Balonmano

Las claves de una decepción

A pesar de la buena imagen y de la victoria, España se queda sin representación masculina en balonmano en los Juegos Olímpicos

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  1. Eslovenia

    Se llegó con muchas ganas y mucha calidad en los brazos como para que uno de los dos billetes que se repartían en el preolímpico de Suecia fuera para la selección española. Un buen comienzo contra Eslovenia inspiraría confianza para los restantes encuentros. A pesar de los nervios iniciales, los de Manolo Cadenas se impulsaron contra los eslovenos, que ya les habían arrancado un empate en el Europeo de Polonia. Sin embargo, el descanso sentó fatal a los jugadores, que se condenaron ellos solos porque apenas marcaron cinco goles en la segunda parte. Esa primera frustración marcó la dinámica del resto de torneo y obligó a que la gesta fuera mucho mayor.

  2. Cansancio

    A pesar de la buena imagen mostrada en el último partido, la selección española de balonmano sucumbió en su intento por alcanzar los Juegos Olímpicos. Se quedó a un solo gol, con un final cruel porque a falta de cinco segundos Suecia lanzó un penalti que los dejaba sin el billete. Una tremenda decepción para todos, pero sobre todo para los propios jugadores, conscientes de que solo con los éxitos de la selección se pude recuperar el maltrecho balonmano nacional.

    Pero la selección española ha llegado muy cansada a este preolímpico. No solo por el desgaste diario de sus ligas domésticas, sino porque después del Europeo de Polonia, la mala final ante Alemania los condenó de nuevo a pasar por un torneo muy duro.

  3. Aspecto económico

    De nada sirvió un ciclo olímpico con lucha por las medallas en todos los torneos internacionales. Ni el oro del Mundial de 2013, ni el bronce en el Europeo de Dinamarca, ni el cuarto puesto en el Mundial de Qatar, ni la plata en el Europeo de Polonia. El torneo preolímpico se disputó en Malmoe (Suecia) porque la federación sueca desembolsó más dinero. Una circunstancia que puso más cuesta arriba a la selección española su clasificación para los Juegos, pues el pabellón donde ayer se disputó el encuentro contaba con 15.000 gargantas apoyando a los anfitriones.

  4. Presión arbitral

    Jugarse la plaza olímpica en territorio hostil también tuvo un componente negativo: las decisiones arbitrales siempre juegan un poco a favor del anfitrión. Ocurrió durante todo el encuentro. «El arbitraje en la parte final no ha influido, pero durante el partido sí», protestó Manolo Cadenas.

  5. Sin gol

    La segunda parte ante Eslovenia fue la claa muestra de que a España le falta gol. Solo marcó cinco en treinta minutos. Ante Irán, que podía haber paliado la situación si hubieran ganado de más de 16, se quedaron en 14. Ante Suecia tampoco se pudieron marchar en el marcador cuando las sensaciones eran positivas porque las ganas chocaron en los palos o en Mattias Andersson. Incluso Entrerríos se lo manifestaba así a sus compañeros en un tiempo muerto: «Tranquilidad al ataque, estamos fallando en tiros solos».

  6. Sin recambios

    Este grupo mágico se mantiene fiel a su espíritu de lucha y de compañerismo sin igual. No obstante, la columna vertebral de la selección no cuenta con los apoyos necesarios para ayudar en caso de que los seis o siete fijos necesiten descansar o se ausenten.

  7. Fórmula

    A España, que le gusta ganar a la carrera, se le acaban también las ideas cuando el equipo rival encuentra el truco. Pasó en la primera fase del Europeo de Polonia y también en el preolímpico. Se pudo jugar poco con los pivotes, gran baza de la selección, porque ni Aginagalde ni Baena pudieron encontrar ningún hueco. Tapados hasta el límite, no pudieron encadenar demasiadas jugadas consecutivas. Tampoco los extremos funcionaron como en épocas más brillantes. Faltó Víctor Tomás ante Suecia, pero tampoco pudo desarrollar su capacidad por el lateral Valero Rivera. Eso sí, mantiene una calidad exquisita y una frialdad sin igual desde los siete metros.

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