hHenrik Stenson levanta el trofeo de Dubái
hHenrik Stenson levanta el trofeo de Dubái - REUTERS

GolfStenson, de la ruina a la cima

El golfista sueco, que perdió su dinero con la crisis de 2011, realiza el mejor año de su vida

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Si en el mundo del deporte es difícil llegar a lo más alto y mantenerse allí arriba, repetir la operación en varias ocasiones lo es mucho más. Aunque, claro, cuando se tiene calidad sobrada para ello es más sencillo conseguir esta hazaña. En el caso de Henrik Stenson, además, semejante logro no debería sorprender a nadie, puesto que es uno de los golfistas más apreciados y reconocidos a nivel mundial tanto por su talento como por su modo tranquilo de ver la vida.

Lo primero que hay que resaltar es su espíritu de trabajo, que le ha llevado a escalar todos los escalones del golf profesional hasta llegar a lo más alto. Desde los circuitos de formación (el Challenge europeo) hasta los nivel alto (el Europeo) y absoluto (el Americano), con la peculiaridad de que ha terminado ganando torneos y la lista de ganancia en todos ellos.

«Creer en uno mismo»

La forma de conseguirlo ha sido a base de mucho trabajo, de un físico portentoso (de hecho, apenas utiliza el «driver» para alcanzar grandes distancias porque con la potencia que imprime a su madera 3 le basta) y de una indudable confianza en sus posibilidades. «En toda trayectoria hay altibajos, pero lo importante es creer en uno mismo y no venirse abajo ante las adversidades –reconoce–. Yo he tenido algunos momentos malos en mi carrera y afortunadamente los he podido superar». Después de arrasar en el Challenge y de sacarse la máxima tarjeta continental en 2001, parecía que se iba a comer el mundo cuando ganó el Benson & Hedges el año siguiente. Sin embargo, se produjo un parón en su evolución que le llevó a pasar por una sequía de éxitos durante tres años, hasta que recuperó el tono ganador en el Heritage de 2004.

Las tres siguientes temporadas fueron de consolidación para el sueco, que siguió cosechando triunfos (Qatar y BMWInternational en 2006 y Dubái en 2007) y preparando el terreno para su irrupción en el PGATour. Cuando ganó el Mundial «Match Play» en Estados Unidos poco después dejó claro dónde iba a estar su sitio, aunque nunca renunció a sus raíces europeas (ha formado parte de cuatro equipos de la Ryder Cup).

Todo le rodaba de cara al gotemburgués en esa época. Se había casado con Emma y había tenido a su primera hija (Lisa); el año siguiente ganó la Copa del Mundo junto a su amigo Robert Karlsson y, en 2009, el The Players Championship. Se encontraba viviendo un sueño cuando, de repente, todo se tornó en pesadilla: las inversiones financieras que su agente le había realizado se vinieron abajo con la crisis de Lehman Brothers de 2011. Lógicamente, el palo anímico y deportivo fue tremendo (cayó más de doscientos puestos en el ránking mundial), pero utilizó la misma estrategia que en sus comienzos: confiar en sus posibilidades y apoyarse en su familia.

El mejor año

«Gracias a ellos no me vine abajo –recuerda–, acababa de nacer mi hijo Karl y me di cuenta de que había otras cosas en la vida además del dinero». Así que, haciendo de tripas corazón, volvió a trabajar duro para ganar de nuevo en Sudáfrica a finales de 2012.

A partir de ahí, la leyenda de Stenson no ha hecho más que crecer. En 2013 vivió el mejor final de temporada que se recuerda (se impuso en la FedEx Cup americana y en el Orden de Mérito europeo) y jalonó su palmarés con tres victorias de prestigio: Detusche Bank y The Tour Championship, a aquel lado del Atlántico, y el DPDubái, a éste.

Ese título postrero lo repitió la siguiente campaña y, después de un 2015 más relajado, en 2016 ha jugado su mejor golf. «Ha sido el mejor año de mi carrera, sin duda», afirma orgulloso. El Open Británico, la plata olímpica y el número uno continental así lo atestiguan.

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