David Botello y May Rodríguez Albendea, autores de este libro sobre Felipe el Hermoso
David Botello y May Rodríguez Albendea, autores de este libro sobre Felipe el Hermoso - ABC

La leyenda urbana que rodea a la muerte de Felipe el Hermoso y que Fernando el Católico supo propagar

El libro «Felipe el Hermoso. Anatomía de un crimen,

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Habitualmente, se nos había vendido la leyenda urbana de que Felipe el Hermoso (Brujas, 1478-Burgos, 1506) había fallecido al beber un vaso de agua fría después de practicar un juego de pelota, pero detrás de esa creencia hay aún muchos misterios que no establecen claramente de qué falleció realmente el primer Habsburgo que reinó en España, pero que apuntan a una posible muerte por envenenamiento a manos de su suegro, Fernando el Católico. Más de cinco siglos después, aún sigue en pie el misterio sobre quién pudo asesinar al borgoñón. Ésta y muchos más temas se abordan en el libro «Felipe el Hermoso. Anatomía de un crimen» (Oberon), un estudio que han publicado David Botello y May Rodríguez Albendea.

Preguntados ambos autores por si su obra levantará ampollas, Rodríguez Albendea admite que «depende, serán demasiadas si son muchos los que comulgan con los mitos intocables de la historia.

Pero sinceramente creo que la mayoría de la gente tiene un sentido más crítico. Serán más los que entiendan la lógica histórica que presentamos». Por su parte, Botello añade que «hemos hecho el ejercicio de ponernos en la piel de los perdedores, que son los que tenían la razón de su parte, en vez de dar la razón a los vencedores siguiendo la inercia de la Historia oficial». Éste último añade que «me gusta decir que venimos en son de guerra. Un poco para que se muevan las cosas, para cuestionar algunas verdades oficiales».

Respecto a la posibilidad de que la historia del vaso de agua fuera una leyenda urbana, May Rodríguez asegura que «si no es una leyenda urbana estamos ante el primer hombre (y último) de la historia de la humanidad que muere por beber un vaso de agua fría en cinco días». Por su parte, David Botello comenta que «Fernando era un maestro de la propaganda. Lo del vaso de agua fría, repetido erre que erre por nuestras abuelas, «cuidado, hijo, no bebas agua fría, que te va a pasar lo que a Felipe el Hermoso», nos ha hecho preguntarnos si no sería él, o su gente, los que empezaron con la cantinela para borrar cualquier indicio del crimen. Un crimen, por otra parte, que ha sido sistemáticamente silenciado en Castilla y en España, pero del que hay pocas dudas más allá de los Pirineos».

En cuanto a si la reina Isabel tenía o no un carácter maquiavélico como su marido Fernando, May Rodríguez asegura que «creo que Isabel, siendo niña y adolescente, también fue un instrumento de otras personas que querían deshacerse de Enrique IV. Pero precisamente crecer entre tales intrigas y personajes la hicieron aprender mucho y muy rápido. Para cuando es reina de Castilla, no tiene nada que envidiarle a su marido. Llegó al trono muy preparada, y escarmentada, en las malas artes». Sobre este asunto, añade David Botello que «El Príncipe» de Maquiavelo podría haberse llamado «La Princesa». «Tanto monta, monta tanto. Los dos eran muy ambiciosos, y estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para conseguirlo. Ese “lo que fuera necesario” no siempre era, digamos, éticamente saludable».

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