Novela

Xavier Güell: «Strauss está entre los cuatro más grandes compositores de ópera»

El autor aborda la figura del compositor alemán y su relación con el nazismo en su nueva novela de su serie 'Cuarteto de la guerra'

El músico y escritor Xavier Güell durante una reciente visita a Sevilla Raúl Doblado

Jesús Morillo

Xavier Güell (Barcelona, 1956) continúa con ‘Nadie logrará conocerse’ (Galaxia Gutenberg) la serie novelística titulada ‘Cuarteto de la guerra’ , en la que narra la vida de cuatro compositores clave del siglo XX — Béla Bartók, Richard Strauss, Dmitri Shostakovich y Arnold Schönberg — en los difíciles años del ascenso de los totalitarismos y la II Guerra Mundial.

Tras un primer volumen dedicado a los últimos años de Béla Bartók y, por extensión, a la figura del exiliado, en este segundo volumen aborda el ocaso vital de Richard Strauss, una figura controvertida por su deseo de permanecer en Alemania nazi hasta la derrota en la II Guerra Mundial y aceptar la presidencia de la Cámara de Música del Reich, lo que le valdría ser acusado de colaboracionista tras la guerra.

Güell aborda la compleja relación del autor de ‘El caballero de la rosa’ con este régimen, en la convicción de que permaneció en su país con el convencimiento de que «los nazis iban a durar poco en el poder en Alemania y que los iba a poder manejar, cuando al final fue manejado y utilizado».

Además, Strauss, continúa el escritor, se queda en su país porque «está mayor —tiene casi 70 años cuando Adolf Hitler alcanza el poder— y se siente alemán. A lo que hay que sumar que tiene dos problemas: uno que quiere seguir colaborando con Stefan Zweig —que terminaría en el exilio por ser judío— para su ópera ‘La mujer silenciosa’ y otro es el tema familiar, pues su hijo está casado con una judía y quiere protegerlos».

Esa incapacidad para salir airoso de las intrigas políticas, especialmente por su problemática relación con Joseph Goebbles —el desprecio era mutuo—, y poder desarrollar su música es el «gran drama que tiene que soportar Strauss y del que se da cuenta al final de su vida. No haber podido manejar a los nazis para que le permitieran crear su música amarga sus últimos años de vida», relata Güell.

Porque en opinión de este músico y escritor, «Strauss no se podía sentir más lejano al mundo nazi. Él lo único que pretendía era componer y que lo dejaran en paz. No tenía ninguna vocación ni de Mesías ni de salvador de la patria. Para este compositor su ética estaba unida a la belleza . Sólo podía responder al horror con la belleza».

Postura «humana»

Por ello, no duda en calificar de « humana y alejada de arquetipos» la postura del compositor de la ‘Sinfonía Alpina’ , pero a él «nunca le perdonaron que se quedara en Alemania y presidiera la Cámara de Música del Reich. Por ello, tuvo que pasarse tres años de exilio en Suiza y la historia lo ha juzgado como colaboracionista».

Una acusación, añade, a la que nunca tuvo que enfrentarse Shostakovich, «al que nadie le reprocha su colaboración con el estalinismo , mientras que a Strauss sí se le afea su relación con el nazismo. Pero este libro habla, sobre todo, de los seres humanos y del largo camino que hay que recorrer para conocerse a uno mismo».

Pero más allá de la biografía del compositor, lo que sigue vivo actualmente es la música de Strauss que sigue interpretándose en salas de conciertos y teatros de todo el mundo.

«Su legado es inconmensurable. Es uno de los cuatro grandes compositores de la ópera de la historia, junto a Wagner, Verdi y Mozart . Es el mayor compositor de ópera del siglo XX. Además, no hay nada más postmoderno que ‘Intermezzo’ , en la que es capaz de autorretratarse creando una ópera. Tiene un talento descomunal como autor teatral», concluye Güell.

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