Mundial Rusia 2018

Un récord entre bostezos

España se impone a Túnez en un flojo partido flojo de los de Lopetegui, que afrontarán el primer encuentro del Mundial con sensaciones mejorables

Julen Lopetegui y Lucas Vázquez EFE

Enrique Yunta

España, anoche, realizó seguramente el peor partido de la era Lopetegui, lo cual es una mala noticia, pero también tiene su parte buena: mejor que fuera ayer y tomar nota para lo realmente importante, que es el 15 de junio en Sochi. Espera Portugal, espera Cristiano Ronaldo y espera el Mundial, y ahí no valen partidos tan justitos como el de Krasnodar ante Túnez. «Creo que teníamos mejores sensaciones antes de comenzar esta concentración que después de estos dos últimos partidos, pero ahora viene una competición muy bonita», resumió Iago Aspas a pie de campo. Habla en nombre de todos.

Por muy amistoso que fuera, a la selección le faltó una tensión competitiva tremenda , justificado cierto alarmismo porque aún hay tiempo para rectificar y ponerse las pilas. Muchos disputaron sus primeros minutos en esta preparación, vale, pero hubo una desconexión colectiva con errores individuales impropios en la entrega. Toque, toque, toque, aunque sin sustancia, sin ningún tipo de gracia.

Lo mejor fue el campo, un campazo cinco estrellas con una pantalla 360 grados que envuelve a las 35.000 personas que caben en el recinto y provocan la sensación de estar en una nave espacial. La acústica además impone y la presentación del equipo español fue al estilo Hollywood, con gladiadores camino a la guerra y música épica a todo trapo. En el campo se vio poco de eso, ni rastro de la aspirante al Mundial. Sí se vio un enorme toro de Osborne en el césped, medio guiño a España y medio reconocimiento al símbolo del Krasnodar, que en su escudo lleva a tan noble animal. Peculiar y llamativo cuanto menos, como la ola que ejecutaron los rusos a su manera, que son fríos para casi todo.

Hay un dato que define perfectamente lo que se vivió ayer: el primer remate de España entre los tres palos fue en el minuto 64, ya con Diego Costa en el campo, y sin que ese remate entrañara demasiado peligro. Tampoco es que al conjunto de Lopetegui se le reconozca por su puntería, siempre a vueltas con el gol desde que se fue David Villa, pero lo que está claro es que no se puede marcar, o parece casi imposible, si no se tira a puerta.

Casi sobre la bocina llegó la única celebración. Marcó Aspas después de una acción de Diego Costa y sirvió para alargar una racha tremenda de 20 encuentros consecutivos marcando (desde la derrota contra Italia en los octavos de la Eurocopa de 2016), igualando el récord histórico del equipo. Ese registro fue en blanco y negro, de 1947 a 1951.

Lopetegui, optimista

Ya que la cita no tenía nada, a Lopetegui le dio por mover el árbol y probó con defensa de tres durante los últimos quince minutos, un experimento por lo que pueda pasar a partir del 15 de junio. Con ese sistema llegó el tanto cuando nadie contaba con él, premio al intervencionismo desde la banda . El técnico, sin embargo, fue menos dramático en sus explicaciones e incluso vio cosas buenas. «El equipo ha sabido superar las dificultades, ante un rival que no ha perdido ninguno de los últimos nueve partidos. En el Mundial raramente ganará alguien 3-0 ó 4-0», comentó en zona mixta con cierta tranquilidad.

Por no haber no hubo ni VAR, así que el equipo llega al torneo sin demasiado conocimiento sobre la materia. Simplemente en una ocasión se vio al árbitro consultar con sus asistentes por una mano de un defensa tunecino dentro del área, nada más. Lo mejor del duelo fue que no hubo lesionados , ese gol de Aspas para maquillar el tostón, el reparto de minutos y que se acabó a su hora. España, desde luego, tiene trabajo.

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