Operación Triunfo: Amaia y Alfred, los peligros de empezar la casa por el tejado

Este fin de semana arranca la gira de OT en Barcelona, y se han agotado entradas hasta para el ensayo general

Amaia y Alfred, en plena actuación ABC

NACHO SERRANO

El formato estaba desahuciado. Agonizante. Pero en el último momento ha aparecido una pareja encantadora que le ha aplicado una reanimación cardiopulmonar y Operación Triunfo ya está fuera de peligro. El miércoles, Televisión Española dio luz verde a una nueva edición con presupuesto de once millones de euros, pero antes toca exprimir la gallina de los huevos de oro sobre los escenarios.

Este fin de semana arranca la gira de OT en Barcelona, y se han vendido (y agotado) entradas hasta para el ensayo general, que se realizará con público este viernes en el Palau Sant Jordi. Al día siguiente comenzará oficialmente el tour, que pasará por Madrid el 16 de marzo, Gran Canaria el 29 de mayo, Santa Cruz de Tenerife el 30 de mayo, Sevilla el 2 de junio, A Coruña el 8 de junio y Valencia el 15 de junio, en un calendario de actuaciones que por supuesto no está cerrado.

Prueba de fuego

Esta gira será la gran prueba de fuego para una pareja artística (y también sentimental, o al menos eso es lo que hemos comprado a gusto) que nace ebria de éxito, y con un futuro por delante en el que sería mucho más normal empezar una cuesta abajo que seguir subiendo, cosa ya casi imposible. A no ser, claro está, que ganen Eurovisión. Excesivamente meliflua y sin nervio, «Tu canción»no parece una tonada destinada a arrasar en la cita del 12 de mayo en Lisboa, y todo dependerá de lo bien que se transmita la química del dúo desde las tablas. Pase lo que pase, después de la final Amaia y Alfred (especialmente ella por haber ganado la edición más exitosa de OT desde los días de Bisbal y compañía) tendrán que hacer frente a unas expectativas desatadas con la estrategia adecuada. Sin renegar de lo que les ha convertido en la pareja del momento, pero tampoco abusando de ello.

Seguro que los dos anhelan dar nuevos pasos en su carrera. Estarán deseando dejar atrás esa «City of Stars» que les piden que canten allá donde van, e incluso estarán pensando ya en lo más importante de todo: escribir sus propias canciones.

Aprender a componer

El problema es que ese es el gran déficit de la academia de Operación Triunfo, donde sólo se ha estimulado la interpretación de versiones. Algo lógico, por otro lado, ya que resultaría muy aburrido para los telespectadores ver a los concursantes enfrentándose durante horas a una hoja en blanco. Y es que el ritmo de reality lo ha sido todo en el éxito de esta edición de OT. Se han retransmitido online las veinticuatro horas al día de la vida de los participantes, incluyendo hasta sus rutinas más tontas, y en las redes sociales también se ha podido seguir minuto a minuto lo que hacían o dejaban de hacer. Un seguimiento obsesivo que, unido al encanto natural de la pareja, ha resultado ser una fórmula infalible para atrapar a la audiencia.

Ahora, los dos tendrán que ir aprendiendo a ser artistas de verdad, y no sólo concursantes. Una prueba que podrían dar equivocadamente por superada viendo la histeria que desatan a su paso (su reciente visita a Pamplona fue un baño de masas en toda regla), pero que no ha hecho más que empezar. Amaia, la flamante ganadora, parece una chavala con la cabeza bien amueblada, sincera, honesta y transparente, unas virtudes que podrían chocar con el lado oscuro de este negocio. Aunque con estos «millennials», más sobradamente preparados que los propios «jasp» de los noventa, nunca se sabe.

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