El Juli, Talavante, el mayoral y Perera salen a hombros de La Merced
El Juli, Talavante, el mayoral y Perera salen a hombros de La Merced - alberto díaz

Todos a hombros en una gran tarde de toros y toreo en Las Colombinas

El Juli, Perera y Talavante se reparten siete trofeos en un festejo de tres horas

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Tarde triunfal en la tercera corrida de Las Colombinas. En medio del calor, El Juli, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante se repartieron siete orejas. La terna de figuras, cada cual en su estilo, salió a hombros en compañía del mayoral de la ganadería de Santiago Domecq, que lidió una corrida de excelente juego en líneas generales.

Hace un año Miguel Ángel Perera no tuvo suerte con el lote, pero ayer demostró en Huelva que está en un gran momento. Recibió al segundo de rodillas, con una cordobina y varias verónicas y se jugó los muslos en el quite con unas ajustadísimas saltilleras. Con tres pases cambiados por la espalda y el de pecho comenzó la faena de muleta, una labor muy centrada y con mucho compromiso, pero el toro, al que le faltaba transmisión, fue a menos.

No importó porque Perera, muy valiente y de verdad, se pegó un serio arrimón que rubricó de una estocada. Al palco le faltó sensibilidad para dar las dos orejas que merecía y el público pedía, así que la bronca fue mayúscula.

En el quinto dejó otro templado quite -por chicuelinas y tafalleras- rematado a una mano sensacional. Tras brindar al tendido se plantó de rodillas y firmó una primera serie de mucha brillantez. Perera quería conseguir la puerta grande y se fajó en el toreo en redondo, con pases circulares. Cobró una estocada y el presiente esta vez concedió las dos orejas.

El Juli, que pasó como una apisonadora el año pasado, tuvo un lote perfecto para triunfar. Cortó dos orejas al primero pero en otro momento lo habría hecho con mayor rotundidad. El madrileño estuvo variado con el capote en un quite en el que intercaló chicuelinas y cordobinas antes de rematar con dos medias. En la muleta tuvo a un gran toro, que repitió con clase y al que pudo torear a placer con la diestra y al natural. A medida que avanzó la faena, El Juli, capaz y solvente, acortó distancias y optó por un toreo en cercanías sin enmendar la posición, que llegó al público. Estoconazo sin puntilla, rapidísimo efecto y trofeos igualmente veloces.

El cuarto fue devuelto tras lastimarse una mano en banderillas, aunque el presidente se equivocó y sacó primero el pañuelo blanco. Se peleó con los mansos y acabó apuntillado en las tablas. El sobrero fue un toro muy serio, que transmitía una barbaridad y metía la cara con mucha calidad. El Juli lo citó en los medios, el de Santiago Domecq iba largo y siguió embistiendo después de muchos muletazos, no todos con la suavidad que requería. Falló con la espada y saludó la ovación en un toro de triunfo.

Talavante brindó al público el tercero, al que llevó al caballo con una suavidad exquisita y dejó en suerte con una serpentina invertida preciosa. Comenzó la faena muy templado y sacó a los medios al toro, que tenía muy buen son, pero el caso es que la conjunción no llegó a ser completa. El extremeño meció la muñeca al natural de forma exquisita, toreó con los vuelos y refrendó con una estocada que sirvió para cortar un trofeo.

El sexto fue otro sobrero, del mismo hierro, con el que Talavante se recreó con el capote y en la muleta. Con estatuarios en el centro del anillo, anduvo excelso con la zurda y con un temple infinito. Intercaló faroles con naturales a pies juntos y abrochó por ajustadas manoletinas. Mató a la primera y cortó la oreja que le abría la puerta grande. Por cierto, que el reloj del coso sigue con sus minutos de retraso. La corrida duró tres horas...

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