Un cámara de televisión en el Bernabéu
Un cámara de televisión en el Bernabéu - ÓSCAR DEL POZO

Una panzada de fútbol

Septiembre solo tiene una fecha sin partidos. Algunos se disputan a horas intempestivas en días laborables

Madrid Actualizado: Guardar
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El sol sale por el este y se pone por el oeste, los días tienen 24 horas, las semanas siete días... y no hay fecha sin fútbol –salvo excepciones–, porque la rueda del negocio no puede detenerse. Esa rueda la giran las televisiones, y aunque los clubes se quejan de lo apretado del calendario y de algunos horarios de locos, lo hacen con la boca pequeña porque la ubre catódica les da de comer.

Desde el jueves 1 de septiembre, en que la selección española disputó un amistoso frente a Bélgica, hasta el domingo 2 de octubre, con la correspondiente jornada de Liga, habrán transcurrido 32 días de fútbol con la única excepción del 12 del corriente, que cayó en lunes.

Desde ese mínimo paréntesis, una tacada de veinte días en sesión continua, con citas oficiales en el torneo doméstico, la Champions y la Europa League. La agenda incluye también los encuentros de la Liga Femenina. Los aficionados al denominado «deporte rey» no tienen tregua.

No es la primera vez que ocurre esto y, naturalmente, no será la última. En las pasadas temporadas se han llegado a contabilizar hasta once días consecutivos de Liga –empalmándose tres jornadas; esta semana estamos inmersos en una racha idéntica– y veintitrés de fútbol –de todas las competiciones–. Los partidos televisados en un fin de semana han llegado, en ocasiones, a la cuarentena, incluyéndose los internacionales (Premier League, Serie A italiana…).

Hay dos factores que se unen a la sobrecarga: los altos precios y los malos horarios, con encuentros en días laborables a horas intempestivas. La primera cuestión no preocupa especialmente a la Liga de Fútbol Profesional (LFP), conocida como LaLiga, cuyo «target» preferente es el telespectador, no el abonado. Por eso no tiene inconveniente en programar para mañana un Barcelona-Atlético de Madrid a las diez de la noche, complicado para un público infantil que tiene que madrugar para ir al colegio.

Se trata, en el lenguaje del presidente de la LFP, Javier Tebas, de un horario «premium». No entra en esta categoría el partido de los sábados a la una de la tarde, experiencia novedosa para favorecer al mercado asiático que obligará a cambiar las costumbres de los hinchas que probablemente invertían ese tiempo en hacer la compra de la semana, acompañar a sus hijos a sus propios compromisos deportivos o, simplemente, tomarse el aperitivo. El fútbol, piensan los más acérrimos, acaba por imponer sus hábitos.

Pasaron a la historia los encuentros agrupados a las cinco de la tarde, salvo en la última jornada de Liga para que no haya suspicacias. Ayer se acabó la jornada 4 con un Alavés-Deportivo que se jugó a las 20.45. Hoy empieza la 5, con dos encuentros, uno a las 20.00 (Málaga-Éibar) y otro a las 22.00 (Sevilla-Betis). Mañana, el bloque principal, con tres partidos a las 20.00 y otros tantos a las 22.00. El jueves acaba la jornada y el viernes empieza una nueva, con citas matinales, vespertinas y nocturnas a lo largo del fin de semana, como si el fútbol hubiera caído en una especie de bucle sin interrupción.

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