Novedad editorial

Rogelio Reyes Cano: «Evoco mi infancia y primera juventud en Lora como una especie de paraíso perdido»

El catedrático emérito de la Universidad de Sevilla publica el libro «Plaza del Reloj. Escritos sobre Lora» (Caja Rural del Sur)

Rogelio Reyes Cano realiza una evocación sentimental de sus primeros años en Lora del Río Rocío Ruz

Andrés González-Barba

Todo el mundo posee un territorio sentimental donde se evocan los recuerdos más lejanos de la infancia. Quizás por eso, Rogelio Reyes Cano (Lora del Río, 1940) haya sentido la necesidad de sumergirse durante muchos años en su memoria para construir un retrato elegíaco de la localidad que le vio nacer, algo que ha logrado con creces en las páginas de su último libro, «Plaza del Reloj. Escritos sobre Lora» (Fundación Caja Rural del Sur).

Según comenta este catedrático emérito de la Universidad de Sevilla, «el libro es una recopilación de artículos y de algunas conferencias que he ido dando a lo largo de muchos años» . Los textos han salido en distintas publicaciones como «La radio de papel» —ya desaparecida—, «Revista de Feria» y ABC . «He hecho una evocación, un recuerdo de mi niñez y primera juventud en Lora durante las décadas de los cuarenta y de los cincuenta, antes de que me fuera de allí y dejara de mantener ese contacto diario». Igualmente asegura que «el pueblo en el que viví en mi niñez era sobre todo muy rural. Todo ello en el contexto de la España franquista de la pobreza y del rigor moral».

Distingue Reyes Cano tres partes en esta obra. La primera de ellas, «Estampas de mi niñez loreña» , recopila episodios de su infancia. «En esas páginas hablo de la figura del cosario, de la quincana, del Judas, de los rituales de muerte y de diversión, etc.». También hay artículos curiosos como el que lleva por título «Los Franceses», que en realidad no venían del país vecino, sino de Bélgica, pero —como él mismo escribe— «para los loreños era más fácil identificarlos por su lengua y, como hablaban francés, no hubo ya forma de llamarlos de otra manera». Estos llegaron a Lora al acabar la II Guerra Mundial bajo el amparo de León Degrelle , «el jefe nazi de Bélgica al que Franco dio asilo político».

Abunda este profesor en unos episodios «no específicamente ligados todos ellos a Lora, sino a aquella España rural. Por eso agradezco que el libro lo haya publicado Caja Rural del Sur , porque el perfil dominante de aquella zona era el ruralismo , a pesar de que se trataba de un pueblo grande de 20.000 habitantes».

Reyes recrea una Lora del Río en la que apenas había coches, ya que «todo se hacía por tracción animal, se cocinaba con carbón y las casas no tenían cuartos de baño. Eran mecanismos más propios de finales del siglo XIX ». «Cuando uno es niño es feliz en cualquier circunstancia, por eso se evoca aquella experiencia como una especie de paraíso perdido, una constante en los poetas. Toda poesía es en el fondo una poesía elegíaca», dice.

Por otra parte, hay que destacar que Lora, tras ser reconquistada por Fernando III en 1247, perteneció a la Orden de San Juan de Malta hasta mediados del siglo XIX. «Eso hizo que el pueblo haya tenido una jurisdicción propia , lo cual le ha dado un carácter muy particular», afirma.

Cubierta del libro ABC

Tampoco podía faltar en estos textos la Virgen de Setefilla , Patrona de Lora. « La devoción que se le tiene a esta Virgen es muy fuerte y ha trascendido a todos los cambios políticos que ha habido en la historia», asegura.

La segunda parte se titula «Calles de mi memoria» . «En los años noventa participé en el “Diccionario histórico de las calles de Sevilla” , que hizo un equipo universitario». «Aquí recojo los espacios urbanos de Lora que tienen para mí una especial significación. De ahí que el libro se llame “Plaza del Reloj” —lugar donde está el Ayuntamiento—, porque ha sido un espacio mítico de mi niñez y de mis primeros escarceos amorosos».

En la última parte, «Otros escritos» , Reyes plasma la visión que dieron del paisaje de Lora tres grandes escritores: Azorín , Juan Ramón y Machado . «Puede que Machado sí estuviera en Lora. Azorín y Juan Ramón la recrearon desde el tren». En el libro se reproducen los textos con reminiscencias loreñas de estos autores.

Retrato de su madre

Aparte de dedicarle un artículo a su tío Alfonso Becerra , que tenía una imprenta y que le infundió el amor por los libros, este profesor también evoca a su madre . «Era una persona muy animosa y con muchas ganas de vivir. Le encantaba cantar copla . Cuando los “camisas negras” estuvieron acantonados en Lora durante la Guerra Civil, se le quedó en la memoria el famoso himno que hablaba de la campaña de Abisinia. Ella nos lo cantaba sin saber siquiera qué decía la letra. Recuerdo a mi madre acunando a mis hermanos con esa canción, como si se tratara de una nana».

En ese apartado familiar también se incluye el texto que le dedicó a su hermano José María , que fue discípulo de José Manuel Blecua Teijeiro y catedrático de Literatura de la Universidad de Barcelona. «Editó dos obras críticas fundamentales junto a la prestigiosa hispanista italiana Inoria Pepe Sarno : las «Anotaciones » de Fernando de Herrera a la obra de Garcilaso y la «Filosofía Vulgar» de Juan Mal Lara , publicadas en Cátedra en 2001 y 2013, respectivamente”».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación