artículos electrónicos, que suponen un valor más o menos seguro. Las compras han sido especialmente de artículos tecnológicos de primera gama, como iPhone, iPad y Samsung Galaxy.

La demanda, en parte, se debe a los temores de que Tsipras sea incapaz de alcanzar un acuerdo y a las consecuencias económicas de que Grecia abandonara el euro.

Una eventual salida de Grecia provocaría la pérdida de un alto porcentaje de los ahorros de los griegos al adoptar una moneda propia y declararse el país en bancarrota. Antes de llegar a este supuesto, muchos helenos han preferido lanzarse a las compras por tarjeta de crédito o de débito o directamente vía comercio online.

En la última semana, el consumo en el país ha caído a cifras dramáticas, con la excepción de los artículos electrónicos más caros y los productos de primera necesidad. Según la organización griega de empresarios ESEE, las ventas han descendido una media de 70% en la pasada semana. La excepción han sido los productos alimentarios, especialmente los no perecederos, que han crecido el 30%.

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