Natación | Tokio 2020

Estados Unidos aguanta el tirón de Australia

El Team USA vuelve a dominar el medallero de la piscina, como sucede en los últimos ocho Juegos Olímpicos

Zach Apple, Ryan Murphy, Caeleb Dressel y Michael Andrew EP

Igor Barcia

La semana de natación en el Centro Acuático ha llevado el sello de Estados Unidos, que ha sabido sufrir hasta la última jornada para defender su liderazgo en el medallero ante el empuje de Australia . En Tokio, la selección oceánica se veía con opciones reales de desbancar de lo más alto al Team USA, algo que no sucedía desde Seúl'88 cuando dominó la extinta RDA. Pero el mano a mano que han mantenido ambos países se ha decantado finalmente a favor de Estados Unidos, que cierra con un balance de 30 medallas, 11 de ellas de oro, mientras el equipo aussie lo hace con 20, nueve de ellas de oro . Estados Unidos ha basado su dominio en las tres victorias individuales de Caeleb Dressel, y los dobletes de Robert Finke, Kathie Ledecky y sus relevos.

Sin duda, Dressel ha sido el jefe de la piscina , con esos cinco oros que le confirman como el líder de unos Juegos que esperaban esa confirmación. Tras él habría que citar ese doblete de Robert Finke en las distancias de fondo, los dos oros de Evgeny Rylov en 100 y 200 metros espalda y los dos títulos de los británicos Adam Peaty y Tom Dean. No se puede olvidar la aportación de otros nadadores como el húngaro Kristov Milak, mientras que en el lado de las decepciones habría que colocar al japonés Seto , muy lejos de su mejor nivel precisamente en unos Juegos muy importantes para él, o el ruso Anton Chupkov, que solo pudo alcanzar una final sin llegar al podio.

En categoría femenina, el trabajo de Australia ha sido brillante . Ocho de sus nueve oros han sido cosa de mujeres, con un trío de nadadoras formado por Emma McKeon, Kaylee McKeown y Ariarne Titmus que han brillado cada día que han estado presentes en el Centro Acuático. McKeon se lleva ese récord histórico de siete medallas, cuatro de ellas de oro, que la hacen merecedora del título de reina de la piscina, mientras que Titmus se convirtió en la revelación de Tokio después de batir por dos veces a la hasta ahora intocable Ledecky, en 200 y 400 metros libre. No pudo con la estadounidense en los 800 metros, ya que ha hecho de las distancias de fondo su refugio para salir adelante en Tokio y anotarse dos oros y dos platas, un botín escaso para lo mal acostumbrados que tenía la estrella de la natación a los aficionados. Visto el dominio que han ejercido estas nadadoras, apenas ha habido espacio para las demás. Solo la japonesa Yui Ohashi ha sabido encontrar su espacio con sus dos medallas de oro que han salvado el honor local en la piscina.

Por contra, Tokio ha dejado la evidencia de que el relevo generacional ha llegado para leyendas como Sjoestroem, campeona olímpica en Río y siete veces campeona mundial se que marcha con una plata, o la húngara Hosszu, doble plusmarquista mundial que estuvo muy lejos de las mejores.

¿Y España? Los problemas físicos de Mireia Belmonte esta temporada eran un hándicap que finalmente se ha dejado notar en el rendimiento del grupo, que se va de Tokio sin pisar el podio . Estuvo cerca la catalana en la primera de sus pruebas, pero se quedó a 23 centésimas del podio en los 400 metros estilos, y después no pudo pasar de semifinales en 800 y 1.500 libre. Había esperanzas en Hugo González, campeón europeo en 200 metros estilos, pero no tuvo opciones de podio al quedar sexto en la final. Y la grata noticia fue la clasificación de Nicolás García para la final de los 200 metros espalda . Con 19 años y en su primera gran experiencia a nivel mundial, su aparición es un soplo de aire fresco para la natación española.

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