Fútbol

De ídolos en el campo a soluciones exprés en el banquillo

Vicente Del Bosque, Manolo Jiménez y Abel Resino debaten sobre la pertinencia de recurrir a grandes figuras sin recorrido como técnicos cuando vienen mal dadas

Solskjaer y Lampard, durante el Manchester United-Chelsea de esta temporada

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El remedio tiene ya visos de tradicional. Algo así como la miel para la tos. Los resultados tienen garantías similares: algo más cercano a la autosugestión que a la validez empírica. El último ejemplo llegó hace una semana, cuando el Arsenal se dispuso a tratar su crisis destituyendo a Emery y contratando a un icono del club como Ljungberg , expuesto a las inclemencias del primerísimo nivel de forma precoz.

El caso es uno entre tantos y la historia ha sido ya mil y una veces contada. Los motivos por los que sucede, una mezcla entre el valor de la experiencia sobre el césped y el misticismo por el que hay quien piensa que nada malo puede suceder tras el aura de un ser mitológico, son algo más difusos.

«La falta de experiencia no debe ser impedimento para que alguien de la casa se haga cargo. Es quien más información tiene. Y a lo mejor llega mejor preparado que uno de fuera que conoce menos a la plantilla», apunta Vicente Del Bosque , que ofició hasta dos veces como interino antes de coger definitivamente el timón del Madrid. «Tampoco es que sea un beneficio, simplemente hay que ver si está preparado, y normalmente la gente del club está acostumbrada a los niveles de presión que se manejan», completa.

De Lampard a Zidane

Sin salir de Inglaterra, el Chelsea se lanzó a los brazos de Lampard cuando el pasado verano se separó de Sarri al tiempo que se preparaba para afrontar un verano sin la posibilidad de fichar. Y hace un año, el Manchester United recurrió a Solskjaer para pacificar un ambiente crispado tras la ruptura entre Mourinho y varias vacas sagradas de la plantilla. En España, Zidane interrumpió su periodo de formación en el Castilla para relevar a Benítez al frente del Real Madrid y a Guardiola , aunque encaminado como heredero natural del banquillo del Camp Nou tras sus éxitos con el filial en Tercera, se le encomendó dar carrete a la prolífica etapa de Rijkaard en el Barça.

«Lo primero es estar cualificado, no solo para alinear sino para gestionar un grupo. La experiencia ayuda, pero cada día tienes que reciclarte. Como en todas las profesiones, salvo quienes nacen con una estrella, se necesita un proceso de aprendizaje», se suma Manolo Jiménez , que estuvo ocho años en el Sevilla Atlético antes de coger al primer equipo tras la fuga de Juande Ramos al Tottenham. Y Abel Resino , que saltó del Castellón para encauzar al Atlético de Madrid tras el despido de Aguirre, da otra vuelta al tema: «Muchas veces se opta por gente de la casa porque es mejor como opción económica. Además, cuando llegas sin experiencia el crédito se agota antes. A Guardiola se le aguntó y se acertó, pero no hay decisiones que sean más o menos correctas, es un tema de sensaciones».

Reconocen todos la ventaja que supone haber sido un jugador importante, especialmente por el aprendizaje que brinda el contacto con grandes entrenadores. «A veces las conclusiones que sacas también son negativas», matiza Resino. Y no piensan que haber triunfado de corto implique un mayor respeto del vestuario. «El jugador va a ver enseguida si el entrenador tiene conocimientos. Pero lo importante es que se pongan al servicio de quien llega, su único papel es jugar», incide Del Bosque. « Una cosa es saber de fútbol, y está claro que haber jugado ayuda, y otra muy distinta es saber comunicarlo », defiende Jiménez. «Es importante hacerse respetar, y es cierto que los jugadores importantes pueden reaccionar cuando llega alguien sin nombre... pero creo que es algo que sucedía más antes, una cuestión de educación», completa Resino.

Y cierra Jiménez con una observación: «Cuando somos entrenadores todos queremos meternos en la rueda, y no todo es aceptable. Tú no puedes, con tal de entrenar, aceptar todo. Necesitas unos principios, metodología. A partir de ahí, está claro que quien acepta entrenar a su equipo de siempre le mueven cosas más allá de su contrato. Pero no todos los que pertenecen a un club están capacitados para entrenarlo ».

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