Vetusta Morla hace vibrar a un Wanda (casi) lleno con sus grandes éxitos

La banda ofreció un accidentado concierto donde se fue el sonido pero en el que la gente no dejó de cantar

Vetusta Morla: en el corazón del gigante ‘indie’

Vetusta Morla, con Pucho al frente, este viernes durante su concierto en Madrid Tania Sieira
Noelia Camacho

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No era ‘23 de junio’. Sino 24. Tampoco estábamos en ‘Copenhague’, pero ‘Sálvese quien pueda’, porque los que anoche estuvieron en el Wanda Metropolitano viviendo la fiesta de Vetusta Morla fueron testigos del ‘Golpe maestro’ de la banda. Llenaron el estadio en la que era, así estaba marcada en rojo en la agenda del grupo ‘indie’ español más importante del momento, la fecha más significativa de la gira ‘Cable a tierra’. El concierto más grande para 45.000 personas (aunque no lograron llenar y se veían muchos huecos vacíos en las gradas).

Pese a ello, fue un hito en la carrera de una formación que sabe lo que es empezar desde abajo y predica el «yo me lo guiso y yo me lo como» tanto a la hora de publicar sus discos como de organizar y poner en pie sus giras. Con este ‘tour’, la banda volvía a reencontrarse con el público, unos seguidores algo heterogéneos que anoche no pararon de bailar durante las dos horas que duró la actuación.

Y no era fácil cumplir con las expectativas, sobre todo cuando tanto se ha hablado de una serie de conciertos en los que todo está cuidado hasta el mínimo detalle , desde la escenografía a las pantallas, los acompañantes y la música -junto al grupo también estuvieron en el escenario un elenco de artistas procedentes de dos formaciones: El Naán y Aliboria -.

Así que, dicho y hecho. Vetusta Morla, es decir, Pucho (voz), David García ‘el Indio’ (batería), Jorge González (percusión), Álvaro B. Baglietto (bajo), Guillermo Galván (guitarra) y Juan Manuel Latorre (guitarra) salieron al escenario pasadas las 22 horas. Aunque el concierto debía empezar media hora antes, en las pantallas anunciaron que se retrasaba el inicio para esperar que anocheciera. Pero llegó el momento de echar ese ‘Cable a tierra’, título que da nombre a la gira (también al sexto álbum de estudio de la formación) y ya nada volvió a ser lo mismo .

Vestidos de blanco, abrieron la actuación con ‘Puñalada trapera’. Lo hicieron como en una especie de jaula, detrás de unos barrotes reconvertidos en pantalla donde mostrar una cuidada puesta en escena. Una enérgica ‘La virgen de la humanidad’ dio paso a unos versos de Héctor Castrillejo que se fueron colando a lo largo del ‘show’ como parte del espectáculo. ‘No seré yo’ sonó antes de un «Buenas noches, Madrid» que Pucho lanzó antes de que sonara ‘El hombre del saco’. Apenas unas estrofas después, se fue el sonido y la imagen de las pantallas. En un primer momento, los asistentes siguieron cantando a voz en grito. Parecía que era una maniobra para que se escuchara al público. Pero pasados unos segundos, ya se vio que aquello era un fallo técnico. Tras los silbidos, las palmas, gritos de «lo, lo, lo» y unos minutos de incertidumbre, volvió la música. El grupo se lo tomó con humor . Fue casi una premonición del siguiente tema que se pudo escuchar, ‘Golpe maestro’, porque tras lo sucedido el público se animó mucho más. No sabemos si maestro, pero fue un golpe de efecto brutal para que todo el mundo entrara en calor. «Aspiro a que nada os impida disfrutar de esta noche. Nada. Quiero aprovechar este pensamiento para decir que es un placer estar juntos y juntas otra vez . Hemos estado un par de años con tiempos muy inestables, oscuros e introspectivos. Pero esta noche queremos que seamos conscientes de la puta suerte que tenemos de estar aquí hoy. Este ritual quiero que lo disfrutemos y lo gocemos, habrá música, habrá poesía, habrá amistad y mucho amor», dijo Pucho como antesala a ‘Corazón de lava’ y ‘Maldita dulzura’.

Los toques de folklore fueron aportados por los componentes de Aliboria y el Naán que, en una mesa central en el escenario, cantaron ‘Panaderas de pan duro’. Fue la antesala de esa estrofa que anunciaba que «navegaremos juntos hacia el abismo de Finisterre»... Se desató la locura, fue uno de los momentos álgidos de un concierto en el que el sonido no fue tan nítido como cabía esperar . Pero dio igual. La fiesta continuó con uno de los grandes éxitos de Vetusta Morla. ‘Copenhague’ resonó hasta el infinito. Todos con los brazos en alto para recibir los primeros acordes de ‘Boca en la tierra’, ‘La vieja escuela’ y la extraordinaria ‘23 de junio’ -«aprovechad, sin mascarillas ni distancia», gritó el vocalista de la banda-.

‘Al final de la escapada, ‘Lo que te hace grande’, ‘Palmeras en la Mancha’ o ‘Consejo de sabios’ -donde se coló el rap del argentino Wos- se alternaron con ‘La diana’, ‘Lo que te hace grande’, ‘Te lo digo a ti’ -el estadio no paró de vibrar-, ‘Valiente’ y otros éxitos como ‘Sálvese quien pueda’ y ‘Saharabbey road’ -el suelo llegó a temblar con estos temas-. Aunque llegó el fin. La banda se despidió. Sin embargo, aún había fuerzas para un bis final. Sólo quedaba dar las gracias a todo el equipo y reivindicar lo mal que lo ha pasado la industria musical durante la pandemia. El ritual de Vetusta Morla se consumó. «Volveremos», prometieron.

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