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Julen Lopetegui, en su primer entrenamiento como seleccionador nacional - ÓSCAR DEL POZO

Selección españolaLopetegui, visto por sus ayudantes

El cuerpo técnico destaca la capacidad de trabajo y la perseverancia del seleccionador nacional, que ayer ejerció por primera vez en Las Rozas

Las Rozas Actualizado: Guardar
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En una medida sin precedentes, y teniendo en cuenta la importancia de la fecha, Julen Lopetegui se presentó con sus chicos ante los medios, citados al mediodía para rescatar las imágenes típicas de los futbolistas con la maleta justo antes del inicio de la concentración. Bajo la solana, disparado el mercurio, el nuevo seleccionador fue poniendo nombres a sus ayudantes, un equipo al que se le pide desde ya devolver la ilusión por España. No hace tanto del chasco de la Eurocopa y de la salida de Vicente del Bosque y la gente está expectante porque lo novedoso siempre genera cierta ilusión. «No he dormido mucho. Es el primer día de clase, estamos contentos e ilusionados, con mariposas en el estómago», introdujo Lopetegui, que el domingo cumplió cincuenta años y que se adentra en el reto más atractivo de su carrera.

Es la exigencia de la nueva España.

El técnico quiere darle al equipo un toque personal, heredando también lo bueno de los tiempos pasados. Del Bosque le dio brilló a la genial idea de Luis Aragonés y ahora Lopetegui quiere aprovechar ciertos automatismos adquiridos en la etapa más gloriosa del fútbol español. De ahí que José Manuel Ochotorena y Antolín Gonzalo sigan en su grupo de trabajo. «Julen me quería también en el campo, quería que estuviera con él en los entrenamientos y siendo partícipe del ciclo de trabajo. Es un orgullo y una gran emoción», cuenta Antolín Gonzalo, que seguirá con el trabajo de ojeador de rivales y estará en el día a día del equipo. De momento, su impresión sobre el nuevo seleccionador es perfecta. «Es una persona cercana, escucha a todo el mundo, pide opinión. Es muy emocional y muy atrevido, y tiene temperamento. Ha sido una muy buena decisión y esperemos que los resultados den la razón a la Federación».

También sigue José Manuel Ochotorena, preparador de porteros y que conoce desde hace años a Lopetegui. «Siempre ha estado con una gran actividad, muy encima de todas las situaciones desde que asumió el cargo. Quiere tener toda la información y hace un seguimiento del día a día muy puntual. Le veo con muchas ganas e ilusión, quiere que empiece ya todo», relata Ochotorena».

«Es muy duro, muy exigente. No es mandón, simplemente se hacen las cosas que dice y ya está»

El segundo de Lopetegui es Pablo Sanz, aquel futbolista del Rayo que luego estuvo coordinando las categorías inferiores del Oporto y que fue director deportivo de la Costa Rica que enganchó en el Mundial de Brasil. «Julen habla lo justo, habla lo que tiene que hablar. Le conozco desde hace muchísimos años, he sido su compañero y somos amigos. Me transmite siempre mucha exigencia. Y ya lo hacía como compañero, es algo que nos viene muy bien a todos», introduce Sanz, que coincide con el análisis de sus compañeros. «Es muy duro, muy exigente. No es mandón, simplemente se hacen las cosas que dice y ya está. No hay más. Sencillamente, él es el jefe y todo lo que dice va a misa. Hay mucha ambición e ilusión». El gusanillo de la primera vez, sensación de la que se empapa Óscar Caro, preparador físico. «Como dice Pablo, es muy exigente, pero esa exigencia nos gusta a todos. Que él sea el capitán de este barco me parece muy interesante y los que vamos en él tenemos muchas ganas. Remamos al son de sus ideas, pero estamos muy convencidos de que se van a hacer grandes cosas».

Ya por la tarde, puntual como un reloj, la selección saltó al césped de Las Rozas a las 18.45 horas, entrenamiento con puertas abiertas antes de echar el cerrojo. El primero en salir fue Lopetegui, liderando el pelotón, delatado por las supersticiones y las manías que se adquieren en el fútbol. Evitó pisar la línea de cal, tocó el verde y se santiguó, buscando ayuda divina para esta nueva etapa. Montó un corrillo en el centro del campo mientras las cámaras disparaban como metralletas y él, con gafas de sol, ofreció un cordial parlamento a sus alumnos. «Ha sido un entrenador con el que apenas había tenido trato, pero el resto de compañeros sí. Me habían hablado muy bien de él y la primera toma de contacto fue muy buena», remarca en nombre del vestuario Sergio Ramos, primer capitán ahora que Íker Casillas ya no es el héroe de todos.

Sonrisas, apuntes e intensidad para empezar la era Lopetegui, que sin apenas tiempo tendrá que preparar el amistoso del jueves contra Bélgica. Su principal misión es despertar el afecto que se ha perdido por el camino y asegurar la presencia en el Mundial de 2018, cuya fase de clasificación arranca el lunes 5 en León contra Liechtenstein.

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