Flamenco

Manolo Caracol, el arte del espectáculo

Se cumplen 49 años de la muerte del cantaor que conmovió a Lorca y Falla

Imagen del artista y empresario Manolo Caracol ABC

Luis Ybarra Ramírez

La noche andaluza da una tregua a la agresividad del sol el 13 de junio de 1922. Pululan por el patio de los Aljibes, alrededor de un escenario levantado por Federico García Lorca y Manuel de Falla en busca de unos duendes, al parecer, desaparecidos, flamencos e intelectuales. Hay cronistas y fotógrafos, algunos, incluso enviados especiales del The Times, músicos y pintores, aficionados. Está Edgar Neville , quien publicará un breve ensayo sobre el acontecimiento, y Joaquín Turina . Ramón Gómez de la Serna es jaleado por un público que casi no le deja pronunciar su discurso. Los telones son de Ignacio Zuloaga . El cartel, de Manuel Ángeles Ortíz, quien tiene predilección por Picasso, las vanguardias y el cubismo. Con Ígor Stravinski y Maurice Ravel se ha contactado, pero el parné no ha dado para tanto. Las figuras del flamenco, Antonio Chacón, Manuel Torre, la Niña de los Peines…, hacen de jurado en este Concurso de Cante Jondo de Granada que si no cambia la historia, al menos, dejará su mella y un montón de hijos a su estela, como el Concurso Nacional de Córdoba, que nacerá en 1956. Están todos allí reunidos para recuperar una esencia perdida.

Acuden participantes de diferentes procedencias. Se cuenta, por lo bajini, que El Tenazas , un tipo de avanzada edad, ha venido andando desde Morón, su pueblo. Pero también hay niños en el cartel. Uno de ellos, de 13 años, ganará el primer premio junto al anciano . Con el tiempo modificará, además, el rumbo de las cosas.

Cartel del espectáculo 'Zambra' ABC

Su apellido es Ortega, y está emparentado con lo más granado del arte: Joselito El Gallo es su tío . El Planeta, El Fillo, El Mellizo y Curro Durse, legendarios intérpretes de lo jondo, corren por su sangre. Aquel niño, con un pie en la Alameda sevillana y otro en la provincia gaditana, se llama Manolo Caracol, hijo de Caracol el del Bulto. Se casará en la década de los 30, ofrecerá actuaciones y trasladará su residencia a Madrid. Triunfa donde actúa. En los 40 junto a Lola Flores . A partir de los 60, como empresario, a través del tablao Los Canasteros , donde se proyectarán personalidades como Las Grecas. Manolo Caracol resulta ser un genio que en un par de minutos, cuentan, conquista la oreja de cualquiera, por eso el resto de los artistas lo copian y los aficionados se mueren por verlo. Algunos, como siempre sucede, lo detestan, afeando su arte como una arenga de cuatro fandanguitos. A ellos dedicará una antología de cante para Hispavox grabada en 1958 con el acompañamiento de Melchor de Marchena a la guitarra. El registro sonoro de un amplio repertorio de soleares y seguirillas, tientos, cantiñas, bulerías, malagueñas y saetas, además del martinete, la caña y la taranta. Manolo Caracol es diferente a todos por un atributo que define de forma natural todo lo que toca: su sentido del espectáculo.

Del fandango hizo un dardo para lanzar desde el escenario y la gran pantalla; participó en películas como 'Un caballero famoso', 'Embrujo' y 'La Niña de la Venta'. De la zambra , ese ritual familiar que tiene su origen en las cuevas de Granada, una recreación moderna que se hace canción al piano: 'Romance de Juan de Osuna', 'Morita mora', 'La Salvaora', 'La Niña de fuego'… Con los textos y melodías de Quintero León y Quiroga llega a un público masivo, pero Manolo Caracol va mucho más allá del folclore . Es profundo y cala en los tuétanos de Camarón y de Juanito Villar, quien a su vez a él lo vuelve loco. Gusta a La Paquera y al Beni de Cádiz, que sigue sus líneas estilísticas de bien cerca, a Pansequito, Mariana Cornejo, Turronero y toda una generación de artistas que han crecido con él.

Pasarán los años, se anunciarán corrientes, como la llamada 'Nuevo Flamenco', pero los referentes, ajenos a las modas, seguirán siendo los mismos . Caracol está hoy en Antonio Reyes y Rancapino Chico. Suena cuando Miguel Poveda se ajusta la chaqueta al torso y al cantar de Arcángel. Está en Estrella Morente, en Mayte Martín, Jesús Méndez y cualquiera que se haya acercado a esto, aunque sea de forma somera.

Concurso de Cante Jondo de Granada 1922 ABC

La razón: el éxtasis que empleó para salir victorioso, ese sentido del espectácul o con el que giró por el mundo lleno de creatividad y elocuencia. Herencia, tal vez, de haber actuado junto a figuras de la danza, como Pastora Imperio. Puro efectismo que brota desde la más absoluta profundidad y que todos, de una manera u otra, deben intentar lograr. Caracol es el tópico perfecto de la emoción. Eso que provoca que quienes no saben diferenciar una alegría de una toná salgan cautivados de sus discos: emocionados, valga la reiteridad. Su garganta, rápida y de vibrato ancestral; su queja ágil, sorpresiva; la conciencia del silencio como un ente que genera tensión; y el entender, precisamente, que una soleá, un fandango y una zambra tenían el mismo reto, causar algo en el de enfrente, lo llevó al olimpo de las musas. Este 24 de febrero se cumplen 49 años de su muerte, por accidente de tráfico . Lo que buscaban Lorca y Falla en el 22, cultura en estado natural y de gracia, amén de todos los cronistas espontáneos que los acompañaron en la aventura, era eso. Extirpar el duende de raíz y echarlo al escenario a defenderse.

Algunos, como Chaves Nogales , entonces un joven que aún no había escrito 'Juan Belmonte, matador de toros', apoyaron la iniciativa. Otros, sin embargo, la tacharon de un ejercicio de panderetismo. Caracol, cien años después, se antoja como una de las pocas certezas que tenemos. Como que echar a la gente fuera de los teatros es una mala estrategia para la supervivencia de cualquier cultura.

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