En primer plano, Ángela Molina y Emilio Gutiérrez Caba
En primer plano, Ángela Molina y Emilio Gutiérrez Caba - abc/david ruano

Magüi Mira se reencuentra con Cleopatra en Mérida

La directora lleva a la escena emeritense «César & Cleopatra», de Emilio Hernández

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Julio César y Cleopatra, o Cleopatra y Julio César, tanto monta, monta tanto. Dos personalidades cuya historia y relación no solo ha sido contada por los historiadores, sino que ha inspirado a creadores de distintos ámbitos, como los dramaturgos William Shakespeare y Georges Bernard Shaw o el compositor George Friedric Händel. Ahora, Emilio Hernández nos propone su pieza «César & Cleopatra», estreno absoluto en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, donde podrá verse hasta el 26 de julio. Dirige su puesta en escena Magüi Mira, y cuenta con un elenco actoral de lujo: Ángela Molina y Emilio Gutiérrez Caba dan vida a los personajes, junto a Lucía Jiménez y Marcial Álvarez, que les interpretan en su juventud.

Dos instantes entrecruzados de dos seductores frente a frente, que practican a conciencia la erótica del poder y el poder de la erótica.

No es la primera vez que Cleopatra se cruza en la trayectoria de Magüi Mira: «En 1996, en un montaje de José Carlos Plaza, también en Mérida, me metí como actriz en la piel de esta fascinante y admirable mujer, a pesar de que la Historia la haya maltratado. Sin embargo, nos cautiva su gran inteligencia política y emocional y hoy seguimos ocupándonos de ella, pues ha trascendido el tiempo». Precisamente, este hecho queda muy patente en la obra de Emilio Hernández: «César y Cleopatra nos hablan -explica Magüi Mira- desde el limbo de la eternidad. Recuerdan y se observan a sí mismos cuando estaban vivos, repasan sus errores y sus triunfos, y comentan desde el hoy, muchas veces con gran sorpresa, lo que ha sucedido en el universo desde su muerte».

La actriz y directora subraya el carácter «poético y mágico» de esta propuesta, en la que, naturalmente, no falta, señala, «la reflexión sobre el poder, sobre su buen o mal uso. Descubrimos que el poder no tiene futuro, solo presente, y por eso hay que jugárselo en él». Estos dos monstruos de la seducción se profesaron, a juicio de Magüi Mira, «deslumbramiento mutuo», y su relación fue «una fusión perfecta en todos los sentidos».

Sin embargo, matiza, «también establecieron un apasionado combate, pues eran dos grandes competidores y los dos querían dominar al otro y dominar el mundo. No olvidemos que pertenecían a dos culturas distintas, la mediterránea y la egipcia, que hace que tengan dos visiones ideológicas y vitales, incluso en aspectos cotidianos, aunque no dejen de darse cuenta de sus numerosos puntos en común. Se produce así un conflicto, en el que hay ternura, pero también crueldad. Y tragedia y humor van de la mano, como en la propia vida». Magüi Mira apunta que recogió con entusiasmo el reto que le lanzó JC -como llama a Jesús Cimarro, director del Festival- de reencontrarse con Cleopatra.

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