Novak Djokovic AFP

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Si Wimbledon es propiedad de Roger Federer y Roland Garros es coto privado de Rafael Nadal, Australia es sinónimo de Novak Djokovic . Imperial el serbio en estas latitudes con su noveno título logrado ayer, tras una lección de maestría ante Daniil Medvedev .

En menos de dos horas, el número 1 del mundo acabó por desquiciar al desquiciante Medvedev (7-5, 6-2 y 6-2), al que solo le aguantó el tenis y las raras maneras que tanto daño hacen a otros rivales en un primer set en el que se levantó de un 0-3. En lo demás, y a pesar de algunos destellos que duraban un suspiro, el partido fue de Djokovic. Sin discusión. Porque leyó el encuentro de maravilla, engatusó a su rival de mil formas hasta hacerle perder los puntos, las ideas y la razón . Exhibición de compostura y estrategia para obnubilar al cuatro del mundo con un servicio preciso, un revés efectivo, una derecha oportuna y esa bola de más que siempre devolvió. Cuando el ruso tuvo que llevar la iniciativa evidenció que todavía la empresa de las grandes finales y contra los grandes le queda enorme. Cortada de raíz su racha de veinte triunfos consecutivos por quien ya lleva 21 seguidos en Australia . Quien siempre que ha alcanzado la semifinal ha besado el trofeo. Quien, ya al final del festival tenístico expuesto, dio la fórmula del éxito: dedo a la sien.

Fue una lección. De tenis. De táctica. De inteligencia emocional. De experiencia. De número 1. Se mantendrá en esa posición hasta bien entrado marzo, cuando mejorará el récord de las 310 semanas de Roger Federer. No se ha escondido nunca el serbio: quiere ser el mejor. Sin discusión . Y hacia ello va lanzado, con este trampolín que siempre es para él la Rod Laver Arena, 82 triunfos en 90 partidos.

El de Belgrado no ganaba un Grand Slam desde estas fechas el año pasado, tras una deriva por la pandemia en la que se autoexpulsó en el US Open con un pelotazo a una jueza de línea y recibió uno de sus mayores castigos tenísticos de manos de Nadal en Roland Garros. También en este torneo ha tenido sus contratiempos; con alguna declaración y peticiones fuera de tono por la cuarentena, con ciertos problemas físicos que fueron desapareciendo conforme se acercaban los partidos que separan a los buenos de los campeones.

Veintiuna victorias

Pero vuelve a la grandeza en Australia, donde no pierde desde los octavos de final contra Hyeon Chung en 2018, donde comenzó a ganar en 2008 (contra Tsonga) y repitió en 2011, 2012, 2013, 2015, 2016, 2019, 2020 y 2021. Para impulsarse en esta batalla que serbio (33 años), español (34) y suizo (39) mantienen por un hueco en la eternidad. « Todos han dejado una gran marca en el deporte . Yo trato de buscar una forma única también para mí». Con el de ayer, Djokovic acecha con sus 18 Grand Slams a sus mayores rivales (20) y firman entre los tres quince de los últimos 16 grandes. Diez de los últimos once llevan el nombre del español o del serbio. « Roger y Rafa me inspiran. Tan lejos como ellos lleguen, lo haré yo -advirtió-, es la verdadera razón por la que seguimos aquí y lo que somos. Nos alimentamos, nos motivamos, nos llevamos al límite unos a otros». Y no se irá ninguno para dejar paso a los jóvenes, que siguen sin demostrar que pueden heredar el tenis tras una de las eras más prolíficas del mundo de deporte.

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