Eurocopa 2016

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Eurocopa Francia 2016 - Selecciones

Ramos y Piqué, centrales para España

Genios y figuras, el madridista y el culé forman una de las parejas más singulares de la Eurocopa y son la piedra angular de la defensa de 'La Roja'

Sergio Ramos y Gerard Piqué forman un dúo inusual. Sus historias parecen extraídas de la imaginación desbordante de un guionista que juega al despiste hasta que logra cruzarlas y ensamblarlas en un final con música experimental. El sevillano juega en el Real Madrid y el catalán en el Barça. El primero alborota las redes sociales sin pretenderlo con sus habituales meteduras de pata; el segundo lo hace a conciencia y hurga en las heridas que más duelen. El de Camas desafía publicamente cada vez que puede al eterno enemigo, y el eterno enemigo, encarnado en Piqué, un azulgrana insobornable, contraataca. Pero cuando el andaluz y el barcelonés se enfundan la camiseta de España hablan el mismo idioma, les basta una simple mirada para entenderse y constituyen la piedra angular de la defensa de los campeones de Europa. Son dos caras en apariencia antagónicas que adquieren sentido al fundirlas en una misma moneda.

La pareja de centrales del combinado nacional mantiene una relación estable desde hace varios años, con altibajos más o menos acusados vinculados casi siempre al enturbiado ambiente previo y posterior a los clásicos. Ramos y Piqué son casi de la misma quinta (tienen 30 y 29 años, respectivamente) y, aunque con muchas dificultades por las presiones internas y sobre todo de los altavoces exteriores, han sabido aislarse del estruendoso ruido ambiental blanco y culé y enterrar el hacha de guerra cada vez que Vicente del Bosque les ha llamado para defender una misma causa. El seleccionador valora su experiencia en el terreno de juego y su capacidad de concentración, determinante en un equipo que basa su filosofía en la posesión y que puede pagar muy caro sus pérdidas de balón si los dos actores del eje de la retaguardia no guardan en todo momento las espaldas de sus compañeros del centro del campo.

El madridista y el culé poseen cualidades muy diferentes y una de sus máximas virtudes es la capacidad que tiene cada uno de suplir las carencias del otro. Ramos es rápido -jugó mucho tiempo como lateral-, contundente, tenaz y expeditivo, pero en ocasiones peca de cierta indisciplina en la colocación y suele tener dificultades en la salida de la pelota. Piqué es más lento, sobre todo cuando arranca en parado, pero siempre está bien situado, saca el balón jugado y con criterio y su intuición es extraordinaria cuando se trata de 'adivinar' los movimientos del adversario. El sevillano es corazón, fortaleza y potencia. El barcelonés, cabeza, pausa y eficacia. La mezcla de los ingredientes de uno y otro da como resultado la fórmula perfecta para crear un central único dotado de unos recursos extraordinarios. Por separado son futbolistas excelentes. Juntos integran un tándem demoledor, la simbiosis exacta de pasión y prestancia.

Y comparten otro rasgo: dan la cara dentro y fuera del campo. Ramos y Piqué no pertenecen a ese grupo de jugadores que se van por la puerta de atrás cuando las cosas no han funcionado o que buscan excusas indefendibles en los momentos delicados. No tienen problemas en mostrarse autocríticos y suelen ser los encargados de lanzar los mensajes más relevantes tanto en sus respectivos clubes como en 'La Roja'. El miércoles, tras la desastrosa imagen que había ofrecido la selección la víspera ante la desconocida Georgia en el último amistoso antes de la Eurocopa, el defensa del Madrid dio un paso adelante para atender a los medios de comunicación horas antes de coger el vuelo a La Rochelle. Reconoció sin medias tintas que España no había tenido su día y aprovechó para pedir confianza a los aficionados de cara a la cita continental de Francia porque los hombres de Del Bosque son todavía los actuales campeones continentales.

Además de por su condición de futbolistas y por lo que representan en el Madrid y en el Barça, y por supuesto en 'La Roja', Ramos y Piqué, campeones de Europa y del mundo, conviven también a diario con la permanente lupa de la Prensa rosa, siempre atenta a sus compromisos sociales y deportivos y a los movimientos de su círculo más próximo. El defensa sevillano ha formado una familia con Pilar Rubio y el central catalán con Shakira, y resulta casi imposible no encontrar alguna noticia sobre ambas parejas en las revistas del corazón todas las semanas. Por cierto, en la idílica isla de Ré, donde se encuentra concentrada la selección desde el pasado miércoles, sus vecinos y también los numerosos turistas no paran de preguntar a los periodistas españoles si saben si la cantante colombiana tiene previsto acudir algún día al hotel que sirve de centro de operaciones a la tropa dirigida por Vicente del Bosque.

'La Roja' necesita la mejor versión de Ramos y Piqué si quiere tener opciones de lograr su tercera Eurocopa consecutiva, un desafío sólo a la altura de los más grandes. El barcelonés no es muy querido por la afición nacional desde que se significó en favor de la celebraciñon de un referéndum para decidir el fututo de Cataluña y es pitado en todos los estadios nacionales en los que juega con la camiseta internacional. En el Coliseum Alfonso Pérez también ocurrió en el choque con los georgianos. Varios compañeros salieron en su defensa y él asume el asunto con resignación. No parece en cualquier caso que haya afectado a su rendimiento. Ramos y Piqué, Piqué y Ramos, no son amigos, pero se respetan como profesionales y han sido capaces de olvidar sus diferencias y rencillas del pasado para remar en la misma dirección y hacer olvidar el fracaso de Brasil. Y no son unos futbolistas cualquiera. Son centrales para España.

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