El escritor Cixin Liu, fotografiado durante su estancia en Barcelona
El escritor Cixin Liu, fotografiado durante su estancia en Barcelona - INÉS BAUCELLS

Cixin Liu, la nueva fiebre amarilla por la ciencia ficción

El escritor chino presenta «El problema de los tres cuerpos», fenómeno editorial que recupera el peso científico del género

BARCELONA Actualizado: Guardar
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El equipo de filmación que documenta su gira europea se ha tomado un respiro, pero la maquinaria promocional no descansa y Cixin Liu (Yangquan, 1963) se prepara para hablar, una vez más, de física cuántica, supersimétría, teoría de las supercuerdas y demás cuestiones científicas que, por extraño que parezca, le han convertido en uno de los grandes fenómenos literarios de temporada.Échenle la culpa a Obama y a Mark Zuckerberg, responsables de aupar el libro en Estados Unidos, o, mejor aún, a «El problema de los tres cuerpos» (Nova), alucinado y alucinante relato que salta de la Revolución Cultural a la vida extraterrestre y de la ciencia pura y dura a las pesquisas detectivescas para convertir a su autor en el mascarón de proa de la ciencia ficción china.

No en vano hablamos del primer autor que se ha llevado el prestigioso premio Hugo con una novela no escrita originalmente en inglés. «Como subcultura, la ciencia ficción tiene en China una base de público muy fiel, y yo me considero de los primeros de esa primera generación de lectores. Es una manera de cambiar la monotonía de la vida y ensanchar las miras de este mundo», relativiza Liu, antiguo ingeniero en una central eléctrica de Yangquan y adorador en sus ratos libres de esa Santísima Trinidad del género formada por Isaac Asimov,Arthur C. Clarke y Robert A. Heinlein.

A todos ellos se encomienda en «El problema de los tres cuerpos», primer título de una ambiciosa trilogía que relata cómo una astrofísica represaliada durante la Revolución Cultural establece contacto con una raza extraterrestre y toma la peor de las decisiones. «En la historia reciente de China, solo un contexto como el de la Revolución Cultural permite explicar algo así de irracional», relata Liu sobre la traición que alimenta una trama salpicada de presencies alienígenas, inexplicables suicidios entre la comunidad científica, videojuegos que esconden mensajes cifrados e infinidad de conceptos científicos servidos sin anestesia.

«Ahora en la ciencia ficción pesa más la ficción que la ciencia, pero al principio era al revés, y yo intento volver a los orígenes del género. En cierto modo, se pueden considerar mis libros un acto de defensa de las novelas de ciencia ficción», reivindica un autor que sitúa el origen de la novela no en una historia, sino en una teoría científica. «En la física clásica hay problema no resuelto que es el de los tres cuerpos; tres objetos que giran entre ellos sin una pauta fija y sin modelo matemático posible para predecir el movimiento. Si con solo tres objetos no podemos fijar una pauta, ¿cómo vamos a conocer el universo?», se pregunta.

A la espera de que se publiquen en España «El bosque oscuro» y «El final de la muerte», títulos que completan la trilogía, Liu trabaja como asesor en la adaptación cinematográfica de la historia -«será la primera gran producción china de ciencia ficción», avanza- y relativiza un hipotético desembarco de autores de género surgidos en el gigante asiático. «Ahora la gente se fija más en la literatura china debido a que el país cada vez es más conocida y suscita más interés, pero no hay un boom de ciencia ficción china, ya que hay pocos escritores y la calidad tampoco es que sea demasiado alta. No hay masa crítica para convertirse en una literatura exportadora de ciencia-ficción», asegura.

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