Esquí
El truco final de Mikaela Shiffrin
La estadounidense, que hoy cumple 24 años, pone fin en Andorra a la mejor temporada de siempre en el esquí
Cada cierto tiempo aparecen en los medios estadounidenses listas con las que identificar a los deportistas más dominantes, aquellos que aplican con mayor rigor su tiranía sobre los rivales. Ilustres atletas como Tiger Woods, LeBron James o Ronda Rousey han liderado de forma habitual esos rankings por no dejar ni las migajas al resto. Sin embargo, de un tiempo a esta parte todos ellos han ido cediendo posiciones ante el extraordinario y juvenil empuje de Mikaela Shiffrin .
La gran estrella del esquí mundial busca estos días un final aún más alucinante a una temporada de ensueño. Sus datos abruman: tercera gran Bola de Cristal como mejor esquiadora absoluta, récord de victorias en un año y sexto título en eslalon. Eso, sin contar las dos medallas de oro y la medalla de bronce con las que se marchó de los pasados Mundiales de Are, en Suecia.
Shiffrin, que cumple hoy 24 años, ha aterrizado en la estación andorrana de Grandvalira Soldeu para la gran final de la Copa del Mundo, la última prueba del calendario y el lugar donde recibirá el merecido homenaje por su tremenda campaña. Pero no viene de turismo. La estadounidense opta aún a otros dos suculentos premios porque llega como líder tanto en el Supergigante como en el eslalon gigante. Éste último es el que tiene más a tiro. Lidera la general con 97 puntos sobre la checa Petra Vlhova cuando hay cien en juego. Le valdría simplemente con puntuar en la carrera del domingo para sumar otra Copa. Antes, mañana mismo, Shiffrin disputará la última cita del supergigante, a donde también acude en primera posición con 32 puntos más que Tina Weirather, de Liechtenstein. La austriaca Nicole Schmidhofer y la noruega Ragnhild Mowinckel también llegan con opciones.
Shiffrin, que está llamada a romper todos los registros existentes, abomina en todo caso de las estadísticas. No le gusta que le recuerden que sus 15 victorias de esta temporada acabaron con un récord establecido por la suiza Vreni Schneider hace 30 años. Ni que al ritmo actual de triunfos las marcas absolutas establecidas en la Copa del Mundo por el sueco Ingemar Stenmark (86) y por su compatriota Lindsey Vonn (82) serán historia dentro de muy poco tiempo. «Por supuesto que de vez en cuando pienso en eso», confesaba hace unos días en la República Checa. «Pero he aprendido a bloquear mi mente para centrarme solo en la próxima carrera. Eso me ayuda a no presionarme y a ser mejor esquiadora».
Más rápida que los chicos
El trayecto de Shiffrin hacia la cima ha sido imparable desde los 16 años. Nació en Vail, Colorado, donde se ubica la mayor estación de esquí de los Estados Unidos. Y, sin embargo, no fue allí donde aprendió a esquiar. Con cinco años sus padres se trasladaron al estado de New Hampshire. Cambiaron las Montañas Rocosas por el más modesto Monte Burke, en el noreste de Vermont. Al final, eso no resultó un impedimento para que Mikaela aprendiese el deporte que amaban sus progenitores. Su madre, Eileen, sigue estando en su equipo de entrenadores y es su principal apoyo en los largos viajes alrededor del mundo.
Shiffrin debutó en la Copa del Mundo el día que cumplía 16 años y meses después se subía al podio por primera vez. En 2013 lograba su primer triunfo en eslalon, y desde entonces su ritmo de victorias no ha hecho más que crecer: 5 en 2016, 11 en 2017, 12 en 2018 y las 15 actuales, con posibilidad de aumentar. Semejante determinación le viene desde que era una niña, cuando adoptó el lema «Always be faster than the boys» (siempre sé más rápida que los chicos). Ahora esa frase tan reivindicativa, casi un presagio, le acompaña en cada bajada impresa en su casco de competición.
