Bryan Adams: El retorno del coleccionista de hits

El músico canadiense desembarcó en Madrid dentro de su gira 'So happy it hurts', no venía desde antes de la pandemia. Y se le notaron las ganas. ¿Hay otro artista con tantos éxitos sin que se le incluya en las listas de grandes compositores del s. XX?

Bryan Adams en una foto de archivo Isabel Permuy

Arcadio Falcón

No venía a España desde antes de la pandemia y se notaron las ganas. Tremendo espectáculo de Bryan Adams, un canadiense incombustible que llenó de éxitos el Wizink Center.

Arrancaron a todo trapo con 'Kick Ass', un crudo rock que estableció el tono para el resto de la noche. Después, 'Run to you', que rompe la fórmula con unas líneas armonizadas de guitarra realmente bellas y más complejas que la media del show. El eléctrico principio continuó con 'Shine a Light', una de sus canciones más completas a juicio de quien les escribe: coros de los músicos, dinámicas perfectas entre las estrofas y los estribillos, un puente refrescante y un tono algo más grave que en las dos primeras canciones, lo que facilita la primera aparición del Adams 'baladero'. Siguió 'Heaven' para redondear un comienzo de compositor total; hit tras hit.

El canadiense domina muchos registros, siendo el de la balada-pop el que más éxito comercial le ha traído, pero en el que mejor se mueve, y con diferencia, es en el rock. No es que en los otros no domine, es que cuando la batería acelera y las guitarras distorsionan, se crece. Su voz tiene la misma fuerza que hace 30 años pero con más tablas y recursos, algo que está al alcance de muy poca gente. La mayoría de artistas que llegan a estas alturas de su carrera musical tienen que adaptar los temas o la forma de cantar para seguir vivos; no es el caso de Adams, que en cada gira parece hacerlo mejor.

En 'It’s only love', que grabó con Tina Turner allá por el 1984, se asomó el primer virtuoso de la noche. Keith Scott, guitarra solista, dejó un épico solo de esos que provocan que un niño quiera empezar a dar clases. Fantástica también 'You belong to me', puro rock n’roll en un buen tributo al género primigenio.

'Have you ever really loved a woman?' y 'Here I am', aún con rimas de quinceañero, refrescaron el concierto. En la primera, rindió tributo a Paco de Lucía que apareció proyectado en vídeo tras la banda. En la segunda, sorprendió con un solo de guitarra acústica y canta de forma clara para el sector femenino del público, parte importante de su oficio.

Su rock-pop clásico, que no tiene fallos, estuvo perfectamente representado por una banda estándar: un quintento (dos guitarras, bajo y batería) que nunca toca de más... ni de menos. La fina línea que separa la sobredosis de la abstinencia; benditos funambulistas.

Después se quedó sólo sobre las tablas y demostrotque, además de cantante y compositor, es un fantástico guitarra rítmico. Dejó una versión electrizante de 'When you’re gone', sin un segundo de respiro y con una mano derecha que seguro envidian muchos profesionales de la guitarra que bastante tienen con las seis cuerdas como para pensar en componer o cantar.

'Back to you' continuó la colección de hits mientras yo me preguntaba: '¿De dónde ha sacado este tipo todas estas canciones?'. A estas alturas de concierto (hora y cuarto) sólo una canción había pasado desapercibida para el público del Wizink. El resto, sin excepción, habían sido cantadas de principio a fin. ¿Hay otro artista que tenga tantos éxitos populares sin que se le incluya en las listas de grandes compositores del Siglo XX? Que reflexionen los editores de la Rolling Stone, aunque en estos tiempos que corren andan más preocupados por tendencias de moda y las elecciones americanas de Noviembre que por la música.

Llegando al final, hilaron 'Back to you' y 'Summer of 69’', el público empezó a saltar (para horror de los acomodadores) y yo dejé de escribir para disfrutar de la magia del directo. Magia que se hizo más grande aún con una sección de peticiones en las que, supuestamente, las primeras filas pedían canciones y Adams cumplía sueños. Aunque probablemente preparado, buen toque de un músico que domina todos los tiempos del escenario con soltura.

Terminaron con 'So happy it hurts', 'Straight from the Heart' y 'All for love', con Adams sólo sobre el escenario. Quizá sea una sensación subjetiva (o quizá fueran las cervezas), pero me parece que Bryan Adams es feliz en Madrid. Me lo pareció hace ya tres años cuando cubrí su concierto para este prestigioso periódico, y ayer aún más. Independientemente de valoraciones subjetivas, hablamos de un compositor en MAYÚSCULAS con repertorio para tumbarlos a casi todos. Larga vida señor Adams, vuelva pronto.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación