Jaime Rocha, el espía gaditano que se infiltró en la Libia bombardeada de Gadafi

Rocha acaba de publicar 'Operación El Dorado Canyon', una novela en la que narra su misión para encontrar al dictador en pleno ataque norteamericano

Rocha, en sus años de agente, en una misión en Casablanca. CEDIDA

Andrés G. Latorre

Jaime Rocha (Larache, 1942) es de esos hombres que sorprenden. Afable y de trato sencillo es conocido en Cádiz por estar al frente de la ONG Madre Coraje. Pero después, uno descubre que también es articulista en distintos medios de comunicación. Y que tiene un libro publicado con esos artículos. Tras una larga conversación se llega a saber que es Capitán de Navío. Aún se guarda la sorpresa de que fue agente del Cesid (actual CNI) y de que participó en una misión para localizar a Gadafi en el contexto de los bombardeos americanos en 1986. Fruto de esa experiencia ha sido su primera novela, ‘Operación El Dorado Canyon’.

¿Cómo surge la idea de ‘Operación El Dorado Canyon’?

Fue por cumplir una deuda que tenía con mi mujer y con mis hijos. En el año 1986 participé en la operación que da nombre al libro como agente del Cesid. Y, por seguridad, no podía contar nada de lo que iba a hacer, ni siquiera adónde me tenía que desplazar. Fue por eso que empecé a escribir el libro, en un principio, como algo íntimo, en 2014... y lo terminé por la insistencia de mis hijos, que lo querían leer, en verano de 2018.

Dice que lo empezó a escribir como algo íntimo.

Sí, quería que fuera algo para mi familia y mis amigos. Había pensado en una autoedición con pocos ejemplares. Un día estaba charlando con el periodista Ángel Expósito y se interesó por la novela. Se la enseñé y me animó a publicarla. Estuve negociando con La esfera de los Libros, Ediciones B (a la que llegué gracias a mi amigo Jesús Maeso) y Planeta (que me sugirió que narrara parte en primera persona porque querían publicar el libro como unas memorias). Finalmente, le entregué el manuscrito a la editorial Lantia, que publicó el libro a finales de abril. Y ahora estamos hablando con FOX y Netflix para su posible adaptación para la televisión.

«La novela estaba pensada como algo íntimo, fue una sorpresa que estuviera entre la más vendidas en Amazon a las pocas horas»

¿Le ha afectado en la promoción la crisis del coronavirus?

Sí. Tenía presentaciones en la Feria del Libro de Madrid y Barcelona que se han tenido que suspender. Pero nos hemos llevado la sorpresa de que por internet ha funcionado la venta muy bien. A las pocas horas de salir, en Amazon ya era el cuarto libro más vendido. Francamente, no me lo esperaba. En la editorial me han dicho, incluso, que hay librerías que han vuelto a pedir los libros porque se han agotado los que les mandaron para vender.

Jaime Rocha, en la actualidad, con la novela. Francis Jiménez

La novela está narrada en primera persona, ¿podría resumirnos a qué hechos se refiere?

En el año 1986, tras varios atentados yihadistas dirigidos contra EE UU en Líbano, Madrid y Berlín, los norteamericanos deciden bombardear Libia (la operación El Dorado Canyon), una acción que sólo cuenta con el apoyo de Gran Bretaña. Los estadounidenses solicitan una misión de inteligencia al Cesid para saber tanto qué impacto tienen los bombardeos como la localización de Gadafi y de las baterías antiaéreas. Y se manda un agente infiltrado con unos periodistas a Libia y...

... y aquí es donde aparece usted.

No, no. Fue un compañero, pero no le dejaron bajarse del avión en Trípoli. Y ahí el general Manglano (un gran profesional al que han intentado desprestigiar injustamente) pidió un voluntario. Yo me ofrecí, conocía bien la zona, había trabajado en el Magreb investigando las redes clandestinas y en labores con el Polisario.

¿No le echó para atrás el estar casado y con cinco hijos?

No. Si estás en el Servicio de Inteligencia lo estás con todas las consecuencias. Si hubiera sido un impedimento, nunca hubiera entrado en el Cesid.

Portada del libro

¿Cómo fue su periplo por Líbano? ¿Cómo se introdujo en el país?

Me hice pasar por ingeniero de una empresa española que estaba asentada en el país. Cuando recibí el encargo hablé con un buen amigo que era colaborador de la Casa (así llaman al CNI los agentes) y trabajaba en esa empresa y con él me fui moviendo por el país. En el coche de la empresa y con el equipo de la empresa...

Y volvió sin problemas a España.

Casi, porque en el aeropuerto, cuando iba a coger el avión a Roma, encontré a alguien que me conocía y tuve que cambiar de vuelo. Alguien relacionado con Gadafi.

¿Se ha censurado a la hora de escribir para no delatar a colaboradores o señalar algún tipo de estrategias del CNI?

Más que censurarme, he escrito con responsabilidad, cambiando lo justo para no comprometer a nadie. Cuando acabé la novela mandé el borrador al CNI y me animaron a publicarla sin cambiar ni una coma.

«Estamos hablando con Fox y con Netflix para una posible adaptación de la novela a la televisión»

A menudo se ironiza con que nuestro servicio de inteligencia es algo así como un trasunto de Mortadelo y Filemón.

Una gran injusticia y un error. Yo he trabajado con agentes de la CIA y el Mossad y nos tienen entre los primeros del mundo. Nuestros agentes, como se demostró con los ocho que fueron asesinados en Irak, están en primera línea y se juegan el tipo. En España, por ejemplo, conocemos el caso del ‘Lobo’, pero con ETAha existido un gran trabajo de infiltración e inteligencia para derrotar a los terroristas.

¿Cómo ha cambiado el servicio de inteligencia desde que empezó usted en el año 79?

Fundamentalmente, en la tecnología. Ahora puedes controlarlo casi todo desde una base, pero antes necesitabas mucha presencia física y mucho trato personal.

En una entrevista que he leído en otro medio decía que usted descubrió en Cádiz una célula del KGB. Suena a película.

Bueno, no tanto. España estaba en pleno proceso democratizador y se estaba alineando con quienes les correspondía, las democracias occidentales. Eso en la Unión Soviética no gustó y se intentó desestabilizar desde el sector del metal. Es algo que hacen todos los servicios de inteligencia.

Rocha (d), en una visita a Praga. CEDIDA

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