Llega la hora de la verdad para la selección portuguesa, convencida como nunca de ser una de las favoritas de esta Eurocopa de altos vuelos con sello francés. Queda atrás la tradicional falta de confianza en sus posibilidades por parte de un combinado nacional que aún no se ha estrenado a nivel de títulos internacionales. El concepto de destino fatal que persigue al país vecino desde que vio desvanecerse la gloria de su imperio llegó a su cénit futbolístico en 2004, cuando Portugal perdió la Eurocopa en casa frente a la aguerrida Grecia que hizo tambalearse los cimientos del buen gusto en el terreno de juego.

Ahora, por fin, Portugal cree en sí mismo y se aferra a su megaestrella, Cristiano Ronaldo, para proclamar a los cuatro vientos aquello de 'ahora o nunca'. A sus 31 años, el delantero del Real Madrid se encuentra eufórico después de conquistar su tercera Champions League (segunda con los merengues, tras una primera con el Manchester United) y es consciente de que «es el momento». Como mucho, le quedaría el Mundial de Rusia en 2018, pero ya no puede esperar más si de verdad quiere pasar a la historia no sólo como un hombre de club, sino como un futbolista total, uno de los mejores de todos los tiempos.

El optimismo se huele en las calles de Lisboa y Oporto, que comienzan a engalanarse con las banderas rojiverdes. Además, la Eurocopa arranca en una fecha tan señalada como el 10 de junio, en el que se celebra el Día de Portugal. Tal vez puede tratarse de un signo premonitorio de que esta vez sí, habrá 'chance'. O al menos eso piensan muchos ciudadanos lusos, que sacan pecho por tener en sus filas al número uno del mundo.

Desde la época del gran Eusebio, cuya vida se ha traducido en un musical, no se palpaba semejante clima ganador en la patria del fado. El seleccionador nacional, Fernando Santos, abandera las expectativas después de reconocer: «Tenemos a un súper Cristiano». Y hasta el primer ministro, el socialista António Costa, exhibe su convicción de que la gran forma del espectacular delantero enderezará el rumbo de un equipo cuyo centro del campo se encomienda al que brilló esta temporada en el Sporting de Lisboa, con William Carvalho al frente.