Fútbol

El sueño roto de los hermanos Obama, estrellas en el anonimato

Salomón y Fede repasan con ABC su paso por el Atlético de Madrid, donde eran las joyas de la corona de la cantera. No lograron dar el salto definitivo, pero ahora siguen disfrutando del fútbol lejos de los focos

Fede y Salomón Obama posan para ABC con las camisetas de sus actuales equipos De SanBernardo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Ni en deportivo ni en coche de alta gama. Puntuales a la cita, Salomón y Federico, los Obama , llegan andando al Municipal de El Soto, donde varios niños preparados para comenzar los entrenamientos con el C lub Deportivo Móstoles URJC les reconocen y saludan alocadamente. «Vamos, chavales, hay que trabajar duro», les aconseja Salo a las puertas del estadio, mientras su hermano choca la palma de la mano a uno de los pequeños, que agradece el gesto respondiendo con la mejor de sus sonrisas. Antiguos jugadores de las categorías inferiores del Atlético de Madrid , donde parecían directos al estrellato, los Obama empezaron a llamar la atención en torneos de alevines tras sus inicios en Móstoles, pero una década después continúan buscando el salto definitivo a la élite del fútbol que tantos les auguraban. «Nunca es tarde», advierten. Con 21 años, estos mellizos siguen siendo jóvenes y disfrutando del balón aunque muy alejados del foco mediático y del halago fácil que recibieron en aquellos primeros años como rojiblancos. Las palmaditas en la espalda han dado paso a una realidad más cruda y ahora juegan prácticamente en el anonimato dominical. «Amigos en el fútbol hay muy pocos. Hay muchísimos conocidos, pero amigos, pocos. Mucha gente se pega solo por interés, porque se habla de ti, porque destacas y ven que pueden sacar tajada», lamenta Fede al recordar con ABC aquellos primeros años de brillo junto a su hermano tras explotar a nivel nacional en el Torneo de Brunete . «En este deporte, a medida que va pasando el tiempo, vas aprendiendo con quién puedes contar y con quién no», sentencia.

«Al principio había mucha gente encima de nosotros. ‘Vas a ser un genio’, te decían. En ese momento estás como en el cielo, pero en el fútbol no hay el ayer, solo se vive del presente», explica Fede Obama , actualmente jugador del s egundo equipo del Dux Internacional de Madrid . Ya es padre de un niño y de una niña a pesar de su juventud. Su hermano Salomón continúa viviendo en casa de sus padres, aunque durante su paso por clubes de ligas menores como las de Dubái y Armenia tuvo que aprender a volar solo. «Y a cocinar», apostilla. Antes de probar en el extranjero tuvo una breve estancia en el Celta B y el Mérida, aventuras todas ellas sin continuidad ni grandes titulares. Nada que ver con sus inicios, aunque aquellos días tampoco resultaron fáciles. Las suspicacias por su físico aparecieron pronto.

Federico Obama y su hermano Salomón, en El Soto de Móstoles De Sanbernardo

«Cuando empezamos a jugar torneos con el Atlético, había rivales a los que sacábamos una cabeza. Había gente que se metía con nosotros porque destacábamos en el campo y nos insultaban por nuestro físico, pero en otros equipos también había jugadores que sacaban una cabeza a otros chicos y nadie les decía nada», explica Salomón. Él estuvo a punto de dejarlo por los insultos racistas. «Después de un partido de alevines en el que me insultaron mucho, yo no quería seguir jugando más. Mi entrenador entonces, Santi Expósito, me llamó a casa para hablar conmigo y sus palabras me ayudaron a cambiar la decisión. A medida que fue pasando el tiempo fuimos aprendiendo a saber manejar mejor ese tipo de situaciones», añade, aunque su hermano Fede no comparte la reflexión. «Salomón era más tranquilo, yo oía un insulto y me encaraba. Mi agente me decía: ‘mira, lo que más les duele es que hagáis goles, calladles con vuestro trabajo, con vuestros goles’. Ahora en los campos hay menos racismo, pero la lacra sigue existiendo », se lamenta.

Los Obama, con el Atlético

Salomón y Fede continúan viviendo en Móstoles , son uña y carne. Siempre lo han sido y muestran su buena sintonía al no parar de bromear durante la conversación con este periódico. Nacieron el mismo día y soñaron juntos hasta que se separaron en el Atlético al llegar a categoría infantil. «La familia y la gente cercana a ti son fundamentales en esto del fútbol. Los consejos de los que te quieren, tus padres, tus amigos de verdad, no los que aparecen y desaparecen, son los que te ayudan en los malos momentos, los que ayudan a saber llevar la presión que sufre un niño cuando empieza a destacar. Mi padre nos decía que nunca dejáramos de trabajar, que mantuviéramos la humildad. En el Atlético nos insistían en eso», recuerda Salomón, ahora en el Club Deportivo Móstoles URJC (Segunda división RFEF). Los hermanos Obama siguieron los consejos, pero el camino del fútbol no siempre es recto. En la mayoría de las ocasiones tampoco es el esperado ni conduce a la meta soñada.

El sueño futbolístico de Salo y Fede comenzó en Móstoles en 2008 , aunque nacieron el 4 de febrero de 2000 en Guinea Ecuatorial en una familia en la que sus padres tuvieron otros cinco hijos. «Teníamos 8 años, me acuerdo perfectamente. Era invierno, llegamos de África y hacía muchísimo frío. No estábamos acostumbrados a esas temperaturas e íbamos con manga corta por la calle. La gente nos miraba extrañada. Al principio fue duro», explica Salomón, que junto a su mellizo tuvo un paso fugaz por el Real Madrid antes de vestir de rojiblanco . «Ellos y el Atlético vinieron a buscarnos a Móstoles, donde jugábamos. Finalmente decidimos ir al Madrid, hicimos las pruebas y nos cogieron, pero pedimos una cosa que no nos querían dar. El Atlético sí aceptó y acabamos allí», recuerda Fede. Con un físico y una envergadura imponentes, destacaron rápidamente y todo comenzó a ir deprisa para ellos. Quizá excesivamente deprisa. En los recreos, todos los compañeros del colegio querían formar parte de sus equipos y de vuelta a clase no paraban de preguntarles cómo era eso jugar en Atlético. Parecían directos al estrellato , pero con el paso de los años comenzaron a descubrir otra cara del fútbol que ignoraban hasta entonces. La aventura no solo se torció deportivamente. «Que un chaval de once años tenga representante puede venir bien o mal, depende de sus intenciones. Yo, con la experiencia de los años, preferiría que mi padre fuera mi representante, un padre te aconseja mejor, te dice las cosas como son y todo queda en casa. Hay gente, y nos ha pasado, que mira más por el bien suyo que por el tuyo», lamenta Salomón. «En aquellos primeros torneos, todo era muy bonito, maravilloso, la gente te decía que ibas a ser una estrella, pero cuando vas subiendo de categorías te das cuenta de que el fútbol no es tan bonito, ni tan fácil como algunos lo pintan. A medida que vas ascediendo existe mucha más competencia, hay que trabajar muy duro y ser muy fuerte de mente para poder salir adelante», insiste Fede.

Fede y Salomón Obama, durante la entrevista con ABC De Sanbernardo

También hay que ser duro para saber aguantar golpes inesperados, como el que supuso para ellos la salida del Atlético de Madrid , en el que parecían llamados a pasar a formar parte de su historia. Su caso es la demostración de que en este deporte todo puede cambiar de un día para otro. «En el Atleti siempre me dieron confianza, siempre estuve en los equipos A y nunca en los B. Subí al filial del Atlético con 17 años y jugué diez partidos, pero, al siguiente año, el entrenador me llamó y me dijo que ya no contaba conmigo. Habiendo estado en el club tanto tiempo, que me dijeran eso de un día para otro me dolió muchísimo. No lo entendía. Me ofrecieron buscarme otro equipo para cederme, pero dije que no», explica Salomón Obama . Tres años después de aquel doloroso adiós mantiene intacta la ilusión por intentar llegar a lo más alto del fútbol: «Si no, no seguiría jugando».

A punto de dejarlo

Fede abandonó el club colchonero poco después que su hermano. Tras un paso de puntillas por Valencia con el CD Acero y por Madrid con el Unión Adarve, él sí estuvo a punto de dejar definitivamente el fútbol cuando nacieron sus hijos, pero su hermano Juanito, jugador en las categorías inferiores del Dux Internacional de Madrid , le convenció para volver a intentar ser feliz con el balón. «Quizá cuando comenzamos se exageró mucho nuestro nombre, se nos puso muy por arriba. Quizá no supimos llevarlo o quizá no nos dieron muchas oportunidades», afirma levantando los hombros en señal de duda.

Ni él ni Salomón se consideran juguetes rotos del fútbol , un deporte en el que siguen disfrutando en clubes más modestos como el CD Móstoles URJC y el Dux Internacional de Madrid. Su sueño por llegar a la élite sigue vivo y continúan peleando por ello.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación