Tras estrenarse como seleccionador galo en un gran campeonato con derrota en cuartos de final del Mundial de Brasil ante Alemania, a la postre el campeón, Didier Deschamps afronta el gran reto de conducir a los 'bleus' en su Eurocopa. Campeón del mundo como jugador y capitán más de diez años de Francia, está muy bien valorado por sus compatriotas, aunque un sector de la crítica le reprocha haber prescindido del madridista Karim Benzema. Asume que la condición de locales y los buenos resultados les conceden el papel de candidatos, pero insiste en que eso hay que demostrarlo en el campo, empezando con el choque inaugural de este viernes ante Rumanía.

«Hace dos años que no jugamos un partido oficial. Tengo ganas de ver a mi equipo en esa situación. La última vez que disputamos uno eran otros jugadores», advirtió el expreparador del Mónaco, Juventus y Marsella en la conferencia de prensa oficial celebrada este jueves en el Stade de France. «Todo está por hacer», recordó en un intento de frenar la euforia tras nueve victorias en los últimos diez choques.

Trata de quitar presión a sus jugadores al afirmar que «Alemania y España tienen la ventaja de su valor histórico, los primeros porque son campeones del mundo y los segundos por todo lo que han conseguido, y comienzan la competición con la ambición legítima de poder ganarla». Reconoció que «Francia es competitiva, con un potencial ofensivo muy interesante, capaz de marcar muchos goles y de crearle dificultades a los adversarios», pero matizó que «en una gran competición es necesario tener un buen equilibrio y ser capaces de defender bien», lo que supone un problema a causa de las bajas en esa zona.

Sabe que la posesión de balón puede ser un medio para ganar partidos, pero no un fin en sí mismo porque no garantiza el éxito. «Hay que saber qué hacer con la pelota, no sólo dar pases en el centro del campo. Yo prefiero un equipo más vertical», enfatizó.

Rechazó atribuir a los rumanos el calificativo de rácanos en su propuesta futbolística, aunque sí asume Deschamps que les concederán el dominio del juego. «No es un bloque ultradefensivo, tiene una organización atrás de gran calidad, pero es capaz de presionar al rival, de llevarle al error. Tiene esa capacidad de desmontar al rival, de pasar muy deprisa del ataque a la defensa. Defienden muy bien, con mucha disciplina, pero no se quedan ahí. Pueden ir muy arriba y cuando tienen el balón saben qué hacer con él», insistió.

Confesó haber trabajado la faceta psicológica para que sus jugadores no sientan la presión de afrontar el duelo inaugural como un condicionante negativo. «Es un partido de apertura, con todo lo que eso representa. No hay que hacer una montaña, nos vamos a aislar de eso, no creo que influya en nuestra forma de acometerlo. Vamos a empezar con ganas, con determinación, con generosidad, sin olvidar que es el debut, pero cuanta menos influencia tenga el entorno sobre los jugadores, mejor», subrayó horas antes del gran estreno.