NOVEDAD EDITORIAL

José Iglesias Blandón: «Los verdaderos creadores de literatura jamás se hicieron ricos solo escribiendo»

El escritor sevillano debuta en la poesía con ‘Naturaleza’ (Samarcanda)

José Iglesias Blandón ha creado un poemario que sitúa al lector en el mundo contemporáneo que nos rodea Miguel Ruiz Poo

Andrés González-Barba

Después de unos años en los que José Iglesias Blandón (Sevilla, 1984) ha estado inmerso en labores editoriales con la editorial sevillana mr.momo, este periodista y escritor acaba de publicar su primer poemario, ‘Naturaleza’ (Samarcanda), una lúcida visión del mundo contemporáneo a través de unos versos llenos de referencias a la cultura pop.

¿En qué momento sentió la necesidad de empezar a escribir estos poemas?

Escribir y publicar son dos movimientos con ritmos bien distintos. El primero forma parte de mi rutina prácticamente a diario; suelo ser muy disciplinado para ello, incluso con horarios, siempre ando trabajando en algún proyecto creativo. El segundo depende, por un lado, de la predisposición de las editoriales y, por el otro, de que yo considere que un producto cultural propio está bien rematado y merece ser compartido. Me preocupa escribir, no publicar. En estos últimos cuatro años, entre otras cosas, he escrito muchísimos poemas. Solo treinta conforman ‘Naturaleza’.

Son, por lo general, poemas de gran extensión donde el elemento narrativo está muy presente, pero sin perder de vista recursos eminentemente poéticos como las enumeraciones caóticas, los polisíndeton...

La poesía narrativa, el verso libre, aunque se aleja de los metros clásicos, no puede ser una pincelada de pensamiento mañanero en Twitter. Debe tener una arquitectura discursiva interna que, sobre todo, responde al manejo del ritmo, de los tonos; y, sobre todo, a un baile con el lenguaje. Entre medias, por supuesto, hay espacio para la música de anáforas o hipérboles.

En estos versos subyace una visión trágica y pesimista de la vida, siempre en primera persona, aunque también pienso que hay lugar para lo ‘gracioso’, como se expresa en la cita inicial que recoges de Stephen Hawking.

En ‘Naturaleza’, la voz poética, como una deidad por encima de todo y de todos, suele hablar desde las ‘alturas’, quizás para demostrarnos la universalidad de la condición humana, que hasta los más santos se sienten solos, buscan sexo, padecen trabajos donde no son felices, lloran, dicen adiós para siempre, sangran, hacen caca. El dolor me parece un sentimiento catalizador fundamental desde el que aproximarse a lo artístico. Pero, como bien dice, me encanta observarlo desde un prisma irónico. Algo así como aquello que decía Woody Allen: «Comedia es igual a tragedia más tiempo». Nos tomamos demasiado en serio el sufrimiento.

Ausencia del padre

¿Cómo le ha influido la muerte y posterior ausencia de su padre a la hora de plasmarlo en estos textos?

Las experiencias nos van modelando. Tanto las personales como las profesionales. La escritura, entre otras muchas cosas, me parece un lugar ideal para conversar conmigo mismo. O, mejor dicho, como dijera Mariano Peyrou, para escuchar al otro que hay en uno. En silencio, en soledad; una clase de meditación artística. Y en los últimos años han pasado muchas cosas en mi vida, entre ellas el fallecimiento de mi padre. Pero no olvidemos que en ‘Naturaleza’ conviven muchas máscaras poéticas (la del autor, la del poeta, la del narrador) y que, como ejercicio de autoficción, hay muchas puertas —y todas válidas— en ese camino hacia alguna clase de verdad.

‘Naturaleza’ ofrece también una vasta visión de su cultura pop, ya que hace referencia a iconos como Bon Scott, Jimi Hendrix (del que además incluyes una cita inicial), las sopas Maggi, Ingmar Bergman, Lester Young...

Si Marcel Duchamp y Andy Warhol consiguieron aquello con un inodoro y una lata de sopa, respectivamente, imagínese cuánto podríamos hacer con una cama de IKEA. No tenemos que irnos muy lejos, a veces basta con mirar a nuestro alrededor, en nuestro entorno más inmediato. También, esta intertextualidad es algo muy generacional: la música, el cine o la literatura están tan anclados en nuestro imaginario colectivo que no solo es que ya apenas se entiendan unos sin otros, sino que se han convertido en algo idiomático, una manera de comunicación.

Cubierta del poemario ABC

Su pasión por la cultura estadounidense también es evidente en el poemario. No en vano cita a escritores que conoce bien como Scott Fitzgerald, Salinger, Kerouac y, sobre todo, Raymond Carver. ¿Cree que la mirada poética de este último ha podido influirle en cierto modo a la hora de escribir estos versos?

No lo dudo. La suya y la de otros escritores cuya literatura siempre me hace preguntarme cosas, como Manuel Vilas, Lorrie Moore, Kjell Askildsen, John Fante o Leopoldo María Panero, entre otros.

Durante mucho tiempo ha estado relacionado con la cultura, ya sea organizando actividades diversas en librerías, impartiendo talleres de escritura, moderando foros literarios y, en los últimos años, dedicándose a la labor de editor. ¿Para publicar un poemario como este era necesario estar liberado de esa actividad y empezar de cero?

Para publicarlo, no. Pero para escribir… Cuando escribimos, ya nos gustaría disponer de todo el tiempo y el espacio del mundo para dedicarlos con exclusividad a ello. Aunque las subidas de las tarifas de luz no perdonan y hay que trabajar en todos los frentes. Y, bueno, menos mal, porque si no de dónde sacaríamos vivencia sobre las que escribir, ¿verdad?

¿Qué piensa sobre la polémica que se ha generado en los últimos años en el mundo de la poesía, donde el mercado editorial español ha estado dominado por poemarios escritos por músicos, cantantes e influencers de redes sociales que han desbancado a algunos poetas consagrados?

Puedo llegar a comprender que algunas editoriales, como criterio empresarial, prefieran invertir en productos donde prime lo cuantitativo (por ejemplo, el número de seguidores que tengas en TikTok o de realities en los que hayas presentado) a lo cualitativo (es decir, la calidad artística de un texto basada en parámetros técnicos) para conseguir mayores e inmediatos beneficios económicos. Al fin y al cabo, hay oferta porque hay demanda. Lo que me cuesta comprender más es lo pronto que ponemos etiquetas como ‘cantante’, ‘escritor’ o ‘cultura’. Vivimos en una era de posverdad donde todo convulsiona y resulta muy complicado de encauzar. Como viene siendo una constante histórica, el tiempo pondrá a los verdaderos creadores de literatura en su lugar (en los centros educativos, en las bibliotecas, en las escuelas, en las librerías, en las clases de escritura creativa). Si la preocupación aquí es económica, tranquilidad, pues, lamentablemente, como también viene siendo una constante histórica, los verdaderos creadores de literatura jamás se hicieron ricos solo escribiendo y en el momento de publicar sus obras. Con lo colapsado que está el mercado editorial, el hecho de que un escritor no influencer viva solo y exclusivamente de su literatura (es decir, venta de libros más charlas, artículos, clases…) ya me parece todo un éxito profesional del que sentirse orgulloso.

Después de publicar libros tan arriesgados como ‘Cenzontle’ y ‘Naturaleza’, ¿cuál va a ser su próximo paso?

En estos momentos, el desarrollo de mi tesis doctoral en Comunicación, Literatura, Ética y Estética me está absorbiendo mucho tiempo diario de investigación y escritura. De todos modos, paralelamente, estoy trabajando algunas cosas relacionadas con el teatro.

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