Bengalas, cartas bomba y otras atrocidades pirotécnicas dentro de un estadio de fútbol

Diez heridos en el último derbi turinés

La Serie A fue esta vez el escenario de la barbarie que algunos «aficionados» pretenden implantar en el mundo del fútbol. El pasado domingo, minutos antes de dar comienzo el derbi turinés, un objeto similar a una carta-bomba explotó en la grada del Juventus Stadium donde estaban ubicados los seguidores del Torino.

El incidente dejó diez heridos (uno de ellos en estado grave) y la sensación de que una terrible tragedia estuvo a punto de suceder. Aunque en un principio se creyó que se trataba de fuego amigo, es decir, que fue culpa de los propios aficionados visitantes, la Policía acabó confirmando, tras revisar varias grabaciones de la contienda, que el explosivo provenía de la zona que regentan los ultras de la «Vecchia Signora».

Los Boixos Nois incendian Montjuic

Si hay un suceso que aún esté reciente en la memoria es el que acontenció en el antiguo estadio del Español con motivo de un derbi frente al Barcelona. El 27 de septiembre de 2008, un partido que acabó con victoria blaugrana por un gol a dos estuvo al borde de mudar en drama. La entrada en escena de los radicales culés no pudo ser más desafortunada.

Al día siguiente en la crónica del ABC se podía leer: «A los 23 minutos de la segunda mitad, con el Barça volcado en el área del Español, una lluvia de bengalas lanzadas por los Boixos Nois amenazó con la integridad de los aficionados blanquiazules, que poseídos tuvieron un conato de invasión de campo. Se suspendió el encuentro durante unos diez minutos y la tensión se apoderó de Montjuic, que así de triste despidió al siempre apetecible derbi regional».

Días después los Boixos Nois denunciaron, a través de un comunicado, que el lanzamiento de bengalas estuvo justificado por las «provocaciones e intercambio de objetos» con los aficionados del Español. Los radicales aseguran que camino de Montjuïc encendieron bengalas, ante los Mossos, «sin ningún problema» y que en los aledaño del estadio «fueron recibidos con lanzamientos de objetos que algunos compañeros devolvieron».

El 'caso de las bengalas' en Sevilla

En la temporada 01-02 un seguidor del Betis puso en jaque a todas las fuerzas de seguridad, durante el derbi frente al Sevilla. A pesar de que el partido fue declarado de alto riesgo, el aficionado consiguió esquivar todos los controles y accedió al estadio Ruiz de Lopera con un artilugio pirotécnico que utilizó para lanzar hasta trece bengalas en dirección a la zona donde estaban los hinchas visitantes.

La Policía logró identificar al autor gracias a las imágenes ofrecidas por Canal + y a las propias cámaras del recinto que grabaron la bochornosa acción. Aunque la escena evocaba el recuerdo de otras tragedias similares, por suerte esta vez no hubo que lamentar ningún daño físico.

En la resolución posterior, la Secretaría de Estado argumentó que, según los informes de la Comisión Nacional Antiviolencia y del coordinador de seguridad del Betis, el sujeto identificado con las siglas A.M.C. «procedió al lanzamiento masivo de bengalas o fuegos de artificio desde la grada inferior hacia las gradas superiores», donde estaban los seguidores sevillistas. La misma añadía además que el aficionado empleó «un artilugio a modo de lanzadera que, asimismo, introdujo en el estadio».

La tragedia de Sarriá

Era una calurosa tarde de marzo de 1992 cuando Guillermo, de 13 años, acudía por primera vez al estadio de Sarriá para presenciar un partido de fútbol. Por desgracia, también sería la última. Una bengala de socorro marítima lanzada desde el lateral opuesto a su ubicación atravesó el pasto y ya solo se detuvo al impactar en el pecho del niño. El partido entre el Español y el Cádiz ni siquiera había empezado.

La magnitud de la desgracia se pudo leer en las páginas de ABC, que aparcaron el relato de una crónica más para hacerse eco de lo que nunca nadie hubiera querido contar:

«Nada más producido el impacto de la bengala en el cuerpo del joven Guillermo, se pudo observar la gravedad de la herida. 'Fue impresionante y mortal de necesidad', según manifestó el médico del Español, que fue el primero en atenderle. El padre de Guillermo, Joaquín Alfonso Zapatero, se produjo importantes quemaduras en las manos al intentar extraerle la cápsula metálica de la bengala que estaba incrustada en el pecho de su hijo. Después de llegar los médicos del club españolista, que certificaron la gravedad de la herida, el joven fue trasladado con urgencia en una ambulancia al Servicio de Guardia del Hospital Clínico de la Ciudad Condal, donde ingresó con un 'paro irreversible, a causa de la penetración del cohete por el hemitórax que le produjo ruptura arterial'».

El petardazo a Buyo en El Sadar

El Sadar siempre ha sido un campo hostil con el Real Madrid. La cercanía de la grada con el césped ha contribuído a elevar el grado de odio a su máxima potencia. Una de esas batallas que se recordarán para los restos tuvo lugar en la temporada 88-89, donde el masivo lanzamiento de objetos que caían sobre el arco de Paco Buyo obligó al árbitro a suspender el encuentro.

Nada más saltar al césped, el conjunto blanco se encontró una pancarta donde se podía leer «Buyo ejecución». Sin haber concluído la primera mitad, el arquero ya acumulaba varios 'recuerdos' de su paso por el estadio de Osasuna: uno en la cabeza por el impacto de una barra de hierro, y una quemadura en la pierna por un petardo que le arrojaron. La crónica de ABC decía al respecto:

«A pesar de que se pensaba que con el tanto local se calmarían los ánimos, no se paró la lluvia de tornillos, naranjas, barras de hierro, etcétera, que caía desde el fondo sur de El Sadar. En el minuto 43, un cohete se estrellaba contra la rodilla de Buyo. Socorro González decidió entonces suspender el partido y ambos equipos abandonaban el terreno de juego si bien en los primeros instantes no se pudo precisar si había sido el Madrid quien había dejado el terreno de juego sin consultar al arbitro, o si había sido el propio colegiado quien decidió suspender el partido. Al final, se aclararía que había sido Socorro quien decidió suspender el partido».

El Carranza se viste de luto

El 21 de abril de 1985, durante el transcurso de un Cádiz-Castellón en el estadio Ramón de Carranza, el lanzamiento de una bengala iba a acabar con la vida de Luis Montero Domínguez. A pesar de que ese día el equipo andaluz logró el ascenso a la máxima categoría del fútbol español, la muerte del espectador de 57 años convirtió la gesta en un auténtico baño de lágrimas.

«En aquella ocasión, dos espectadores, Juan Manuel Orozco y José Gómez, manipulaban una bengala marina de hacer señales, ésta se les escapó y atravesó el campo desde los bancos de pista hasta la tribuna, donde impacto en el pecho de Luis Montero. Éste fue trasladado inmediatamente a la residencia sanitaria Fernando Zamacola de Cádiz, donde ingresó cadáver minutos después del suceso», reflejó el diario ABC al día siguiente de la fatídica desgracia.