Jacinto Benavente, escribiendo en la biblioteca de su casa en 1930
Jacinto Benavente, escribiendo en la biblioteca de su casa en 1930 - ABC
150 aniversario de su nacimiento

Si Jacinto Benavente hubiera tenido Twitter...

Alfilerazos del ilustre dramaturgo y Nobel de Literatura que rondan los 140 caracteres

MADRID Actualizado: Guardar
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Hombre de teatro y de ingenio, Jacinto Benavente dejó en sus obras frases memorables que, de haber existido Twitter en aquella primera mitad del siglo XX, a buen seguro habrían sido replicadas con cientos de retuits por numerosos seguidores. En el 150 aniversario del nacimiento del Nobel de Literatura (Madrid, 12 de agosto de 1866/ Madrid, 14 de julio de 1954), recordamos una treintena de sus geniales alfilerazos que rondan los 140 caracteres:

«No hay nadie tan elocuente como uno mismo cuando quiere persuadirse de lo que le conviene estar persuadido» («Gente conocida», 1896)

«Los amores son como los niños recién nacidos: hasta que no lloran no se sabe si viven» («La comida de las fieras», 1898)

Caricatura de Jacinto Benavente
Caricatura de Jacinto Benavente - ABC

«Si hubiésemos de apreciar nuestra bondad por la gratitud de los favorecidos con ella, tendríamos que creer que solo habíamos hecho mal» («El demonio fue antes ángel», 1928)

«Muchas veces, el que nos crean mejores de lo que somos nos obliga a serlo» («¡No quiero, no quiero!», 1928)

«Cuando no se piensa lo que se dice, es cuando se dice lo que se piensa» (¡No quiero, no quiero!», 1928)

«Cambiar los nombres, sin cambiar las cosas, es lo primero con que se engaña al pueblo en todas las revoluciones» («Santa Rusia», 1932)

«El perdón es siempre una humillación y tarde o temprano acabamos por odiar al que ha tenido algo que perdonarnos» («La verdad inventada», 1933)

«Nunca se piensa más que cuando parece no piensa uno en nada» («Al fin, mujer», 1942)

«Con nada se aprende tanto como con enseñar» («La enlutada», 1942)

«Nuestra vida no es nunca lo que hemos querido, sino lo que hemos tenido que dejar de querer» (Los niños perdidos en la selva», 1942)

«A los amigos no se les debe pedir nunca nada. Es el único medio de conservarlos. El dinero se les pide a los enemigos. Es el modo, también, de conservarlos» («Don Magín el de las magias», 1944)

«El peligro del amor no está en las flechas que nos tira, sino en la venda que nos pone...» («Don Magín el de las magias», 1944)

«La educación no es cosa de un día ni de dos... He conocido familias mal educadas hasta la quinta generación. Es la enfermedad más hereditaria» («Abdicación», 1948)

«Lo más parecido a la mentira es el silencio, cuando se calla lo que no se quiere decir» («Divorcio de almas», 1948)

«La naturaleza es generosa, y a la vejez nos quita el sueño para regalarnos un poco más de vida» («Al amor hay que mandarle al colegio», 1950)

«Lo malo que hacemos no prende tanto en la conciencia como lo malo que pensamos» («Tú, una vez, y el diablo, diez», 1950)

«El dinero es como el agua; por muy limpio que sea su origen, al correr pasa por muchos lodazales y no llega siempre limpio a nuestras manos» («Mater Imperatriz», 1950)

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