La danza africana llega al Festival de Itálica

El bailarín y coreógrafo Gregory Maqoma presenta en el teatro romano 'Broken chord'

El director del Festival, Pedro Chicharro con el coreógrafo Gregory Maqoma y el músico Thunthuka Sibisi ABC

Marta Carrasco

La danza africana llega al Festival de Itálica de la mano de Gregory Maqoma, un bailarín y coreógrafo sudafricano que presenta en estreno internacional en Sevilla la obra ' Broken chord' los días 13 y 14 en el teatro romano de Santiponce. El certamen entra así en su última semana de programación.

Muchos olvidan que el primer coreógrafo sudafricano internacional, aunque recriado artísticamente en Londres fue nada menos que John Cranko, pero claro, era blanco. No fue hasta 2012 por inspiración de Nelson Mandela cuando se fundó el Joburg Ballet, en el que el repertorio tradicional de la danza clasica y contemporánea es bailado por bailarines de todas las razas.

Sin embargo, la danza sudafricana de Gregory Maqoma bebe en fuentes mucho más tradicionales. «La compañía, dice el coreógrafo, tiene su sede en Johanesburgo, aunque ninguno nació allí. Se compone de gente con la que yo he trabajado antes».

Maqoma ha vivido parte de su vida en democracia, pues hace veintisiete años que Sudáfrica eliminó el apartheid. Nacido en Soweto en 1973, «me interesé por la danza en los años 80 , quizás porque a mi alrededor había manifestaciones, protestas como consecuencia del apartheid. Ahora en mi país hay una colisión de culturas, pero sí, claro l a tensión política en la que se ha desarrollado mi vida ha influido en mi trabajo . Ahora se habla de que hay una nación 'arco iris', pero eso aún no se ha conseguido». El director musical de la obra, Thuthuka Sibisi nació en los 80 y dice que no vivió el apartheid de la misma manera, «yo veo que en mi pais hay un cambio generacional, pero también hay una amnesia selectiva en mi generación . Queremos reflexionar con la distancia porque apareció el apartheid y qué generó».

Les pregunto si hay compañías de danza donde bailen sin distinción de raza, y Maqoma sonríe y dice que, «es una situación compleja. La realidad es que en Sudáfrica sigue habiendo segregación no sólo por motios de raza, sino también por la lengua, por tradiciones y por el dinero. El capitalismo ha jugado un gran papel en esta división. El apartheid se hizo para separar, gobernar y dividir, y esto último sigue vigente».

Les pregunto si han sentido racismo en Europa, y ambos, coreógrafo y director musical son claros y rápidos en contestar: «lo hemos sentido nada más bajar del avión. Hay cuerdas que aún no se han roto».

La obra, un relato histórico

'Broken chord' es un relato sobre un hecho real . A finales del siglo XIX un grupo de jóvenes cantantes africanos emprendieron en una gira por Gran Bretaña y América del Norte. The African Choir tenían una misión: recaudar fondos para una escuela en Kimberley. Sus representaciones fueron un éxito absoluto de crítica y público.

Gregory Maqoma descubrió esta fascinante historia 124 años después gracias a la instalación artística The African Choir 1891 Re-Imagined. Creada en 2014 por los compositores Philip Miller and Thuthuka Sibisi para el espacio Autograph de Londres y exhibida más tarde en el Apartheid Museum de Johannesburg.

«Cuando entré en el museo y ví esta obra, conecté con esta música y empecé a bailar. Durante 45 minutos no pude parar . Me enamoré de esta historia que parte de los himnos de la música xhosa, Escuchándolos se nota la inteligencia y sofisticación de los compositores africanos», dice Maqoma. Por su parte el músico, Thuthuka Sibisi dice que la música xhosa está escrita de forma muy delicada, como reimaginar el sonido negro . Ellos buscan qué es lo que hace diferente ese sonido. Como si fuera un aprendizaje».

El título 'Broken chord' habla de los lazos del tiempo, que no están rotos. La coreografía es según Maqoma, contemporánea, «pero el pasado se encuentra con el presente e intento imaginar el futuro, como si fuera un movimiento en transición, como una forma de ver la vida. Yo uso lo africano estéticamente pero también las formas europeas. Siempre he tenido curiosidad por otras culturas, incluyendo la danza española. Trabajé hace siete años con Roberto Oliván en Barcelona. No me puedo alejar de la danza africana, yo tengo mi propia historia y parto de ella, así es la única forma de reconocer que la danza africana ha existido, pero me niego a ser encasillado en una sóla estética», asegura.

En Sevilla trabajan además con una serie de personas del proyecto ELE, dirigidos por Carlos Cansino, Ainara Estívariz y que han ayudado a recrear esa sensación de coro antiguo.

Maqoma comenzó su formación formal en danza en 1990 en Moving into Dance, donde en 2002 se convirtió en Director Artístico Asociado, y posteriormente fundó Vuyani Dance Theatre (VDT) en 1999 cuando estaba realizando una beca en la Escuela de Formación e Investigación en Artes Escénicas (PARTS) en Bélgica bajo la dirección de Anne Teresa De Keersmaeker.

Desde 2000 ha colaborado con coreógrafos como Akram Khan, Vincent Mantsoe, Faustin Linyekula, Dada Masilo, Shanell Winlock y Sidi Larbi Cherkaoui. En 2017 el gobierno francés otorgó a Maqoma el honorífico Chevalier de L’ordre des Arts et des Lettres.

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