MotoGPJorge Lorenzo, en territorio hostil

Siempre tan concentrado, tan contenido en su expresividad, sorprendía la euforia con que se destapó Jorge Lorenzo cuando se vio tricampeón del mundo. Gritos mezcla de alegría, rabia, liberación. «Me lo merezco», resumía con la cabeza bien alta. Antes del Gran Premio de Valencia su entorno confirmaba que se sentía impotente y solo. Abandonado por sus colores cuando era firme candidato a regalar otra corona a la marca japonesa. Y en Cheste superó a Márquez, a Pedrosa, a Rossi, a los rumores y a los desplantes de su propio equipo. De ahí, las lágrimas dentro del casco, los alaridos al cielo, los brazos extendidos para alargar su sombra de campeón.

Después de unas merecidas vacaciones para celebrar su triple corona, en invierno llegará la vuelta al cole para Lorenzo.

Con la incertidumbre de cómo se vivirá bajo el mismo techo que Valentino Rossi. Sin llegar al nivel de 2008 y la aparición del famoso muro, la tensión en el box aumentó en las últimas semanas con las acusaciones hacia Lorenzo por interceder en el TAS. «Yamaha defiende a uno de sus pilotos, aunque perjudique al otro, hace lo correcto», exculpaba el balear a sus jefes, a pesar del revés. Pero el domingo la calma tensa explotó en la sala de prensa. «No sé por qué está contento, no ha ganado un campeonato verdadero. O es estúpido o estaba compinchado», atizó Rossi. «Tiene que ser duro ver que pierdes, a lo mejor, la última oportunidad de ser campeón», se defendió Lorenzo.

Con esta premisa acudirá el español a su primer día de clase. Sabe que la empresa lo necesita, por triunfos, velocidad y sus 28 años, por los 36 de Rossi. Cumplirá el año que tiene en el contrato y mucho más, pues repite como un mantra que quiere despedirse de azul. «Estoy orgulloso de haberme convertido en una leyenda Yamaha». A pesar de todo.

Refugiado en sus nombres de siempre: Ramón Forcada, Javier Ullate y Juan Llansá en el box, Lorenzo tiene en Lin Jarvis a su protector principal. El director de equipo se desmarcó de las palabras de Rossi ayer: «Escuché lo que dijo de Márquez y Pedrosa, vi la carrera y no tengo razón para ir contra ellos. Perder por cinco puntos tiene que ser duro para él, sobre todo después de ser líder desde el inicio». Sin embargo, la situación no se plantea agradable para el balear en esta próxima temporada. Como no lo ha sido en los últimos días y, a pesar de todo, celebró su tercer título de MotoGP.