Segunda B

«Checa», del encierro en un vestuario a entrar en la historia del fútbol español con el Mérida

El nuevo centrocampista del Mérida, un trotamundos, es el jugador que más clubes diferentes ha defendido en una misma categoría

José Carlos Romero Infante «Checa», nuevo jugador del Mérida ABC
Jorge Abizanda

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Miles de futbolistas han pasado por Segunda división B, pero muy pocos la conocen tan bien como el sevillano José Carlos Romero Infante «Checa» (Dos Hermanas, 26-4-1983). El veterano centrocampista fichaba hace solo unos días por el Mérida , su decimocuarto equipo ya en la liga de bronce, y ahora figura como el jugador que más clubes diferentes ha defendido en una categoría tan dura y complicada dentro y fuera de los terrenos. «No lo sabía. Son muchos años ya de trabajo y es bonito sentirse alguna vez protagonista en una división que no siempre ha estado bien cuidada», afirma el andaluz al enterarse de su récord durante una conversación con ABC. En ella, repasa su travectoria y la evolución de una categoría en la que hace unos años se vio obligado a encerrarse en un vestuario para reclamar el dinero que le debía su directiva.

Ha disputado 429 partidos en Segunda B , pero «Checa» saca a relucir dos. El de su debut, un derbi canario ante el Castillo cuando se estrenó con el Fuerteventura en la categoría (agosto de 2004), y otro frente al Águilas murciano, una cita que marcó su carrera siendo futbolista del Algeciras . Aquel 13 de enero de 2008, el vestuario de El Mirador pasó a convertirse, literalmente, en su casa. «Llevaba meses sin cobrar, mi mujer se tuvo que volver a Sevilla, yo no podía pagar el alquiler y me encerré en la caseta para reclamar los meses que me debían». Al acabar el encuentro, tiró un colchón en el suelo del cuarto del utillero, instaló una pequeña cocina y conectó una radio que nunca dejó de acompañarle. Solo salía para entrenarse. Permaneció nueve días rodeado de balones y camisetas , pero aquella semana conoció «la enorme solidaridad que se mueve en este fútbol». «No me pagaban, pero tampoco me dejaban irme del club. Fue el peor momento de mi carrera, pero soy positivo y me quedo con los recuerdos bonitos de esa mala experiencia, las visitas de los aficionados y de los compañeros, las miles de llamadas que recibí». Tras arreglarse la situación, regresó a las Islas Canarias en mitad de la temporada para enrolarse en el Santa Brígida .

«Afortunadamente, la Segunda división B es ahora diferente . Los clubes son más responsables, los presidentes se han dado cuenta de que es necesario ajustar los presupuestos y adaptarse a ellos. Las imágenes de encierros en los vestuarios que también les tocó vivir a otros compañeros eran demoledoras e hicieron mucho daño a esta categoría». El mayor control económico ha ayudado a mejorar la imagen de la categoría, pero «Checa» advierte del nuevo peligro en el fútbol más modesto. «Los impagos y las deudas eran antes la amenaza, las apuestas y los amaños han tomado el testigo . Afortunadamente también se está luchando ya contra eso», explica un centrocampista infatigable que lleva corriendo desde 2004 por los campos de toda España. Un pivote defensivo que admira a Busquets, pero cuya referencia fue el argentino Fernando Redondo, y que disfrutó de su momento deportivo más feliz con el ascenso del UCAM Murcia a Segunda división (2015-16). Él, sin embargo, no dio el salto de categoría porque el siguiente curso volvió a ser de bronce con el histórico Hércules.

La aventura continúa

Tras acabar en enero su etapa en Alicante, ahora afronta una nueva aventura en Mérida , donde afirma que se ha encontrado «una afición volcada con el equipo y un presidente que transmite una tremenda ilusión». Como siempre, su mujer le acompaña en este viaje. Una vez más, mudanza, maleta s y cientos de kilómetros hasta un nuevo destino. «Tanto cambio de equipo, de ciudades, es mucho más complicado cuando los jugadores tienen hijos. Yo no soy padre y, en este sentido, me resulta todo más sencillo, además siempre cuento con el apoyo de mi esposa. La vida de un futbolista no es tan bonita ni cómoda como muchos creen».

Pero él quiere seguir sintiéndose futbolista y piensa que aún le quedan unos años para disfrutar de lo que más le gusta. Un jugador que desde su primera temporada tiene la costumbre de preguntar el nombre de pila de los árbitros para llamarles así durante los partidos. «Me quedan ganas de seguir, he venido con mucha ilusión a Mérida. Ahora, con 34 años, me planteo cada entrenamiento y cada partido como si fuera el último . Cuando yo note que estoy mal, que ya no llego, seré el primero en levantar la mano y decir hasta aquí hemos llegado».

Hasta ese momento, «Checa» continúa la senda del uruguayo Sebastián «el loco» Abreu , que con 41 años sigue en activo y es el futbolista que ha jugado en más equipos diferentes (26), aunque no en una misma categoría.

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