Mallorca - Deportivo

La lucha por el ascenso aparca los sentimientos de Martí

Hincha desde niño del Mallorca, en el que dejó huella como jugador, el técnico intenta subir al Deportivo en su casa

Martí celebra un gol en la semifinal ante el Málaga EFE

J. Abizanda

Cuando José Luis Martí (Palma, 28 de abril de 1975) firmó como entrenador tras el despido de Natxo González , el Deportivo había caído al quinto puesto por una alarmante racha de resultados y en Riazor se veía amenazado el objetivo marcado del regreso a Primera división un año después del descenso. El técnico se sentó en el banquillo a falta de nueve jornadas convencido de poder devolver a los gallegos a la élite y hoy afronta el partido más difícil de su vida no solo porque se encuentra a 90 minutos del ascenso (120 si hay prórroga), también porque enfrente está el Real Mallorc a, el club de su vida, en el que jugó como centrocampista y al que lleva en el alma. Un encuentro de sentimientos contrapuestos para un entrenador que dejó huella y es muy querido en las Islas Baleares.

Martí regresa a «casa» feliz por la ventaja de los dos goles conseguidos el jueves en el partido de ida (2-0), pero también con el corazón encogido porque sabe que su alegría esta noche, en caso de ascenso, tendrá el contrapunto de la tristeza de sus amigos hinchas del Mallorca y de los miles de aficionados que le jalearon en su etapa como centrocampista. Formado en el club balear, con el que debutó en la Copa (1996-97) y, posteriormente, en Primera en un partido ante el Alavés (1999-2000), el ahora técnico del Deportivo colgó las botas en 2015 en el equipo al que ya animaba con tres años junto a su padre en las gradas del desaparecido Luis Sitjar. Pero en el fútbol profesional el afecto y el cariño se aparcan y esta noche solo pensará y sentirá en blanquiazul. «Así es el fútbol. Lo viviré con la máxima pasión y defendiendo los intereses del Deportivo. No puedo obviar que es mi isla, el equipo en el que me formé, pero estoy viviendo el sueño del Deportivo y el mío propio, que es llegar a Primera», avisó tras eliminar al Málaga en la semifinal y conocer que su rival por el ascenso sería su Mallorca.

Se le escapó en Tenerife

Martí comparte su pasión por el Mallorca con su afición por el baloncesto americano y graba los partidos de la NBA que no puede ver cuando se lo impiden sus obligaciones en los banquillos, en los que comenzó en 2015 en el Tenerife, otro de sus equipos en su etapa de jugador además del Sevilla. En la isla canaria vivió la felicidad por el ascenso a Primera conseguido en 2001, pero también la mayor decepción en su corta carrera como técnico. En la temporada 2016-17, en la final por el ascenso ante el Getafe, se quedó a un solo gol de guiar a los tinerfeños a Primera.

Dos años después, Martí tiene ante sí el reto de poder celebrar el ascenso que se le escapó en Tenerife , aunque para ello tenga que provocar la decepción del Mallorca, el equipo al que defendió en más de doscientas ocasiones y en el que marcó su último gol como futbolista profesional. Los sentimientos no valen esta noche y subir al Deportivo es su único pensamiento.

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