Real Madrid

La reivindicación de Rodrygo y el acero de Courtois

El brasileño, clave en Milán con su gol en el 89: «Todas las veces que he jugado en Champions jugué bien e hice algo bueno para mi equipo»

Rubén Cañizares

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La Champions tiene un patrón muy parecido al de la NBA y la NFL . Hablamos de fútbol, baloncesto y fútbol americano, deportes bien distintos, pero el guion de estas tres competiciones es similar. Nada tiene que ver la primera fase de la Liga de Campeones, ni la liga regular de los dos deportes con más seguidores de Estados Unidos, con lo que precede a estos tres torneos. Hay ejemplos de sobra que demuestran que lo que vale de verdad son los cruces, pero este tramo también da pistas de lo que puede llegar a suceder cuando los cara a cara se convierten en un todo o nada.

El Madrid se estrenó en la edición de esta temporada con el partido más complicado de su grupo. De visitante y en el estadio del rival con el que se jugará la primera plaza. Motivo más que suficiente para no tomarse el partido a broma, y para recordar que la pasada temporada estuvo a milímetros de ser eliminado por primera vez en su historia en esta primera fase, pero no pareció así durante los primeros cuarenta y cinco minutos.

Sin disparos a puerta

El madridista más sensato se fue a la nevera en el descanso pensando que con el primer rival de mediana-alta entidad, el equipo no había estado a la altura. El liderato y la brillantez de las primeras cuatro jornadas de Liga quedaban guardadas en la despensa, ante un primer acto en el que Inter desnudó lo mal que defiende el Madrid. Presión descoordinada, espacios entre líneas, sufrimiento en los centros y en las jugadas a balón parado, y un altar en honor a Courtois, responsable de manter la portería a cero: «No encajamos gol gracias a Courtois », explicó Ancelotti. No fueron ocasiones malogradas de calado para que un interista fuera a romperse la crisma contra la pared, pero el belga, con cuatro paradas de mérito, sujetó a un Madrid plano y superado, que ni siquiera fue capaz de disparar entre palos.

El inicio de la segunda parte fue una extensión de lo ocurrido antes del refrigerio. Es cierto que el Madrid salió con mayor intensidad y deseo de ser protagonista, pero otra vez el Inter fue el que se relamió ante una nueva ocasión fallada. Bueno, más bien abortada por Courtois. Paradón de Thibaut a remate de cabeza de Skriniar: «Fue una mano abajo en un córner, que no es fácil llegar ahí cuando mides dos metros. Contento de ayudar al equipo para que ellos tengan confianza de que es difícil que me metan un gol».

Fue a partir de ese momento, minuto 53, cuando Courtois por fin pudo pestañear sin hacer sufrir al corazón. El Madrid, aprovechando el cansancio de los de Inzaghi, y el crecimiento de Vinicius más la entrada de Rodrygo , empezó a intimidar el área interista. Los uno contra uno de ambos brasileños llevaron el miedo a la defensa italiana, y fue ahí cuando el Madrid asestó el golpe. Valverde, de menos a más, Camavinga, otra vez minutos de refresco repletos de talento y trabajo, y Rodrygo, brillante en la definición, fabricaron el gol: «A Rodrygo le digo que no es importante cuánto minutos juega, sino cómo los juega», reflexionó Ancelotti. «Creo que todas las veces que he jugado en Champions jugué bien e hice algo bueno para mi equipo», se reivindicó el brasileño. No le falta razón. Rodrygo suma seis goles en Europa en solo ocho disparos.

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