Baloncesto

Draft de la NBA: las precoces estrellas que «ya están aquí»

Las 30 franquicias escogerán esta madrugada para sus plantillas a las grandes promesas universitarias y a los mejores proyectos europeos e internacionales

LaMelo Ball durante un partido con los Illawarra Hawks australianos Illawarra Hawks

Pablo Lodeiro

A todos nos llega la «madurez», al menos la física, porque la mental o la sentimental no acepta a cualquiera. En la NBA, a ese momento, se le llama draft , la noche «donde todo comienza», la que puede marcar el devenir de sus 30 franquicias con base en la intuición, el trabajo y sobre todo en el talento, siempre el talento. Los jóvenes jugadores, fogueados en el año más extraño que se recuerda, con la NCAA cancelada y la NBA en una burbuja , ya han presentado sus credenciales y ahora esperan a ser elegidos por las franquicias y ciudades que adornaban las paredes de sus habitaciones cuando solo eran unos cachorros. Hoy quieren ser lobos, o al menos aspiran a que algún día se les llame por ese calificativo. Según las predicciones esta es una de las generaciones más inciertas de la última décad a . Aun así, siempre hay jugadores, como LaMelo Ball, James Wiseman o Anthony Edwards, nombres y apellidos de la nueva hornada que desembarca esta misma noche en la mejor liga de baloncesto del mundo. «Ya están aquí», que diría el narrador Guillermo Giménez.

LaMelo Ball es el nuevo prototipo de estrella, de las que irrumpió con fuerza en las nuevas plataformas, como Youtube, donde se asomó por meter 92 puntos en un partido de instituto, de «palomero» que se dice, o como Instagram, donde tiene 5.6 millones de seguidores, más que cualquier jugador de los Lakers campeones , a excepción de Lebron y Davis claro. Viene de una familia mediatizada hasta la saciedad, con un padre, Lavar, que vio en sus tres hijos tres minas de oro. Lonzo, el mayor, acabó en los Pelicans y LiAngelo, el mediano, retenido en China porque robó un rólex en una gira con la universidad de UCLA. Los tres hermanos compartieron camiseta en el instituto californiano de Chino Hills e incluso tuvieron su propio reality de televisión, «Ball in the family». LaMelo también ha roto barreras en lo deportivo, por el indudable talento que traspira el base de dos metros que es hoy en día, y porque rechazó jugar en la universidad, paso intermedio casi habitual antes de la NBA, para irse a competir primero a Lituania y luego a Australia . Hoy, a sus 19 años, es seguramente el jugador más talentoso de todo el draft y apunta a ser elegido bien arriba, en la cúspide.

Criado en las calles de Nashville, Tennessee, James Wiseman parece un hombre arraigado a su tierra, porque hasta ahora, solo ha jugado en el estado que le vio nacer. Primero lo hizo en la escuela Ensworth en su ciudad natal, donde Wiseman ya medía más de dos metros y pesaba más de noventa kilos, para luego trasladarse a Memphis, hogar de los Grizzlies, y jugar en el instituto y la universidad. Hoy mide 2,16 y es un firme candidato para ser elegido entre los tres primeros del draft, con los Warriors de Curry y Thompson en el horizonte, necesitados de un estímulo tras perder las finales contra los Toronto Raptors hace dos temporadas y quedar de últimos en el oeste en la última. Sin embargo hay dudas sobre el grandullón. El ex NBA y su entrenador universitario Penny Hardaway ayudó económicamente con 11.500 dólares a su familia cuando estos se mudaron a Memphis, algo que la NCAA no permite, y le aplicó una suspensión al jugador de 12 partidos. Wiseman, ante la decisión, se retiró del circuito y desde entonces se entrena en solitario para el Draft. Pese a que la NBA está dominada por el triple y los «bajitos», un pívot con aspecto de dominante, como Wiseman, aún está muy valorado.

Gente extraña del viejo continente

A los europeos en la NBA había una época en la que se les tildaba de «bichos raros», ya que por mucho talento que poseyeran parecía que no pertenecían a aquel lugar. Jugadores como Petrovic, los Gasol, Nowitzki y, en última estancia, Doncic , además de muchos otros, han revertido por completo esta sesgada visión y el estereotipo del paliducho metetriples. Por ejemplo, Lebron James dijo en 2018 de España que solo producía jugadores con inteligencia sobre el parquet. Hoy, el israelí Deni Avdija parte como líder en el draft del «viejo continente», como dicen los estadounidenses, pese a que el francés Killian Hayes y el serbio Aleksej Pokusevski , criado en el Olympiacos, cuentan con buenas referencias.

Anthony Edwards es uno de esos jugadores que, pese a que no llega a los dos metros, es grande, muy grande, y ocupa mucho espacio en la pista. Si Reggie Miller te quitaba el complejo de flaco, Edwards te baja los humos con sus anchos hombros, pese a solo tener 18 años. Es de la escuela de la fricción, del aro como objetivo y del atletismo como bandera, aunque poco fiable en la línea de tres, desde donde lanzó por debajo del 30% en la universidad de Georgia. Edwards es un proyecto de deportista de élite desde muy joven, y destacó como jugador de fútbol americano en el colegio, lo que le concedió el apodo de «Ant-Man», para luego cambiarse al basket porque era «más divertido». El jugador nunca ha ocultado su admiración por Dwyane Wade, emblema de los Miami Heat y que fue elegido en el número 5 del draft de 2003, promoción considerada como una de las mejores de la historia. Edwards, acabe donde acabe esta noche, parece que jugará con el número 5 en la NBA, dorsal que utiliza para honrar la muerte de su madre y abuela , ambas fallecidas a causa del cáncer en ese día del calendario y con tan solo seis meses de diferencia.

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