poster Vídeo
Victoria Roland y Belén Blanco, en «Querido Ibsen: soy Nora» - valeria fiorin

«Querido Ibsen: soy Nora»: un personaje en contra de su autor

Los teatros del Canal presentan una reescritura de «Casa de muñecas», obra de la argentina Griselda Gambaro

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

¿Qué pasaría si Henrik Ibsen se enfrentara a Nora Helmer, la protagonista de su obra «Casa de muñecas»? Eso es lo que se preguntó Griselda Gambaro, una de las más respetadas dramaturgas argentinas, que trató de responder a la pregunta en su texto «Querido Ibsen: soy Nora», una reescritura feminista de la pieza del autor de «Casa de muñecas». La obra, dirigida por Silvio Lang y protagonizada por Belén Blanco, se estrenó en el teatro San Martín de Buenos Aires en agosto de 2013, y ha continuado durante este año su andadura en la sala Hasta Trilce de la capital argentina. Completan el reparto Edgardo Castro, Ezequiel Díaz, Patricio Aramburu, Victoria Roland, Esteban Masturini, Pochi Ducasse y Pablo Cécere. La coreógrafa Alina Folini ha colaborado en el montaje, y firman la escenografía y el vestuario, respectivamente, Gonzalo Córdova y Renata Schussheim.

Griselda Gambaro hace en su obra que Nora se rebele contra Ibsen. «Se planta ante el autor -cuenta Lang- y, además de abandonar la casa, abandona al propio Ibsen». El director utiliza la palabra «deconstrucción» para referirse al texto y a la propuesta, que tiene, según asegura, un fondo arquitectónico: «La obra se refiere a esa arquitectura psíquica y moral, que se resquebraja, se da la vuelta a las arquitecturas de hierro que Ibsen escribió».

En «Querido Ibsen: soy Nora», su autora sube a escena al autor de «Casa de muñecas» y le hace intervenir en el drama y ser interpelado y cuestionado por los personajes, especialmente por Nora, «El autor -explican los responsables del montaje- debe negociar con ella lo que dice y lo que hace. De esta manera, el autor ya no es lo que “hace hablar” al personaje sino una manera de intervenir en los cambios y negociaciones de una identidad en construcción». «Desde antes -dice Nora en un momento de la función-, desde mucho antes de que usted intentara hablar por mí, señor Henrik, desde un tiempo que usted no recuerda, ya me estaba escribiendo. Usted solo me copió a su modo».

Nora -un personaje, según Belén Blanco, «contradictorio, complejo y difícil de interpretar»- pasa en esta reescritura del texto clásico a ser la «coautora» de su texto, y a reclamar su propia identidad. En el montaje de Lang, la parte física tiene un gran protagonismo. Los movimientos de los personajes son bruscos, excesivos y, según el director «también hay una deconstrucción de los cuerpos». Todo parte, sin embargo, del lenguaje, en una partitura física y coreográfica, y «el ritmo de la palabra se trabaja también en los cuerpos».

Ver los comentarios