Plácido Domingo: «La ópera no es de derechas»

El cantante y director de orquesta, que acaba de protagonizar «Don Carlo» en el Palau de les Arts de Valencia, repasa su carrera y la actualidad operística nacional tras la dimisión de Davide Livermore al frente del coliseo valenciano

Plácido Domingo, en su camerino MANUEL MOLINES

CARMEN VELASCO

El cantante y director de orquesta Plácido Domingo , que acaba de protagonizar «Don Carlo» en el Palau de les Arts de Valencia y esta semana ha dirigido a la Orquesta de la Comunidad en el concierto del 30 aniversario del Coro de la Generalitat, repasa su carrera y la actualidad operística nacional en esta conversación con «Las Provincias».

«Don Carlo» ha sido un éxito de público. ¿Usted está abonado al triunfo?

¡Qué voy a decir! En todos los años que llevo cantando, lo positivo pesa más que lo negativo, aunque sé que no puedo gustar a todo el mundo. Estoy en un momento muy bueno de mi carrera, donde he terminado mi trayectoria como tenor para empezar la de barítono, donde me siento muy bien, pese a que algunos digan que sueno demasiado a tenor. No lo discuto, pero trato de dar todo el color que puedo y cada día me siento más cómodo.

En estos momentos, ¿qué le satisface más: cantar o dirigir?

Son las dos cosas. Es lo que me pide el momento. Soy tan feliz cantando como dirigiendo, si no fuera así dejaría algo. Lo lógico es que en un futuro dirija más porque habrá un momento en que dejaré de cantar.

¿Cuida su voz y su salud?

Sí, ahora estoy perfectamente bien después de haber tenido dos o tres achaques de salud y, luego, sufrí la inmensa tristeza de perder a mi hermana hace dos años, una situación que me hizo estar preocupado. Creí que a lo mejor no podría cantar más...

¿No poder cantar supone una pesadilla?

No, he cantado tanto tiempo que el día que no lo pueda hacer me arrodillaré y daré gracias al creador por haberme dado tanto tiempo de voz. Lo extrañaré, pero siempre estaré involucrado en la música: dirigiendo orquestas, apoyando a jóvenes cantantes, gestionando el teatro en Los Ángeles, etcétera. Mi vida es el teatro, desde que empecé en la zarzuela con mis padres, y seguiré en él hasta que no tenga fuerzas.

¿No piensa en la jubilación?

No. Mi vida estará ligada siempre a la música, lógicamente, en menor medida que antes. Me retiraré obviamente si se impone una cuestión física.

¿Ha hablado con Davide Livermore después de su dimisión?

Sí, lo he hecho. Al parecer no había otra solución para él. Estaban contentos con su labor y su trabajo, pero Livermore tenía que hacer muchas salidas fuera de Les Arts. Él tenía capacidad para seguir haciendo su cometido aquí y estaba cumpliendo bien con su trabajo en Valencia. Lamento su marcha y espero que venga un director que trabaje para que el Palau de les Arts continúe al mismo nivel. Aquí se ha hecho muchísimo, pero aún hay tareas por desarrollar. Espero que (Cultura y Livermore) hagan las paces para poder trabajar juntos si no puede ser constantemente, al menos, de forma puntual. Ha sido todo muy confuso. Parecía que se iba a hacer un cambio en el Palau, pero el público, con el altavoz de los medios de comunicación, ha sido el que ha tenido la fuerza de decir «¿pero qué es esto?». La marcha de Livermore ha servido; los gestores (de Cultura) y Marzà tenían una ideas un poco diferentes. Quizá todo ha sucedido en el momento justo, porque si ahora no se aclaraba el futuro de Les Arts hubiera sido peor. La ópera tiene que ser internacional y lo es en todas las partes del mundo. Esta situación no resta para que actúen cantantes y músicos españoles y valencianos.

Usted habla de un momento de confusión. Livermore alertó del cierre del Palau de les Arts tal y como hoy se conoce. De su reunión con el conseller de Cultura, Vicent Marzà, ¿extrae la misma conclusión que el ex intendente?

Mi conversación con Vicent Marzà fue muy positiva. El conseller de Cultura dice que quiere continuar con Les Arts como está, pero prefiere elegir la dirección artística a través de un concurso público. En este punto, me he ofrecido para dar algún nombre de personas a las que puedo recomendar. Yo me brindo para ofrecer toda mi ayuda a Cultura porque a mí me encanta Les Arts.

¿Usted participará en la comisión evaluadora para seleccionar la dirección artística?

Yo les dije que sí, que contaran conmigo. La persona elegida tiene que ser alguien que posea la experiencia en la gestión de ópera porque esta tarea no se aprende de la noche a la mañana. Conozco a personas que tienen 30 años y están capacitadas para dirigir un teatro, pero porque han vivido el mundo de la ópera desde siempre. Hace falta que la dirección artística la ocupe un profesional con experiencia.

¿Se ve como presidente honorífico del Palau de les Arts?

(Sonríe) Cualquier cosa que esté ligada con el coliseo, estupendo. Yo no puedo asumir la dirección artística porque si Livermore tenía salidas puntuales de Valencia, yo estoy fuera prácticamente todo el año. Otra cosa es si estuviera retirado como director o cantante, entonces me quedaba en Valencia. Como presidente, no puedo decir nada. Estaría encantado pero nadie me ha dicho nada.

Durante estos días se ha hablado mucho sobre su figura y también sobre el teatro. ¿La ópera es de derechas?

No, no lo es. La ópera nació en la Corte y era algo muy exclusivo. Después, con las piezas de Verdi se convierte en la ópera para el pueblo incluso con títulos como «Nabucco» o «Macbeth». Ahora la ópera es un espectáculo popular, pero muy caro. No todo el mundo puede pagarse la entrada, pero Les Arts es uno de los teatros más baratos. Aquí los espectadores pagan 120 euros y también pueden venir por 15 euros. Lógicamente el coliseo necesita un presupuesto mayor porque aquí se han hecho milagros y uno de ellos es «Don Carlo», una producción monumental. En Madrid se ha castigado a la ópera en Valencia por todo lo que pasó al principio. A Les Arts no se le ayuda y espero que desde Madrid muestren más apoyo.

Ha representado más de 14o papeles, ¿cuál le queda por hacer?

Voy por el 148 y tengo programado el 149, 150 y 151 porque voy a hacer el barítono de «Luisa Miller», «El gato montés» y «Pescadores de Perla». Todos me entusiasman y quiero hacer muchos más.

¿Se imaginaba que a los 76 años iba a estar encima de un escenario?

Ni en sueños. Cumplo 77 años el 21 de enero de 2018 y continúo cantando. Tengo más ganas que nunca.

El próximo año dirigirá «La Valquiria», de Wagner, en el festival de Bayreuth. ¿Qué supone este reto?

Fue una sorpresa. Es una obra que siento con mucha fuerza. Estoy preparándomela y trabando intensamente todos los días para cumplir un sueño.

¿Dirigirá la tetralogía completa?

Es muy complicado, prefiero afrontar antes «Lohengrin», «El holandés errante» o «Parsifal».

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